La ciencia checa aplaude el Nobel a la fecundación in vitro
La concesión del Premio Nobel de Medicina al padre de la reproducción asistida, el británico Robert Edwards, ha provocado una mayor repercusión de la que es habitual, dada la influencia tan directa que tuvo su investigación para la vida de millones de personas en todo el mundo. Dos doctores checos hacen en Radio Praga su valoración y repasan el desarrollo de la fecundación in vitro desde sus inicios.
La fecundación in vitro parecía para muchos algo de ciencia ficción, algo contra las leyes de la naturaleza en lo que además estaban en juego cosas de la máxima importancia, como es la vida de los hijos. Sin embargo, no eran pocas las parejas que miraban con esperanza los resultados, de los que dependía su propia descendencia. El doctor Karel Řežábek recuerda aquel periodo.
“Por supuesto había temores de que afectara al desarrollo de la persona, igual que sucedió después con la clonación. Hasta que no se prueba, no se puede decir si el método funciona o no. Así que existía una gran atención sobre el caso de Louise Brown, la primera niña, que nació en 1978. Luego se vio que estaba evidentemente sana, y la demostración definitiva llegó cuando ella misma tuvo a su bebé, para lo que no necesitó asistencia, y era un niño normal”.
El desarrollo posterior fue rapidísimo y se extendió por todo el mundo a pesar de que las posibilidades de éxito en sus inicios eran muy inferiores a las actuales, continúa contando el doctor Řežábek.“Estos métodos tardaron mucho en tener éxito. Llevaban años o décadas probándose en Europa y Estados Unidos. Las probabilidades ya son bajas por naturaleza, ya que solo uno de cada seis óvulos es apto para la reproducción. Si el proceso lo hacemos en una probeta, evidentemente el éxito es más improbable aún. Al principio se conseguía solo una vez de cada 20-30 intentos de reproducción artificial”.
En Chequia, con pocos años de intervalo, se han ido celebrando los mismos éxitos en este campo que en los países pioneros. El primer niño probeta checo nació en noviembre de 1982. Fue el primero de los que se calculan ya en unos 25.000. El doctor Řežábek, parte importante de ese desarrollo de la reproducción asistida en el país, cuenta como han ido mejorando las perspectivas en este tiempo.
“Recuerdo cuando nosotros comenzamos en nuestra clínica en el año 1993, que las probabilidades que teníamos de éxito eran del 18 por ciento. Esto, con un ciclo de transferencia de varios embriones a un óvulo. Hoy día es completamente distinto, las posibilidades son ahora de entre un 45-50 por ciento así que basta con transferir uno o dos embriones como mucho en la mayor parte de los casos. Con tres ciclos, las probabilidades son de 80-85 por ciento. Es un gran paso adelante”.
Treinta y dos años después del primer nacimiento de un niño probeta en el mundo, los tiempos han cambiado no poco y de la reproducción asistida se habla como de tantas otras cosas que son normales en la vida. Unos cuatro millones de niños en todo el mundo han sido concebidos en un laboratorio. Según la tendencia de las sociedades post industriales el problema es cada vez más la incapacidad para tener hijos, por lo que sigue aumentando la necesidad para muchos de someterse a este tratamiento. Karel Řežábek, director del Centro de reproducción asistida Apolinář, no piensa sin embargo que la infertilidad sea un problema en aumento.
“Las mismas personas son las que tienen la responsabilidad, así que alarmante no es. La principal razón por la que la fertilidad baja es porque las mujeres retrasan cada vez más la edad con la que se tiene el primer hijo. Bastaría con que esa edad volviera a la habitual para generaciones anteriores para mejorar la situación. Y aparte de todo esto, tampoco hay problema de que a menudo una pareja no pueda tener hijos, porque para eso está la reproducción asistida”.
Continúa el doctor Řežábek hablando de la esterilidad, contra la que hay poco que hacer, según cuenta, y para la que la solución es la fecundación in vitro.
“No hay exactamente una prevención contra la infertilidad. La mujer puede tener problemas porque sus ovarios no han madurado o por alguna infección que haya sufrido. En este segundo caso sí que tiene una influencia su modo de vida, porque hay más probabilidades de infectarse de gonorrea a mayor promiscuidad. Por otro lado, en los que toca a la infertilidad masculina, hay casi tantos casos como de femenina. Con ellos, gracias a la fertilización in vitro o la inyección intracitoplasmática de espermatozoides, la mayor parte puede tener sus propios hijos”.
La reproducción asistida seguirá avanzando en el futuro sin duda, por el beneficio que supone para quienes tienen dificultades en tener hijos, por el reto que supone para los científicos, y también por los beneficios económicos que reporta a en el campo médico. La otra solución contra la infertilidad, la adopción de niños, seguirá seguramente encontrándose con los mismos problemas y trabas que ha tenido de siempre.