Juan Pablo II a un paso de ser declarado santo

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El Papa Benedicto XVI beatificó este domingo a su predecesor, el polaco Juan Pablo II, fallecido en 2005. Centenares de miles de peregrinos asistieron en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano, a la ceremonia. El arzobispo de Praga, Dominik Duka, destacó que el polaco fue siempre una persona ejemplar que jamás se rindió en su lucha por la libertad.

Cartel con un retrato de Juan Pablo II,  foto: ČTK
Juan Pablo II fue beatificado gracias a la curación milagrosa de la monja francesa Maria Simon Pierre, que superó la enfermedad de parkinson, la misma que sufrió el Sumo Pontífice en los últimos años de su vida.

Ahora falta buscar un segundo milagro para que Juan Pablo II pueda ser declarado como santo. Hay quienes dicen con énfasis que el polaco lo realizó al contribuir notablemente a la caída del comunismo en Europa del Este a fines de los años 80.

En 1990, el Sumo Pontífice visitó Checoslovaquia, que acababa de recuperar la democracia para dirigir a los checos las siguientes palabras.

Papa Benedicto XVI,  foto: ČTK
“Sigan dejándose inspirar por los frutos del diálogo entre la fe y la cultura. Consideren la dura época, que acaban de pasar, como una escuela extraordinaria de madurez. Ahora tienen el poder de transmitir a las demás naciones lo que acaban de conseguir, su madurez lograda en los últimos decenios”, dijo.

Oriundo de Wadowice, en la vecina Polonia, el Papa siempre sintió una amistad profunda para con el pueblo checo, subrayó el arzobispo Dominik Duka.

Plaza de San Pedro,  en El Vaticano,  durante la beatificación de Juan Pablo II. Foto: ČTK
“Para nosotros esta beatificación tiene sentido para que nos demos cuenta de que él jamás se rindió ni se dejó doblegar. A pesar de ver la humillación de Polonia, tanto por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, como por la Unión Soviética, siempre luchó por la libertad y por la dignidad tanto de la Iglesia, como de todo y cada uno de los seres humanos”.

Así lo indicó el arzobispo, mientras el ministro de RR.EE., Karel Schwarzenberg, que también asistió a la ceremonia efectuada en El Vaticano, resaltó que los checos jamás deberían olvidar lo que Juan Pablo II hizo por ellos. “Espero que los checos se den cuenta de que este gran personaje nos quería de verdad y que se preocupaba por nosotros”, reiteró el jefe de la Diplomacia checa.