Jan Jelínek, un héroe casi olvidado

Jan Jelínek (Foto: CTK)

En caso de buscar el nombre de Jan Jelínek en los libros de historia o en sitios Internet probablemente no encontremos información alguna. Sin embargo, Jan Jelínek salvó la vida a decenas de personas durante la Segunda Guerra Mundial.

Jan Jelínek  (Foto: CTK)
Jan Jelínek, de 96 años de edad, por poco pasa desapercibido, pudo engrosar las filas de los héroes olvidados, cosa que a él personalmente no le hubiera molestado.

En los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, Jelínek fue predicador evangélico en Volinia, entonces territorio polaco; después se alistó en el Ejército Checoslovaco con un único objetivo: ayudar al prójimo.

En Volinia la guerra escribió uno de sus capítulos más complicados. La región fue arrasada por los nazis, al tiempo que en el lugar se protagonizaron cruentas batallas entre polacos, judíos y los nacionalistas ucranianos liderados por Stepan Bandera, que luchaban contra nazis y soviéticos a la vez.

El jefe del Estado Mayor el Ejército checo, Vlastimil Picek, entregó este martes una plaqueta de honor a Jan Jelínek como reconocimiento a su heroísmo y ayuda desinteresada a los más necesitados durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Jan Jelínek salvó la vida a unas cincuenta personas, indiferentemente de si se tratara de judíos, polacos, ucranianos o de miembros del movimiento nacionalista.

“Los ocultaba en los establos, donde había una especie de bunker. En ese lugar vivían, se sentían protegidos, de lo contrarío sabían que algo les podía pasar”, recordó Jelínek.

Jan Jelínek con su esposa Anna y Vlastimil Picek  (Foto: CTK)
El predicador prestó asilo y refugio a hombres, mujeres a familias completas. En determinado momento se encontraban en el mismo lugar enemigos declarados, que al final de cuentas eran todos víctimas de la guerra.

Jan Jelínek y su esposa Anna también llevaban comida al gueto judío, aún sabiendo que en caso de ser descubiertos serían detenidos y ejecutados.

“Era algo peligroso, pero no teníamos miedo, porque sabíamos que Dios nos protegía, hacíamos algo por ayudar al prójimo, así que estaba bien”, agregó la esposa de Jelínek.

Después de terminada la guerra, los esposos Jelínek siguieron ayudando. Gracias a que Jan Jelínek era predicador falsificó actas de nacimiento para que muchas personas cambiaran de identidad y se salvaran del gulag soviético.

Tras la llegada de los comunistas al poder en Checoslovaquia en 1948, Jan Jelínek fue condenado a dos años de prisión acusado de confabulación, el predicador dijo en voz alta que no estaba de acuerdo con la colectivización del campo checoslovaco, según el modelo soviético. Después de cumplida la pena Jan Jelínek fue obligado a trabajar diez años como obrero.