La columna mariana volverá a la Ciudad Vieja de Praga

Foto: Sociedad para la Renovación de la Columna Mariana

El Ayuntamiento de Praga ha dado el visto bueno a la renovación de la Columna Mariana de la plaza de la Ciudad Vieja, que fue destruida en 1918 por una multitud enfervorecida. El monumento, erigido en 1652, era considerado por los nacionalistas checos un símbolo del sometimiento de la nación a la católica Austria.

La laza de la Ciudad Vieja con la Columna Mariana
Durante trescientos años fue parte insustituible de la plaza de la Ciudad Vieja de Praga, hasta que fue destruida en 1918 en un arranque de entusiasmo nacionalista. Ahora casi un siglo después la Columna Mariana volverá a su lugar original, gracias al trabajo de una sociedad creada a tal efecto, a las donaciones de decenas de particulares y al trabajo gratuito del escultor Petr Váña, que tiene ya prácticamente terminada una réplica exacta del monumento, esculpida como el original, en arenisca.

La renovación, aprobada ya por el Ayuntamiento de Praga, es en cierta forma un símbolo de la reconciliación de los checos con su pasado. La Columna Mariana, construida en 1652, en plena recatolización de las Tierras Checas, fue a partir del siglo XIX un símbolo del catolicismo y, por tanto, del dominio de los Habsburgo sobre el pueblo checo. La estatua se alzaba además en el lugar donde en 1621 fueron ejecutados los 23 líderes checos que se rebelaron contra Viena.

¡Cárgatela ya!

La corriente principal del movimiento patriótico checo consideraba de hecho al protestantismo husita como la esencia de la nación y al catolicismo como parte de la ideología ajena y dominante impuesta por el Imperio Austrohúngaro.

En 1915 fue construido cerca de la Columna el monumento a Juan Hus, que permanece hasta hoy día, pero este intento de convivencia simbólica entre el husismo checo y el catolicismo austriaco se vino abajo con la derrota austrohúngara en la Primera Guerra Mundial y el subsiguiente surgimiento de Checoslovaquia a finales de octubre de 1918.

El historiador Jaroslav Šebek narra los momentos finales de la Columna, coincidiendo con un mitin del Partido de los Socialistas Nacionales Checos y el Partido Obrero Socialdemocráta Checo.

“El 3 de noviembre de 1918 tuvo lugar una gran manifestación en la Montaña Blanca, donde los oradores socialistas se dedicaron al tema de las ejecuciones de después de la batalla de la Montaña Blanca, y de cómo desde entonces los checos sufrieron 300 años sometidos a los Habsburgo. Y así, la multitud exaltada por estas ideas volvió de la Montaña Blanca al centro de la ciudad, y aquí ya había preparada un, digamos, happening”.

De poner el lazo a la cabeza de la Virgen para poder quebrar la estatua y echar abajo sus 14 metros de catolicismo austriaco se encargó el anarquista František Sauer. Otros políticos de renombre presentes en el acto fueron las socialistas Milada Horáková y Fráña Zemínová, así como el socialdemócrata Josef Stivín, que cuando Sauer ajustó la cuerda a la estatua gritó “¡cárgatela ya!”.

Tras un rifirrafe entre partidarios y detractores del acto, la multitud tiró finalmente de las cuerdas, prosigue Šebek.

“František Sauer junto con los bomberos de Žižkov querían tirar abajo la Columna Mariana como símbolo precisamente de la derrota de la Montaña Blanca, algo que por cierto no era verdad. Así que la tarde del 3 de noviembre la columna fue finalmente derribada. Fue una especie de punto final de la monarquía de los Habsburgo, y con su caída, la Columna Mariana abrió la nueva etapa del Estado Checoslovaco”.

La muchedumbre se dirigió después al puente de Carlos, con la intención de arrojar al río los fragmentos de la estatua, sin embargo fueron detenidos por un grupo de soldados. La intervención de las autoridades quiere decir, de acuerdo con Šebek, que a pesar de la presencia de políticos, el acto no fue organizado desde arriba.

Jaroslav Šebek,  foto: Vendula Kosíková,  ČRo
“Diría que el derribo de la Columna fue un acto realizado por individuos y que no se puede decir que fuera organizado por alguna élite política. Realmente se trató de un happening espontáneo para celebrar el surgimiento de la república. Eso no significa que después a la valoración de lo que pasó no se sumaran políticos. Pero hay que decir que los representantes del nuevo orden establecido el 28 de octubre trataron por el contrario de impedir estos actos de violencia. Por supuesto, la cosa iba a continuar y la gente quería destruir también la estatuas barrocas del puente de Carlos”.

Varias partes de la columna, y sobre todo de la estatua, consiguieron ser salvados. La cabeza por ejemplo fue guardada por uno de los presentes y más tarde vendida al Museo Nacional, en cuyo lapidario se conservan hasta la actualidad los fragmentos originales.

No fue un caso aislado. El fervor anticatólico que acompañó a la efervescencia nacionalista de los primeros años de existencia de Checoslovaquia se cebó también en otras piezas del patrimonio artístico checo, señala Šebek.

“Hay que decir que en los primeros tres años del surgimiento de la República se dieron casos de destrucción de varios monumentos de carácter sagrado, sobre todo cruces y estatuas de Juan Nepomuceno. Sobre eso hay documentos en el Vaticano, tenemos el informe de un nuncio que bastante alterado advierte que en Checoslovaquia, sobre todo en Bohemia y en menor medida en Moravia, se dan ataques contra estos objetos sagrados”.

Un homenaje a la salvadora de Praga

El encono de los nacionalistas checos contra el monumento era injustificado, según comenta Václav Dajbych, de la Sociedad para la Renovación de la Columna Mariana. Su construcción, realizada mucho después de la batalla de la Montaña Blanca, vino motivada originalmente por el fervor religioso de los propios praguenses, que en las postrimerías de la Guerra de los Treinta Años tuvieron que hacer frente al asedio de las tropas suecas.

“Prometieron que si Praga se salvaba de los suecos construirían un monumento a la Virgen María. Y de hecho la Columna Mariana es básicamente un armario para guardar la imagen de la Virgen María de Rynek, a la que rezaban durante el asedio de Praga y que llevaban consigo durante los combates más duros. La verdad es que las murallas estaban en un estado lamentable y realmente los praguenses creían que fue la Virgen María la que los salvó de acabar como Malá Strana, que fue saqueada”.

La imagen de la Virgen María de Rynek, del siglo XV, se salvó por cierto de la destrucción y actualmente forma parte de la colección de la Galería Nacional.

La Virgen María,  foto: Martina Bílá
Salvando temas religiosos e ideológicos, hay una importante razón histórica y artística para devolver el monumento a su lugar que fue lo que llevó en 1989 a la creación de la Sociedad por la Renovación de la Columna Mariana, explica Dajbych.

“Partieron de la opinión de que sin la Columna Mariana la plaza de la Ciudad Vieja no está completa. Una de las razones es que se trata de la primera obra barroca de su tipo en Bohemia y que a partir de ella se desarrollaron el resto de columnas marianas del país. Hay ahora un agujero histórico: la primera columna ya no está pero sí que continúan sus copias”.

La renovación del monumento también tiene sus detractores. Existe una petición en contra cuyos firmantes consideran que devolver la Columna a la Ciudad Vieja de Praga sería falsificar la historia checa. También se oponen activamente representantes de la Iglesia Evangélica en Chequia y el concejal del Partido Comunista Milan Krajča.

Autor: Carlos Ferrer
palabra clave:
audio