La ampliación de la central nuclear de Dukovany pone la política checa al rojo vivo
El Gobierno descarta a la empresa china CGN para realizar la ampliación de la central nuclear de Dukovany, pero por el momento no ve inconveniente en que la rusa Rosatom participe en el concurso, contradiciendo la opinión de expertos en seguridad y de casi toda la oposición. El delegado gubernamental para energía nuclear, Jaroslav Míl, también contrario a confiar la seguridad energética nacional en una empresa rusa, fue cesado repentinamente este lunes.
Las obras de ampliación de la central nuclear de Dukovany están aún muy lejos de comenzar, pero ya saltan chispas en la Cámara de Diputados contra el Gabinete de Andrej Babiš.
Este lunes anunció el Gobierno que serán cuatro las empresas que sean sometidas a examen por parte de los servicios de inteligencia como candidatas a realizar las obras de ampliación de la central nuclear de Dukovany, una de las dos con las que cuenta el país. Se descarta a la china CGN por su inexperiencia internacional, pero además del grupo francés EdF/Areva-Siemens, la estadounidense Westinghouse y la surcoreana KHNP/KEPCO, entre ellas también se encuentra la empresa pública rusa Rosatom.
El Gobierno insiste en que no se trata del inicio del concurso, ya que este se realizará, como muy pronto el año que viene, con el Gobierno que salga elegido de las elecciones de octubre. Pero la oposición cree que una cuestión tan crítica como la seguridad nuclear o energética debería solo poder dejarse en manos de países amigos o aliados, entre los que no cuentan a Rusia.
El democristiano Jan Bartošek, miembro de la comisión parlamentaria de Defensa, declaró a la Televisión Checa que el riesgo de seguridad que representa Rusia en esta operación para la República Checa es algo ya aceptado con anterioridad.
“La evaluación de seguridad no se hizo ayer. La información la llevamos reuniendo durante más de cinco años y que Rosatom o China representan un riesgo para el país, es algo que ya ha aprobado dos veces el Gobierno con sendas resoluciones”.
El democristiano Partido Popular considera que Rusia tiene un interés particular en desestabilizar Chequia para poder aumentar su influencia sobre el país, como explicó el líder de la formación, Marián Jurečka. Los servicios de inteligencia también han emitido sus advertencias en este sentido.
Pero el viceprimer ministro, Karel Havlíček, que también ostenta el cargo de ministro de Industria y Comercio, explicó que el Gobierno en su totalidad, incluidos los socios de coalición del Partido Socialdemócrata y los representantes de los servicios de seguridad, aprobaron por unanimidad no descartar la candidatura rusa en esta fase.
Sin embargo, mientras que el viceprimer ministro Havlíček defiende que Rusia es un socio energético clave de Chequia, los socios de Gobierno socialdemócratas se muestran más cautos en sus declaraciones y no quieren que sea el Ministerio de Industria o la empresa energética ČEZ los responsables de evaluar el riesgo que representa la candidatura de Rosatom, según defendió el ministro de Relaciones Exteriores, Tomáš Petříček.
De la oposición, solo el Partido Comunista y el ultraderechista Libertad y Democracia Directa consideran que no se puede dejar fuera a Rusia. Argumentan que cuantas más ofertas haya sobre la mesa, más barata resultará la obra, lo cual repercutirá en los bolsillos de los ciudadanos.
El Partido Pirata, por su parte, criticó al ministro Havlíček por el fulminante despido de este lunes del delegado del Gobierno para energía nuclear, Jaroslav Míl, después de que criticara el enfoque que estaba dando el Ministerio de Industria al concurso público y querer evitar la participación rusa o china.
Havlíček rechazó que el despido se deba a esa cuestión, sino que Míl, que llevaba dos años y medio en el cargo, carecía del examen de seguridad adecuado que realizan los servicios de inteligencia, explicó a la Radio Checa.
“El examen de seguridad era un inconveniente del señor Míl. Él sabía que sería bueno, y casi indispensable en un momento dado, pasar un control de seguridad de nivel secreto. El grado de su examen es el básico, y con eso solo puede asistir a negociaciones básicas, no puede participar, por ejemplo, en el Consejo de Seguridad del Estado, ni puede tratar con los servicios secretos, y este tipo de reuniones cada vez se estaban dando más y más”.
Havlíček también argumentó problemas de comunicación con Jaroslav Míl. Al exdelegado gubernamental, que se enteró de su despido por los medios de comunicación, le sorprendieron todos estos argumentos, explicó a la Radio Checa.
“Es la primera vez que escucho esto. Nunca me habían hecho ningún reproche a mi trabajo. Por parte del primer ministro desde luego que no, y con el viceprimer ministro, el señor Havlíček, a quien vi a mediados de la semana pasada, me expresó su satisfacción. Yo fui más o menos crítico con respecto a su punto de vista, y me prometió resolverlo en dos semanas y que lo debatiríamos”.
Todo el equipo que trabajaba para el exdelegado gubernamental pasará a depender directamente del Ministerio de Industria, relató este lunes Havlíček. Míl también rechazó que fuera necesario un examen de seguridad de rango secreto o que se excediera en sus funciones, como asegura el ministro de Industria, del que parte de la oposición pidió este lunes su dimisión.