Heroísmo e improvisación en los frentes del Este
Durante la Segunda Guerra Mundial, miles de checoslovacos se organizaron para luchar por la libertad e independencia de su país, ocupado y dividido por los nazis. El nacimiento de estas unidades fuera del territorio de Checoslovaquia puso a prueba la capacidad de improvisación de sus responsables y el coraje de las tropas.
La actual República Checa pasó a ser considerada Protectorado de Bohemia y Moravia, anexionado a la gran Alemania de Hitler. En Eslovaquia accedió al poder monseñor Jozef Tiso, que estableció un régimen fascista títere a las órdenes del Tercer Reich.
En este contexto, al igual que sucedió en la Primera Guerra Mundial con las Legiones Checoslovacas, se organizaron tropas de exiliados que lucharon junto a los ejércitos de otros países para liberar su nación.
El frente del Este fue especialmente activo para los checoslovacos rebelados contra el régimen establecido. Ahora mismo se cumplen 70 años de la aparición del embrión de lo que luego fueron las unidades checoslovacas en Europa Oriental.
El penúltimo día de 1941, en la ciudad soviética de Buzuluk, situada en el sudoeste de los montes Urales, se reúne un grupo variopinto de 15 personas.
Entre ellas está el general Ludvík Svoboda, que tras luchar en las dos guerras mundiales, llegaría a ser presidente de la Checoslovaquia comunista en la década de los 70.
Svoboda se convertiría en el líder de este grupo de voluntarios, que es el germen del Primer Cuerpo Armado Checoslovaco, y que luchó junto al Ejército Rojo en el frente del Este durante la contienda.En él se encontraban ocho montadores de las fábricas de Škoda, cuyos conocimientos, según el historiador Miroslav Brož, fueron esenciales durante el nacimiento del grupo.
“Eran unas personas con muchas habilidades y capacidades. Podían construir literas, levantar letrinas. Hacían incluso maquetas de armas para entrenar, porque al principio no tenían ni armas”.
De hecho nadie sabía por entonces de dónde conseguía los equipos y las armas esta unidad. En julio de 1941, el Gobierno en el exilio de Checoslovaquia y la Unión Soviética habían llegado al acuerdo de formar ese grupo armado checoslovaco, pero Moscú no tenía intención de proporcionarles armamento.
Svoboda pensó en adquirir armas alemanas de las que conseguía el Ejército Rojo en los campos de batalla. Pero de donde sí lograron suministro fue de Polonia, que les proporcionó 3.000 uniformes, que habían recibido de Gran Bretaña.
La unidad armada checoslovaca fue fundada oficialmente el 7 de febrero de 1941. Según recuerda uno de sus primeros integrantes, el luego licenciado como médico, Gustav Singer, la moral estaba alta y todos querían ir cuanto antes al campo de batalla.
Pero el Gobierno en el exilio de Edvard Beneš, con sede en Londres, no veía clara la participación de los checos y eslovacos junto al Ejército Rojo, recuerda el veterano Gustav Singer.“Tenían miedo de que los rusos nos usaran contra los alemanes como carne de cañón”.
Los planes originales de Beneš eran más bien que en el frente oriental luchara una unidad solo de forma testimonial. Sin embargo, los cientos de voluntarios que en la Unión Soviética se alistaron convirtieron al grupo en otra cosa.
En él luchaban desde soldados profesionales a rutenos de la región transcarpática, liberados de gulags rusos. Con una tropa poderosa, el general Ludvík Svoboda, se desentendió del Gobierno checoslovaco en el exilio, incurriendo en una grave insubordinación, para pasar a hablar directamente con Stalin.
El líder soviético entonces accedió a armar a la unidad. Por fin bien armados, y luchando con arrojo, los éxitos no tardaron en llegar.
Dada la fama que estaban adquiriendo, el presidente Beneš cambió de actitud hacia ellos, dice el historiador Miroslav Brož.
“Cuando se fueron al frente y se obtuvieron las primeras victorias, todo el mundo hablaba de las unidades checoslovacas que estaban luchando. Entonces tanto Beneš como el ministro de Relaciones Exteriores, Jan Masaryk, mandaron cartas de felicitación”.En total, unas 50.000 personas lucharon en las unidades del Ejército Independiente Checoslovaco en los frentes del Este. De ellos, 5.000 se quedaron en el campo de batalla.
Desde Ucrania pasando por Polonia fueron liberando del yugo nazi todos esos territorios junto al Ejército Rojo, antes de llegar victoriosos a su propio país.