Un paseo por la historia, rincones y secretos de la farmacia más antigua de Praga
Con una impresionante historia que se remonta a finales del siglo XV, la Farmacia del Águila Negra empezó a hacerse conocida cuando la emperatriz María Teresa la decretó ‘farmacia de los monarcas’. En la actualidad, además de producir una versión modernizada del famoso ‘ungüento praguense’, sigue atendiendo a embajadores y a muchos turistas.
Además de sus monumentales iglesias, mansiones y palacios, el hermoso barrio de Malá Strana cuenta nada menos que con la farmacia en funcionamiento más antigua de Praga. Inaugurada en el año 1488, en su imponente decoración y mobiliario no queda casi nada original del siglo XV, pero, aun así, casi todo lo que se ve data de 1890. Por otro lado, el hecho de que aún siga en funcionamiento y haya sobrevivido a tanta historia podría parecer un milagro, pero en realidad es mérito de mucha gente de carne y hueso, tal como indica Branislav Fulier, su actual jefe farmacéutico y encargado.
“Funciona gracias el entusiasmo de los farmacéuticos de todas esas generaciones que componen su historia. También fue importante el hecho de que construyeran aquí una fábrica para ganar espacio porque llegaron a fabricarse diez mil jarabes al mes y necesitaban hacerla más eficiente, fue muy importante que la familia Fragner siempre quiso que la farmacia siguiera funcionando”.
“En el museo de Kuks hay un montón de reliquias de esta farmacia, toda una sección de la familia Fragner”.
La farmacia, tal como hoy se la conoce, fue fundada por Benjamin Fragner en el año 1857. Luego continuó la tarea su hijo Karel quien, poco a poco, fue desarrollando nuevas fórmulas y ampliando a tal punto la producción que el espacio del inmueble ya no resultaba suficiente. Así fue que decidieron comprar un terreno en Měcholupy y, con la ayuda del afamado arquitecto de la familia Jaroslav Fragner, construyeron hacia 1930 una fábrica que llegó a emplear a unas quinientas personas hacia finales de la Segunda Guerra Mundial y en la que se crearon las primeras versiones de la penicilina checa. En la familia Fragner había muchos científicos y personas con un alto nivel de educación, lo cual los eximía de ir al frente de batalla. Agrega Fulier que, ya en la época del comunismo, les confiscaron la fábrica y también el resto de esa farmacia, que pasó a la historia como el lugar donde hacían sus consultas los monarcas.
“Es verdad que con tanta historia se podrían haber conservado muchos más objetos, pero por desgracia, con la llegada del comunismo, tenían tanto miedo de que destruyeran sus pertenencias que las trasladaron al hospital y museo de Kuks, cerca de Hradec Králové. Llevaron incluso el decreto que María Teresa había emitido en el siglo XVIII para nombrarla farmacia de la corte, una farmacia a la que podían acudir los gobernantes en busca de sus medicinas. De hecho, en ese museo hay un montón de reliquias de esta farmacia, toda una sección de la familia Fragner, porque, por desgracia, en la época comunista se robaban y destruían bienes, así que se llevaron todo eso para poder salvarlo”.
Asegura Fulier que cada una de las personas que trabajan en el lugar, incluido el doctor Zbyněk Sklenář, quien se ocupa de crear nuevas recetas en el laboratorio y lleva publicados varios libros, están orgullosas de la historia de este sitio acerca del cual podrían escribirse varias novelas: no solo porque en sus instalaciones se cometió un crimen vinculado con un adulterio, sino porque hay quien asegura que, en su momento, se utilizaban aquí algunas de las recetas del alquimista Edward Kelley. De hecho existe una obra en dos tomos que cuenta la historia de la farmacia.
En familia
Otro gran mérito que, según Fulier, tiene esta farmacia es el de seguir siendo una empresa familiar porque, según cuenta, las farmacias suelen pasar a manos de oligarcas o grandes empresarios que establecen enormes cadenas, borrando así el pasado legendario de cada sitio.
“El edificio de la farmacia sigue siendo propiedad de la familia Fragner hasta el día de hoy, lo cual significa que dieciséis personas de la familia cuentan con una parte. Por eso mismo, cuando me hice cargo de la farmacia, en octubre de 2022, necesitaba un documento firmado por cada uno de ellos en el que expresaran su acuerdo para que la farmacia siguiese funcionando. Algunos viven aquí en Praga, en Vinohrady o incluso en Malá Strana, pero no fue tan sencillo porque otros viven en Francia o incluso en Suiza. No obstante, logramos llegar a un acuerdo y, afortunadamente, la farmacia sigue en pie”.
Cuenta Fulier que el curioso nombre del lugar se debe a que, en el pasado, muchas farmacias tomaban nombres de animales y el águila simbolizaba justamente que el lugar atendía a los monarcas, es decir, las personas ubicadas en el escalafón más alto de la sociedad. Abierta todos los días de 9:30 a18:00, con la única excepción del domingo, el hecho de contar con una ubicación de privilegio incide también en su clientela.
“La farmacia atiende a pacientes de todas las procedencias. Durante la semana, podríamos decir que atendemos a un 50% de checos y a un 50% de turistas. También tenemos muchos pacientes de embajadas como la italiana o la de Estados Unidos, y los viernes y sábados hay gran preponderancia de extranjeros porque durante el fin de semana salen de paseo para visitar, por ejemplo, el Castillo de Praga. Así que tenemos un montón de extranjeros. Y por eso estamos formando al personal para que puedan comunicarse en varios idiomas como inglés, francés, alemán, ruso, sueco, italiano y, con un poco de suerte, esperemos que pronto también español”.
Branislav Fulier, de hecho, habla inglés y alemán, y ahora mismo está haciendo un curso intensivo de italiano para poder atender a los clientes que se comuniquen solo en ese idioma. Con su múltiple rol de jefe farmacéutico, empresario y operador, agrega que si bien siempre había planeado trabajar en forma independiente, cuando un colega le ofreció hacerse cargo de esa farmacia tan emblemática ni siquiera lo dudó. Por otro lado, agrega que formar a los empleados para que puedan comunicarse en muchas lenguas es una verdadera prioridad porque, del otro lado de la puerta, puede pasar en un solo día gente de casi todos los países del mundo.
“Es bastante curioso que el primer sitio al que los turistas se les ocurre preguntar por determinado lugar que buscan en la ciudad es, precisamente, esta farmacia, pero es porque saben que estamos aquí para ayudarlos. Así que, algunas veces, respondemos consultas que no tienen nada que ver con la salud, como si por momentos fuéramos también un centro de información turística”.
En ese sentido, afirma Branislav Fulier que si la consulta más frecuente que tienen es la pregunta por algún remedio que alivie el dolor de cabeza, la segunda es cómo hacer para llegar al Castillo. Sin embargo, explica que trata de no perder nunca la paciencia y, en esos casos, simplemente les explica cómo hacerlo y hasta les recomienda evitar las escaleras e ir por Nerudova, una calle muy bonita con muchos negocios.
Tour mágico y farmacéutico
Además de funcionar un poco como centro de atención al turista, el espacio de la farmacia en sí es tan amplio y tiene tanta historia que podría organizarse allí un tour guiado. Además de la sala de atención y las oficinas internas, la farmacia cuenta con un laboratorio propio en el que se producen entre doscientos y trescientos preparados, y un enorme sótano que, en la actualidad, no se utiliza por razones higiénicas, aunque, en su momento, funcionaba como herbario y depósito de las materias primas que se utilizaban para producir los distintos ungüentos. Entre ellos, su producto estrella: el milagroso ungüento praguense inventado por el doctor Schrank, cuyo primer registro data de 1866. Cuenta Fulier que la abuela de la familia Fragner conoció a una vecina en la zona de las escaleras del Castillo que le habló de ese excelente producto capaz de aliviar todo tipo de lesiones en forma casi inmediata. Y sin dejarla ni siquiera reaccionar, instó a la abuela a convencer al farmacéutico Benjamin Fragner de empezar a venderlo cuanto antes.
“Él aprovechó esa oportunidad y comenzó a vender a granel ese medicamento que se produjo sin interrupción durante casi noventa años. Incluso en la década del 50 se seguía haciendo en SPOF, la unión de fábricas farmacéuticas. Se utilizaba para cortes menores, heridas con pus y era genial. Se hacía en grandes cantidades y los ingredientes básicos eran... mejor no decirlo, prefiero mantenerlo en secreto”.
Lo que no es tan secreto es que ese ungüento gozaba de una gran popularidad en todo el Imperio Austrohúngaro y además se exportó a muchos países europeos como España, Alemania y Francia. Cuenta Fulier que incluso existe una teoría según la cual la fórmula también se vendió a Estados Unidos, a pedido de los muchos compatriotas que habían emigrado allí y echaban de menos sabores, lugares, costumbres y se ve que también remedios. Es decir que, junto al pan checo, los knedlíky y seguramente la cerveza, habrían hecho importar el ungüento milagroso de Praga.
El regreso del ungüento
“Respondemos consultas que no tienen nada que ver con la salud, como si por momentos fuéramos también un centro de información turística”.
En la actualidad, la farmacia está realizando una nueva versión modernizada de ese mismo ungüento praguense que se vende en dos formatos de diez y veinte gramos, y contiene, por ejemplo, bálsamo peruano de ácido salicílico, vitamina E y aceite esencial de pino. Asegura que el uso es exactamente el mismo que se la daba hace cien años: heridas infectadas, roces y quemaduras; aunque tuvieron que cambiar algunos ingredientes que ya no se permiten en la actualidad porque, en efecto, esa especialidad de la casa que solo se fabrica en este sitio, se vende sin receta.
“No vendemos tantas unidades como hace cien años, pero lo vendemos bastante a menudo. Como es algo que solo existe en nuestro país, la gente se va enterando poco a poco, y algunos nos dicen que se trata de un ungüento milagroso. Por ejemplo, se puede aplicar con un apósito cuando tienes una uña infectada. He recibido comentarios de un paciente que lo compró el viernes y al otro día me vino a decir que el producto había logrado hacer un milagro”.
Aunque reconoce que, hasta el momento, él nunca tuvo que usarlo, afirma Branislav Fulier que muchos pacientes se convierten en clientes habituales gracias al famoso ungüento. De hecho, hace poco una mujer le contó que lo usa también para el acné, algo que ellos no habían pensado. Sin embargo, reconoce que tiene sentido porque se trata de un producto muy efectivo contra cualquier tipo de inflamación.