Heliodor Píka, el general demócrata ejecutado por el régimen comunista

Heliodor Píka

Su compromiso con el sistema democrático, sus enemigos entre las filas de los comunistas y sus conocimientos de lo que estaba pasando en la Unión Soviética le costaron la vida. El general checo Heliodor Píka fue ejecutado tras una farsa judicial en 1949. Este 27 de junio, día en Recuerdo de las Víctimas del Régimen Comunista, repasamos las circunstancias que llevaron a su muerte.

Con la llegada del Partido Comunista al poder en 1948 se inició en Checoslovaquia una limpieza de personalidades y cargos públicos destinada a garantizar la supremacía de las personas afines al nuevo régimen. Un ámbito clave, fue, evidentemente, el Ejército, en cuya purga se llegó a algunas sentencias de muerte. La más conocida de aquellos primeros años es la del general Heliodor Píka, ejecutado el 21 de junio de 1949 tras una condena conseguida con pruebas falsas.

Píka nació en 1897 en una familia de pasteleros de la Silesia checoslovaca y, tras concluir la escuela secundaria, inició los estudios de Farmacia. En 1916 fue llamado a engrosar las filas del ejército austrohúngaro y luchar en la Primera Guerra Mundial. Fue hecho prisionero por los rusos y, como otros checos, aprovechó la oportunidad para enrolarse en la Legión Checoslovaca y luchar junto a los Aliados contra la Entente por una Checoslovaquia todavía inexistente. En 1918 combatió junto a los franceses en el frente alsaciano.

Ivo Pejčoch,  foto: Archivo Militar Histórico de Praga
Durante la Primera República continuó su carrera militar y se convirtió en un personaje clave de la política exterior checoslovaca, según explica el historiador militar Ivo Pejčoch.

“Destacó en los años 30 como un excelente diplomático. De 1932 a 1937 fue nuestro agregado militar en Rumanía, país que al estar dentro del llamado Pequeño Acuerdo, era un aliado muy importante. Pero Píka fue realmente clave durante la Segunda Guerra Mundial, cuando desde 1941 hasta la derrota de Alemania dirigió la misión diplomática checoslovaca en Moscú”.

En la Unión Soviética Píka tuvo un papel preponderante en la formación y dirección de unidades checoslovacas que lucharían junto a los soviéticos contra las fuerzas del Eje. Estos años le permitieron a Píka conocer en profundidad el régimen estalinista, con sus purgas y gulags, y de hecho el general llegó a advertir en una misiva al presidente checoslovaco en el exilio, Edvard Beneš, de las intenciones de Stalin de establecer un régimen bolchevique en Checoslovaquia después de la guerra. El aviso cayó sin embargo en saco roto.

El gobierno checoslovaco exiliado en Londres
Píka pronto se encontró en la URSS luchando contra fuerzas superiores y labrándose enemigos entre sus otros compatriotas destacados en Moscú.

“Como era realmente un demócrata apolítico, fiel al gobierno checoslovaco exiliado en Londres, entraba en conflicto con los exponentes del Partido Comunista en las unidades checoslovacas del Ejército Rojo, como eran el general de brigada Bedřich Reicin o el recientemente fallecido Karel Vaš, que trataba de indoctrinar su ideología a estas unidades militares. Píka se enfrentó a estas personalidades. Y por supuesto, a toda una serie de funcionarios comunistas no les gustó su iniciativa de liberar a los ciudadanos de origen ruteno de los campos de concentración soviéticos”.

La Rutenia Subcarpática era un territorio que había pertenecido a Checoslovaquia antes de la Segunda Guerra Mundial pero que era ambicionado por la Unión Soviética. Píka deseaba que los rutenos, como checoslovacos, pudieran enrolarse en las unidades militares de este país, lo que podía ser contraproducente para la intención soviética de quedarse con Rutenia. Los esfuerzos de Píka no sirvieron de nada, y tras la guerra este territorio fue efectivamente anexionado a Ucrania, y por tanto a la URSS, pero sus acciones lo marcaron como un individuo peligroso. También jugaron un rol importante otros factores, como apunta Pejčoch.

“Indudablemente, debido a su alta posición en el frente oriental, tenía conocimiento del régimen estalinista y de la formación de las unidades checoslovacas. Evidentemente tenía información que no convenía”.

El febrero de 1948,  la plaza de la Ciudad Vieja en Praga | Foto: ČT24
Tras la guerra, y a pesar de recibir dos condecoraciones por parte de la Unión Soviética, era considerado enemigo por buena parte de los funcionarios comunistas. Su posición, además, era problemática: había sido nombrado parte del Estado Mayor checoslovaco.

De esta manera, tras la toma de poder del Partido Comunista en 1948, comenzó a prepararse su caída. Fue acusado de haber espiado para Gran Bretaña en la Unión Soviética durante la guerra, y procesado por traición a la patria. Se trató de una de las primeras farsas judiciales llevadas a cabo en Checoslovaquia, siguiendo el modelo soviético, cuyo objetivo era no únicamente deshacerse de sus adversarios políticos, sino también convertirlos en enemigos del Estado.

Bedřich Reicin,  foto: ČT
Píka parecía demasiado poderoso para caer, le prometió el perdón incluso el mismo presidente Klement Gottwald y contaba con conexiones en altos cargos civiles y militares, sin embargo su suerte ya estaba echada desde el principio, de acuerdo con Pejčoch.

“No está del todo probado hasta que punto, pero el caso es que Píka se vio víctima de una conjunción de poderes que ni siquiera el general y ministro de defensa Ludvík Svoboda fue capaz de revertir. La totalidad del proceso fue un montaje, sobre todo por la participación de Reicin y Karel Vaš. Según declaraciones posteriores de la secretaria de Reicin, Ludmila Uhlířová-Řičicová, la muerte de Píka estaba preparada ya antes de que se iniciara el proceso”.

El monumento a Heliodor Píka en Štítina,  foto: Archivo de pueblo Štítina
Píka fue finalmente ejecutado y su figura no fue rehabilitada hasta la Primavera de Praga de 1968. No obstante, durante el periodo de Normalización comunista se siguieron sin reconocer oficialmente sus méritos militares y su servicio a la patria.

En los años 90 comenzó su recuperación histórica, y el caso fue abordado de nuevo por los historiadores en libros y documentales. En 1991 el presidente Václav Havel le concedió in memoriam la medalla de la Orden de Milan Rastislav Štefánik y se le dedicaron dos monumentos, uno en Pilsen y otro en su pueblo natal, Štítina, cerca de Opava.

Autor: Carlos Ferrer
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