Hradištko y Busturia, dos pueblos unidos por el recuerdo a los españoles que lucharon contra los nazis

La localidad del campo de concentración nazi de Hradištko, donde fueron fusilados siete españoles en 1945, selló en un acto oficial su hermanamiento con el pueblo vasco de Busturia, de donde procedía una de las víctimas. El investigador Unai Eguia y Anton Gandarias contaron a RPI cómo encontraron, casi 80 años después, sus restos en Praga gracias al heroísmo del entonces director del crematorio de Strašnice, František Suchý, que los ocultó de los nazis.

Foto: Unai Eguia

En el día en que se conmemoró este miércoles el final de la Segunda Guerra Mundial, autoridades checas, de Busturia y de la Embajada española en Praga, celebraron el hermanamiento entre Hradištko y el pueblo vasco.

En la víspera, el investigador Unai Eguia y Anton Gandarias, sobrino de Ángel Lekuona, fusilado en Hradištko en abril del 45 junto con otros españoles, franceses, italianos, polacos y rusos, entre otros, ofrecieron una charla sobre el campo de concentración y los republicanos españoles que tuvieron la desgracia de pasar por él.

Foto: Unai Eguia

Anton Gandarias contó la historia de su tío, que fue la que, curiosamente, incitó a comenzar su investigación a Unai Eguia, que terminó dando con el paradero de los restos de los siete españoles fusilados casi 80 años después.

“Cuando la guerra civil española, en 1937, tuvo que huir de Busturia, cercana a Gernika, que fue bombardea el 26 de abril. Hubo un montón de detenciones en toda esa zona y mi tío huyó, suponemos que por barco, a Francia. Cruzó toda Francia y entró de nuevo al Estado español por Cataluña y se alistó en una brigada organizada por el Gobierno vasco en Cataluña. En 1939, cuando el avance franquista era imparable, igual que otros 500.000 republicanos españoles, pasó a Francia. Estuvo en diferentes lugares y en 1943 es detenido por la Gestapo. Después de un recorrido por distintos campos de concentración, termina en Hradištko, donde el 9 de abril del 45 es fusilado”.

Se piensa que en el campo de Hradištko hubo un total de 38 españoles, de los que finalmente habrían sobrevivido unos 15, estima Unai Eguia. Pero es difícil hacer un cálculo exacto. Además de los fusilados, de quienes se tiene total constancia, hay entre 6 y 8 españoles a los que se les pierde por completo la pista en los últimos días de la guerra. Cuando se evacúa el campo de Hradištko, sale un tren de la muerte desde Praga con destino al campo de Mauthausen con 77 vagones, entre ellos varios de plataforma abierta con las mujeres provenientes del campo de Ravensbrück. A estos se les unen otros cuatro vagones de Hradištko, cuenta Unai Eguia.

“Ese tren es liberado in extremis el 8 de mayo del 45 por ciudadanos checos ayudados por el Ejército de Vlásov, que eran rusos nazis que se cambiaron de chaqueta en el último momento. Pero estos liberados estaban en condiciones muy malas, y muchos estaban ya enfermos y murieron. Pero entre ellas hay personas que en España se creía que habían muerto y, muy recientemente, gracias a nuestra investigación, hemos descubierto que sobrevivieron”.

Carretera que construyeron los presos de Hradištko. Conserva los adoquines originales. | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Toda la investigación de Unai Eguia, que no es historiador ni pariente de víctimas, surge curiosamente después de no haber quedado satisfecho con la lectura de la novela El impostor, de Javier Cercas. Con la intención de encontrar al verdadero deportado al que se le había usurpado su nombre, Enric Moner, terminó descubriendo el destino del resto de españoles. Como Ángel Lekuona, cuyo sobrino por casualidad daba charlas en el colegio en el que trabaja Unai. Pero también averiguó qué había sido de otros europeos a los que sus familias habían perdido la pista hacía casi ocho décadas. Como no se puede encontrar una aguja en un pajar, dice Eguia, y no daba con nada sobre Moner, empezó a investigar sobre los demás españoles y franceses del campo de Hradištko. Pero lo que desde luego no esperaba averiguar era el lugar exacto donde reposan los restos de todos ellos y mucho menos que estos se encontraran en un lugar en el que se les ha estado rindiendo homenaje todo este tiempo como luchadores contra el nazismo.

En el acto, organizado por iniciativa de la bibliotecaria de Hradištko, Lucie Hašková, figura muy importante en la investigación del campo, estuvo presente Antonio Medina, nieto de Antonio Medina, otro de los españoles fusilados aquel 9 de abril, y cuya labor investigadora también ha sido fundamental.

Las listas de František Suchý: dos mil héroes salvados del olvido

El campo de Hradištko en la actualidad | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Fue en verano de 2021 cuando se enteraron de la existencia de las listas de František Suchý, que durante la Segunda Guerra Mundial era director del Crematorio de Strašnice, al que llegaban los ejecutados en la guillotina de la cárcel de Pankrác y los fusilados del campo de concentración de Hradištko. Según las órdenes de la Gestapo, los restos de todos ellos debían desaparecer para siempre. Sin embargo, František Suchý, se jugó la vida para conservar un registro y la memoria para los familiares, explica Unai.

Hradištko | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

“Se calcula que son (las cenizas de) unas dos mil personas que František Suchý apartó y, contraviniendo las órdenes de la Gestapo, guardó en un pequeño foso al lado del compost a escondidas. Con los deportados de Hradištko, logró incinerar sus cuerpos, apartar sus cenizas e incluso verterlas en urnas individuales y numeradas. Y encima tuvo la osadía de hacer unas listas clandestinas que su hijo de 16 años, František Suchý hijo, copiaba a la noche, después de haber quemado sus cuerpos en el tercer turno, del que no debería haber quedado ningún registro”.

Era bien sabido que a veces los nazis llegaron a asesinar a familias enteras por motivos mucho menos importantes como escuchar alguna radio extranjera, por lo que los Suchý sabían bien a lo que se exponían.

La diferencia entre Francia y España

Unai Eguia y Anton Gandarias | Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Al finalizar la guerra, esas cenizas que ocultaron, se enterraron en un monumento que les rinde homenaje a la entrada del cementerio de Strašnice. Algo que los familiares de las víctimas españolas no tuvieron posibilidad alguna de llegar a saber debido al régimen de Franco. Fue la investigación de Unai que salvó del olvido a Rafael Moyà, Enric Moner, Ángel Lekuona, Antonio Medina, Pedro Raga y Vicente Vila-Cuenca. Una realidad muy distinta a la de las alrededor de 140 víctimas francesas, entre las que curiosamente, se contó erróneamente al séptimo español asesinado en Hradištko, Antonio Clemente, explica Eguia.

“Al final de la guerra hubo, que sepamos, tres misiones de repatriación francesas de esas urnas que había escondido František Suchý, que fueron llevadas a París y entregadas a sus familias. Tenemos un caso muy significativo porque uno de ellos, como estaba anotado en las fichas alemanas como Antoine Clement, y resulta que no era Antoine Clement, sino Antonio Clemente, de Antas, Almería, pues los franceses creyeron que era francés y se lo llevaron. Y como no encontraron a la familia en Francia, por supuesto, fue enterrado en un cementerio militar cerca de París y hoy sería el único español de Hradištko con sepultura propia”.

Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

Tampoco los familiares de Antonio Clemente sabían, hasta que Unai lo descubrió, que los restos de su familiar habían sido enterrados y honrados todo este tiempo en un país extranjero.

Sin embargo, para los familiares esto es de gran importancia y un tremendo alivio, aunque se produzca con tanto retraso, cuenta Anton Gandarias.

“Tener la constancia de saber dónde reposan los restos de un familiar tuyo y tener un sitio para que quien quiera, cualquier familiar, pueda ir a depositar un ramo de flores, que es una costumbre para con los muertos, es algo que te deja bien. Cuando Unai nos dijo que había encontrado una lista con las cenizas, pensé que no podía ser. Pero es que es muy satisfactorio, y este año cuando hemos estado, me volví a emocionar. Fue un acto mucho más íntimo, pero también hubo, por fin, esa pequeña representación institucional, del señor cónsul Bernardo López López-Ríos, que te hace ilusión de que haya un poquito de reconocimiento al fin. Son casi 50 años desde que murió Franco. Con Franco uno se podía imaginar cualquier cosa, los que hemos vivido el franquismo lo sabemos. Pero después de 50 años, parece que nos ha costado un rato”.

Foto: Daniel Ordóñez,  Radio Prague International

En España sigue habiendo más de 130.000 desaparecidos de la Guerra Civil en fosas comunes y los familiares siguen encontrando a menudo trabas para su localización, exhumación e identificación. Cuando los familiares de las víctimas de Hradištko pudieron ir a Praga a visitarlas por primera vez en 2022, se sorprendieron del apoyo institucional de la República Checa en un acto oficial que contó incluso con honores militares. Comprobaron con alivio que los checos, de los que también hay constancia que se arriesgaban dejando comida oculta a sus parientes durante su estancia en Hradištko, les dieron un trato humano también después de muertos.

Unai lo recuerda también con un ejemplo de aquella primera visita de los familiares de las víctimas al crematorio de Strašnice hace dos años.

“Aquellas personas tuvieron una incineración digna. De hecho, cuando estuvimos en Praga, el administrador (del crematorio) nos enseñó cómo fueron incinerados y todo el proceso como una forma de catarsis, para que las familias supieran que esos restos fueron tratados dignamente. Y encima con la valentía y el heroísmo de haberlas escondido en aquella situación de ocupación del Protectorado de Bohemia y Moravia y la vigilancia férrea que tenía el administrador de entonces, es un componente casi de película”.

Popel

Dirigido por Oier Plaza, realizador precisamente de Gernika, una coproducción de la televisión pública vasca ETB, TVE y la Televisión Checa, hablará del heroísmo tanto de aquellos que dieron la vida defendiendo la democracia por toda Europa, como de František Suchý padre e hijo, que no permitieron que estos cayeran en el olvido. La importancia de la memoria es también tema central del documental Popel (ceniza, en checo) que se quiere estrenar en la primavera de 2025, coincidiendo con el 80 aniversario de los fusilamientos en Hradištko.

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