La embajada checa en Argentina colabora con la comunidad wichi
Las embajadas checas cuentan con un importante plan de ayuda para los países más vulnerables del mundo. Aunque Argentina y Paraguay no están en esa lista, también participan de una convocatoria anual destinada a solucionar algún problema específico. El flamante proyecto que ya entró en obra es la perforación de tres pozos de agua en el norte argentino para mejorar las condiciones de vida de los wichis.
Aunque no integran la lista de los países más vulnerables que reciben un importante plan de ayuda por parte de las distintas embajadas checas, tanto Argentina como Paraguay participan de una serie de proyectos organizados, en este caso, por la embajada checa en Argentina para resolver algunos problemas puntuales, tal como nos explica su consejero económico Radek Hovorka, que trabaja en Buenos Aires hace un año y medio.
“Es una herramienta financiera para hacer unos pequeños proyectos de desarrollo, entonces en la embajada de la República Checa abrimos una convocatoria en la página web y esperamos las respuestas de las sociedades y ONG argentinas. La Fundación Siwok ganó el concurso y estamos muy felices porque está muy comprometida y el proyecto está muy bueno y va a ayudar mucho a las comunidades indígenas wichi”.
La convocatoria en cuestión se abre anualmente a todas las áreas de desarrollo siempre y cuando pueda resultar, en algún aspecto, útil para la sociedad argentina. En este caso, se trata de la perforación de tres pozos en el norte de ese país, para distribuir agua potable a distintas familias de la comunidad wichi, lo cual constituye un problema extremadamente serio ya que el año pasado, sin ir más lejos, se decretó una emergencia sanitaria por falta de agua potable en algunas zonas de la región.
“El agua para estas familias es muy importante porque no la tienen, sufren mucho la sed y el agua les va a ayudar también en la plantación. Ellos viven de la ganadería y agricultura entonces gracias al agua pueden plantar maíz, tomate y otros productos”.
Tal como explica Radek Hovorka, la de los wichis es una comunidad muy vulnerable en lo que respecta a educación, salud y trabajo al tiempo que se encuentran en plena lucha por obtener sus derechos sobre la tierra. De hecho, se la suele considerar la minoría más vulnerable de Argentina y es por eso que, según cuenta Hovorka, en la embajada checa están muy contentos con la posibilidad de aportar a la causa. Las obras ya se están realizando desde hace dos meses y calculan que podrían llegar a finalizarse entre septiembre y octubre.
“Es bastante rápido: la perforación de un pozo de cien metros requiere dos meses, pero hay que destacar que no se trata solo de los pozos de agua ya que después viene una serie de entrenamientos para plantar y tratar la máquina del pozo, y también es importante que este entrenamiento lo ofrecen en su propio idioma los mismos wichis”.
Como algunos de ellos no hablan español, la Fundación Siwok, que trabaja con esta comunidad desde hace más de treinta años, luego de realizar los pozos tiene pautadas una serie de reuniones de capacitación con los coordinadores wichis que se encargarán, finalmente, de difundir su conocimiento. Hovorka aclara que, en Paraguay, se realizan otros proyectos que también aparecen en la página web de la embajada checa. En ambos países, las ONG pueden presentar su candidatura para ejecutar un proyecto que cuenta con una financiación de casi veinte mil euros.
“La embajada checa en Argentina cubre Argentina, Paraguay y Uruguay y nosotros podemos hacer estos proyectos de desarrollo en Paraguay y Argentina que están en el grupo de países un poco más vulnerables que Uruguay. La ayuda oficial de República Checa suele concentrarse en seis países: Bosnia y Herzegovina, Etiopía, Zambia, Moldavia, Georgia y Camboya, en el resto de los países realizamos solo estos pequeños proyectos que no tienen un monto, pero el mensaje que queremos dar es que estamos presentes y que queremos ayudar”.
Explica Hovorka que una vez que se concluya este proyecto, cada pozo estará en condiciones de proveer alrededor de cinco mil litros de agua por hora, lo cual significará un avance importante ya que, hasta el momento, cada familia de la comunidad wichi tiene que trasladarse bastante lejos para conseguir agua que ni siquiera es de buena calidad. Hovorka celebra que, además de este proyecto puntual, se están realizando más pozos de agua en las provincias argentinas de Salta y Chaco. En cuanto al proceso de convocatoria y selección se siguen siempre una serie de etapas y fases.
“La embajada recibe las sugerencias de los proyectos de las ONG, luego tres personas de las embajadas los evaluamos porque se supone que los que estamos en Argentina conocemos un poco más la situación que la cancillería en Praga, después enviamos esas sugerencias a la cancillería, ahí pasan a ser evaluados y después se forma una comisión para una evaluación final, entonces la voz de la embajada constituye una recomendación, la decisión final depende de la cancillería checa en Praga”.
Radek Hovorka también habla griego y domina el español gracias a que estudió en Puerto Rico y trabajó un año en España. Aunque nunca antes había estado en Argentina, tenía en claro que se trataba del país latinoamericano con mayor cantidad de descendientes checos. Asegura que se quedó impresionado, sobre todo, con la naturaleza y la belleza de Iguazú, los Andes y la Patagonia que, en cierto punto, le hace acordar a los bosques de su país, incluso por las típicas casas de madera que se pueden ver en varios lugares de Chequia y en el sur argentino.
“Al principio del siglo XX llegaron en total cincuenta mil checos y ahora la estimación es que hay cuatrocientos mil descendientes con raíces checas y la verdad es que influyen en el trabajo de la embajada porque tenemos muchas solicitudes para obtener la ciudadanía checa. Además, intentamos hacer actividades en el norte de Argentina, justo este proyecto nos viene bien porque, además de ayudar a los indígenas, estamos en contacto con descendientes checos: uno de los perforadores de agua, de hecho, tiene apellido checo”.
Lo que sí lamenta Hovorka es que, a pesar de haber planeado una visita a Chaco, provincia que concentra la mayor comunidad checa del país, aun no pudo hacerlo debido a la pandemia. De todos modos, afirma que le parece muy reconfortante el esfuerzo que realizan los descendientes y las asociaciones checas en varios puntos del país para preservar la cultura: a través de bailes, trajes típicos, clases de idioma y comidas que, en su opinión, hacen que él mismo pueda sentirse un poco en casa, a pesar de estar tan lejos del país donde nació.