Kostnice Sedlec: el mayor y el más antiguo osario checo

Kostnice Sedlec: el mayor y el más antiguo osario checo

Este monumento sombrío ha surgido para recordar la vanidad de la vida humana, la presencia constante de la muerte y los verdaderos valores de la eternidad. Se estima que está formado por los restos mortales de unas cuarenta mil personas. Hablamos de Kostnice, el mayor y el más antiguo osario checo que es la meta de nuestra excursión de hoy.

Kostnice Sedlec
Kostnice se halla en Sedlec, uno de los suburbios de la ciudad de Kutná Hora, a unos noventa kilómetros al este de la capital checa. Su historia está vinculada con el monasterio cisterciense más antiguo de las tierras checas, fundado precisamente en Sedlec en 1142, explica el administrador de Kostnice, Karel Koubský.

"Según una leyenda, un noble que viajaba de Praga a Moravia, descansó en los bosques. Tuvo un sueño en el que un pájaro le entró en la boca y le sugirió la idea de fundar un monasterio en esos lugares".

Bueno, aunque se trata de una leyenda, lo cierto es que el noble, de carne y hueso, y llamado Miloslav, poseía en Sedlec vastos feudos y en 1142 invitó a los primeros monjes cistercienses de la ciudad bávara de Waldsassen.

Karel Koubský apunta que los cistercienses se escindieron de los benedictinos en 1098.

Karel Koubsky
"Se llaman así según la ciudad francesa de Citeaux, Cistercium en latín, donde la Orden surgió. Los cistercienses proclamaban el retorno hacia las raíces del cristianismo, a la pobreza y a la devoción auténtica. Eran partidarios de un rígido ascetismo y del trabajo manual como parte de la vida monástica. Sus obras arquitectónicas destacaban por su austeridad, sin grandes ornamentos ni vidrieras en las ventanas".

Los cistercienses fueron también muy buenos administradores labrando intensamente la tierra e introduciendo nuevos métodos de cultivo. Crearon estanques porque la única carne que consumían era el pescado. Tras llegar a Sedlec, junto con el monasterio fundaron un cementerio. Y aquí empieza la historia del osario Kostnice, lo único que se ha conservado del monasterio hasta la actualidad.


Corona de gloria
El administrador de Kostnice, Karel Koubský, señala que el cementerio tenía fama de Tierra Santa.

"En 1278 el abad Jindrich fue enviado por el rey bohemio con un mensaje a Jerusalén de donde trajo un puñado de tierra de Gólgota y la dispersó en el cementerio. Desde entonces, todo el mundo quería ser sepultado en Sedlec porque se creía que el alma de quien descansara en ese cementerio, estaría en el cielo en un día".

Se dejaban sepultar allí tanto los checos como gente de Polonia, Baviera o Bélgica. El cementerio experimentó un gran suministro de difuntos durante plagas de peste. Por ejemplo, en 1318, fueron sepultadas en él más de treinta mil personas.

El número de difuntos creció también durante las guerras husitas, en la primera mitad del siglo quince, cuando los husitas quemaron el monasterio y mataron a más de 500 cistercienses.

"Gran parte de los huesos tiene huellas de heridas. El cementerio fue enorme, se extendía en una superficie de tres hectáreas y media. Tras las guerras husitas, el cementerio quedaba pequeño, los restos mortales primero se colocaban alrededor de la capilla. Más tarde fueron trasladados a su parte inferior donde en 1511 un monje medio ciego formó con ellos seis pirámides".


Entrando, Karel Koubský nos advierte en Kostnice sobre la arquitectura especial de la capilla.

"Se trata prácticamente de dos capillas. La inferior simboliza la tumba y cuidado, si tropieza en la escalera, su caída a la tumba se va a acelerar. La capilla superior es clara y aireada que representa el imperio de la luz eterna".

Pero a nosotros nos interesa la decoración ósea, nos detenemos en la capilla inferior que nos da la bienvenida con dos cálices y una cruz, hechos, por supuesto, de huesos. Y Karel Koubský continúa:

"En cada rincón de Kostnice hay una pirámide decorada con las coronas de la gloria y los huesos esperan el momento de la Resurrección. Sobre nuestras cabezas tenemos una araña hecha con todos los huesos del cuerpo humano, creo que son 206. En el escaparate están expuestos los cráneos de los luchadores caídos durante las guerras husitas con huellas visibles de sus heridas".

Karel Koubský señala con el dedo los altares laterales.

"Allí también había calaveras pero nos las robaron. Una terminó incluso en Hollywood. Alguien se la llevó, pero nuestra experiencia es que la gente, una vez teniéndola en su casa, empieza a tener miedo. Por ello la empaquetó y nos la devolvió por correo aéreo. Como ven, incluso un husita que vivió antes del descubrimiento de América puede visitar siglos después Hollywood".

La afición de Karel Koubský por las calaveras es verdaderamente inmensa. Nos recuerda que la calavera con dos huesos cruzados, hoy símbolo de la muerte, originalmente simbolizaba el alma. Y no olvida añadir que cada calavera es diferente.

"La primera impresión es que todas son iguales. Pero por ejemplo en ésta ven que su propietario tuvo una gran nariz aguileña, aquella es pequeña y aquella robusta, seguro que era un campeador fuerte y temerario. Pueden ver toda una serie de anomalías, huesos mal formados. Lo interesante es que los dientes de la mayoría de los difuntos no tienen caries".

Al ver nuestra consternación, Karel Koubský nos tranquiliza que es una reacción habitual de cada visitante de Kostnice.

"Aunque la gente cada día ve en la televisión un mar de sangre y la muerte de decenas de personas, al entrar en Kostnice, siente el toque de la muerte en carne propia y se da cuenta de que posee una calavera semejante a las que están expuestas aquí. Cuando se cumpla su tiempo, de su cuerpo quedarán solamente los huesos y la calavera. Polvo eres y polvo serás, este es un "memento mori" de Kostnice".


Antes de despedirse de nosotros, el administrador del osario, Karel Koubský, enfatiza que Kostnice se ha convertido en una atracción turística, visitada por 150 mil personas al año. Pero añade que no ha dejado de ser un espacio litúrgico, una iglesia.

Hasta hace poco se celebraban misas el Día de Todos los Santos, durante las que reinaba una atmósfera íntima. Muchos vecinos tienen sepultados a sus familiares en el cementerio local.

Pero la última misa terminó mal. Aunque se acordó que no se tomarían fotos, no fue así. El día siguiente aparecieron en los periódicos imágenes del sacerdote diciendo la misa con calaveras y huesos cruzados al fondo, con titulares obscuros de que se trataba de una misa satánica. Por ello el párroco optó por cancelar las misas en Kostnice.

10
49.961816834715
15.288350969558
default
49.961816834715
15.288350969558