La arqueología está viviendo en Praga su Edad de Oro
La arqueología está viviendo últimamente en la capital checa una Edad de Oro. En el casco histórico están surgiendo nuevos edificios, pero antes de su construcción los solares son explorados obligatoriamente por los arqueólogos. Los hallazgos que obtienen proporcionan nuevos y a veces sorprendentes datos sobre la historia de Praga.
En un 99 por ciento, las excavaciones realizadas últimamente en Praga se deben precisamente a la construcción de nuevos edificios.
Una de las áreas urbanas más ricas en hallazgos arqueológicos es el barrio de Malá Strana, situado en la margen izquierda del río Vltava al pie del Castillo de Praga. A mediados de los noventa los arqueólogos allí descubrieron restos de fortificaciones del siglo X. Ello significa que hace más de mil años Malá Strana ya fue un asentamiento importante.
En aquel entonces el actual barrio de Malá Strana formaba juntamente con el Castillo el núcleo de Praga. A esa antiquísima Praga se refiere el mercader y diplomático árabe-judío Ibrahím-ibn-Yákúb, procedente de Córdoba, describiéndola como una ciudad de piedra y cal.
Otro interesante hallazgo arqueológico descubierto en Praga es una estatuilla de la Virgen tallada en hueso, desenterrada durante las excavaciones en la casa U Sixtu, en la Ciudad Vieja de Praga.
La estatuilla que mide diez centímetros de alto, fue confeccionada antes del año 1300 y procede de la región del Reno, en Alemania. Demuestra que Praga fue un destacado emporio comercial.
Lo documenta también una espléndida taza dorada con inscripciones árabes, hallada en el mismo lugar. Este hallazgo representa una prueba palpable de que los mercaderes de aquella época eran extraordinariamente opulentos.
Los arqueólogos investigan también el palacio Kolovrat, en el barrio de Malá Strana. Las capas de tierra del solar en el que está construído, han revelado a los arqueólogos que en la época renacentista Praga fue afectada por una inundación de grandes dimensiones.
También la Ciudad Nueva de Praga, fundada por Carlos IV, es escenario de curiosos hallazgos. La actual Calle Truhlárská- Calle de los Ebanistas en español-, se llamaba en la Edad Media Calle de los Alfareros. Los arqueólogos demuestran ahora lo acertado de su denominación medieval: en el área del antiguo cuartel Jorge de Podebrady descubrieron varios hornos de alfarería del medioevo.Según los arqueólogos es positivo que se investiguen por motivo de nuevas construcciones los lugares donde en otras circunstancias jamás se habrían realizado excavaciones.
Lo negativo consiste en que las obras de construcción hacen desaparecer las raíces históricas de la capital checa. Las nuevas construcciones aniquilan las capas subterráneas que encierran testimonios sobre la historia de la milenaria capital checa. Invaden los patios y los sótanos de las casas históricas, es decir, los recintos que también crean la mágica atmósfera de Praga. Existe el peligro de que Praga se convierta un día en una cáscara vacía con bella fechada, advierten los arqueólogos.