La cumplida maldición de la ciudad de Most
El alquimista inglés Edward Kelley pasó en la ciudad de Most unos desagradables momentos, que le llevaron a maldecir la ciudad para que desapareciera del globo. Sus palabras se han hecho realidad.
Gracias a su supuesta hazaña de convertir metal en oro, Kelley pronto se ganó el afecto del aristócrata. No obstante, el alqumista no pasó mucho tiempo tendido al sol. Tras matar en un duelo a un funcionario Real, acabó encarcelado en el castillo de Křivoklát. Tras su intento de escapar por la ventana, acabó con una pierna rota, que le tuvo que ser finalmente amputada.
Las autoridades ordenaron trasladar a Edward Kelley al castillo de Hněvín, situado en la ciudad de Most, que a su juicio era un lugar más seguro. Kelley recibió permiso para seguir desarrollando en Most sus experimentos alqumistas y fue allí donde escribió un tratado sobre la Piedra Filosofal, con el que quería deslumbrar al emperador para que le dejara en libertad. Al no lograr el indulto, decidió redimirse por su cuenta, afirma la portavoz del Ayuntamiento de Most, Alena Sedláčková,
“Kelley intentó escaparse de nuevo al igual que antes del castillo de Křivoklát. No obstante, esta vez se lesionó la segunda pierna”.Edward Kelley se negó a pasar el resto de su vida tullido y a sus 42 años optó por la muerte. Una leyenda dice que antes de tomar una dosis de veneno, Kelley maldijo el lugar que le deparó esos momentos tan desagradables, prosigue Sedláčková.
“Supuestamente pronunció la maldición de que la ciudad de Most desapareciera de la superficie de la Tierra”. Y así fue. El castillo desapareció tan solo unas décadas después, como respuesta del emperador a la petición de los ciudadanos, que se sentían amenazados por su presencia. Su situación estratégica lo convertía en blanco de muchas tropas enemigas sobre todo en el siglo XVII durante la Guerra de los Treinta Años, lo que deparó a los habitante momentos de preocupación.
La ciudad de Most fue arrasada casi entera cuatro siglos después de la maldición de Edward Kelley. En 1964, el Gobierno comunista ordenó allanarla, ya que consideraba los extensos yacimientos de carbón que se hallaban debajo de más importancia que la urbe medieval, cuyas joyas arquitectónicas nada tenían que envidiar a las ciudades históricas más frecuentadas de Chequia. Los más de 700 años de la historia de la ciudad de Most se disolvieron en pocos días en el ruido de las excavadoras.El único monumento que llegó a salvarse fue la Iglesia de la Asunción de la Virgen María, que fue desplazada gracias al uso de una tecnología única a otro lugar.
En el lugar del castillo de Hněvín se alza actualmente su réplica, en cuyos interiores pueden encontrar el taller de Edward Kelley y conocer sus experimentos más y menos exitosos.