Jan Hus, reformador también de la ortografía checa
La diacrítica específica de la lengua checa, que simplificó notablemente la escritura de este idioma, se debe parcialmente al reformador religioso Jan Hus, de cuya muerte en la hoguera se cumplen 608 años. En este programa especial exploraremos el impacto de este personaje histórico en la reforma de la ortografía checa.
Jan Hus, conocido principalmente como destacado reformador religioso checo del siglo XV, dejó un legado perdurable en la historia checa y su influencia no se limitó exclusivamente al ámbito religioso, como tampoco al ámbito checo. El erudito también desempeñó un papel crucial en la reforma de la ortografía, que contribuyó a la estandarización y promoción de la lengua checa.
Hus fue un sacerdote, filósofo y teólogo checo, y uno de los primeros y más influyentes precursores de la Reforma protestante. Sus críticas hacia la Iglesia católica romana y su defensa de los principios bíblicos lo llevaron a ser condenado por herejía y quemado en la hoguera el 6 de julio de 1415.
El checo bajo la sombra del latín
Como sacerdote, Hus se esforzaba en que el público entendiera bien el contenido de sus sermones y, como gran patriota, promovía la lengua checa, que por entonces se encontraba bajo la sombra del latín en el ámbito eclesiástico y en los círculos intelectuales. No obstante, Hus creía firmemente en la importancia del uso de su lengua materna para transmitir los principios religiosos a su pueblo.
Uno de los problemas más palpitantes era que la escritura checa no estaba estandarizada y existían distintas formas de escribir una misma palabra o un mismo sonido, según explicó para la Radio Checa Alena Černá, del Instituto de la Lengua Checa de la Academia de Ciencias.
“En aquella época, la lengua checa llevaba más de 300 años desarrollándose. Durante ese periodo, el sistema ortográfico se modificó tres veces. En los tiempos más remotos se usaba la ortografía primitiva que utilizaba el sistema gráfico del latín. No obstante, éste no cubría las necesidades de la lengua checa. Por ejemplo, una misma letra representaba tres sonidos diferentes, lo que complicaba la interpretación de los textos”.
Hay que recordar que fueron el alfabeto glagolítico y más tarde el cirílico, los que fueron creados para las lenguas eslavas. Cuando el checo y otras naciones eslavas adoptaron el alfabeto latino, tuvieron que enfrentarse a un gran problema, ya que tenían sonidos que no existían en latín. En el caso de la lengua checa, se utilizaba la ortografía dígrafa que consistía en que dos letras juntas representaban un sonido. No obstante, este tipo de ortografía prolongaba considerablemente la escritura y la lectura.
En consecuencia, Hus propuso varias reformas ortográficas, incluyendo la introducción de nuevos caracteres y reglas para representar los sonidos checos de manera más precisa. El reformador abogó por un sistema fonético que reflejara de forma fiel la pronunciación checa, lo que facilitaría la lectura y la escritura para la gente corriente.
Estos signos distintivos consistían en colocar un punto (punctus rotundus) o una tilde (gracilis virgula) encima de la letra. Los puntos indicaban pronunciación blanda de los sonidos. Posteriormente, este signo cambió de forma gráfica y se convirtió en un anticircunflejo, o como se conoce en checo, háček, o sea, ganchito. La primera sugerencia de esta nueva ortografía apareció en la obra “De orthographia Bohemica”, escrita a principios del siglo XVI.
Estas reformas contribuyeron a la estandarización de la ortografía checa y sentaron las bases para el desarrollo posterior del idioma, aunque la reforma tardó en ser aceptada por la sociedad y se estableció mucho tiempo después de su época, indicó Alena Černá.
“Como la información se difundía en aquel entonces de forma mucho más lenta y desigual, la repercusión no fue inmediata. Seguramente, este sistema lo utilizaban los amigos y las personas cercanas a Hus. Todo el siglo XV se mantuvo el dominio de la ortografía dígrafa, en la que de vez en cuando aparecen signos diacríticos. No obstante, no se usan de forma tan sistemática como Hus había propuesto. Esta tendencia del sistema dígrafo incluso se volvió a utilizar más a finales del siglo XV después del invento de la imprenta. Los motivos eran puramente técnicos, ya que era difícil imprimir los signos”.
¿Acabar con las tildes y anticircunflejos o no?
Los signos diacríticos checos se enfrentaron con dificultades también muchos siglos después, en los inicios de Internet. Por entonces, se discutió sobre la eliminación de los diacríticos en la lengua checa. En la época en que la comunicación por Internet empezó a ganar popularidad, existían limitaciones técnicas en cuanto a la codificación y visualización de caracteres. Algunos sistemas y protocolos antiguos no admitían el conjunto completo de los signos diacríticos propios del idioma checo.
Entonces, había quienes pensaban que sería más fácil y cómodo utilizar el checo sin signos diacríticos a fin de evitar problemas de visualización y compatibilidad. Se sugirieron varias alternativas, como sustituir los diacríticos por letras no diacríticas o utilizar otras variantes que conservarían algunos de los signos diacríticos, pero serían más fáciles de leer en distintos sistemas. Sin embargo, esta propuesta suscitó una fuerte oposición de lingüistas, escritores y otros defensores de la lengua checa. Argumentaban que los diacríticos representan una parte importante de la lengua escrita y su supresión supondría la pérdida de significado y diferenciación fonética de las palabras. Al final, los diacríticos se mantuvieron en el área digital, y los avances tecnológicos han permitido su correcta visualización y uso en diversos dispositivos y plataformas.
Neologismos más y menos chistosos
Jan Hus también criticaba el uso de las expresiones germánicas que se escuchaban frecuentemente especialmente entre los praguenses. El reformador reprochaba a la gente que usaba expresiones como si fueran peones, además no pronunciaban bien. Consideraba que el uso excesivo de extranjerismos, especialmente del latín y del alemán, obstaculizaba la comprensión y la pureza del idioma checo.
Jan Hus también inventó nuevas palabras con el fin de sustituir expresiones extranjeras. Por ejemplo, la Biblia se refiere en más ocasiones a prostitutas para las que Hus propuso expresiones sensibles; una de ellas podría ser traducida libremente al español como “una señorita entre todos”. Hus es también autor de varias frases idiomáticas conocidas hasta la actualidad, como, por ejemplo, “yo no pastoreaba ganso contigo” cuyo sentido figurado es “no me hables con tanta confianza, porque no nos conocemos bien”.
A pesar de que la influencia directa de Hus en la reforma de la ortografía checa puede haber sido más modesta en comparación con su legado religioso, su trabajo sentó las bases para el desarrollo del checo como un idioma estándar y sus esfuerzos allanaron el camino para los futuros lingüistas y reformadores que desempeñaron un papel crucial en el establecimiento de las bases del checo moderno y en su promoción como lengua literaria y académica.