Hay que aprender a perdonar, a convivir y a odiar
Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.
Creemos que éste espacio encontrará radioescuchas también en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan para un proceso de cambio pacífico en la Isla. Por esa razón, en este programa analizamos junto al escritor cubano, Carlos Aguilera, la situación actual de su país, así como los eventuales aportes de la República Checa en el futuro proceso de transición en Cuba.
¿A qué cree que se deba el hecho de que la República Checa se interese por el tema de los DD-HH. en Cuba?
"Yo pienso que no es coincidencia sino más bien por el hecho de que, por desgracia, este país también vivió años de totalitarismo y todo ello ha creado una cierta sensibilidad y una inteligencia especial o perspicacia a la hora de entender este asunto. Además en la República Checa vivieron muchos cubanos que hacen al checo más sensible hacia el problema cubano. Pero yo pienso que lo más importante es que los checos, o la República Checa, ha podido crear una especie de reflexión cívico cultural, donde el tema de Cuba es casi un ejemplo de espacio limitado, de espacio de represión. Crear este mundo en el que Cuba entra ha sido posible después de años de vivir bajo el totalitarismo y la represión".
Ya que estamos hablando de experiencias similares, ¿podría representar algún día la República Checa un aporte a la transición en Cuba?
"Yo creo que hay algo muy importante. Los cubanos deben aprender a que hay un espacio de tránsito, poco a poco se debe ir caminando hacia un punto. Hay que tener paciencia, hay que esperar y saber que un cambio no significa que todo cambio, si no, que va a ser creado un espacio que permita avanzar. Es imposible pensar que si hoy mismo el gobierno cambia, mañana Cuba va a ser un país totalmente democrático y la mentalidad político cultural de los cubanos será otra. Se tiene que producir un espacio de tránsito para llegar a una verdadera democracia. La manera en que lo han ido haciendo los checos u otros países, para nosotros es muy importante".
Uno de los temas polémicos en la Reppública Checa es que no se hizo justicia ni se castigo a muchas personas responsables por crímenes durante el régimen anterior. ¿Cree Ud. que en Cuba ocurrirá lo mismo, dado a lo que muchos mencionan sobre el odio acumulado en la sociedad cubana?
"Es cierto que en Cuba hay mucho odio, pero también creo que en Cuba hay una suerte de consciencia caricaturesca de las cosas. Es decir, siempre los cubanos vemos el lado no trágico que puede tener determinado asunto. Yo creo que igual como hay que aprender a odiar, porque el odio te impulsa a hacer muchas cosas, te ayuda a escribir, a reaccionar, a moverte... también hay que aprender a perdonar y a convivir. Los que deben ser castigados, que sean castigados de la manera más justa.
¿Y los demás?
" Los que no, que logren encontrar un espacio, dentro de un contexto civil. En un contexto civil entramos todos. Y todos tenemos derecho a una pequeña voz. A partir de ahí es que hay que trabajar, porque lo que hacen los regímenes totalitarios es, precisamente, crear un espacio en el que sólo cabe el Estado y la opinión oficial... y todo el que no represente esa opinión es castigado, fusilado o va a la cárcel".
En Checoslovaquia fueron los intelectuales los principales protagonistas de los cambios. ¿Cree que suceda algo similar en Cuba o el cambio estará conducido por otros sectores de la sociedad?
"No sé si suceda así, pero sería muy deseable que fueran los intelectuales de la misma talla de Havel, Hrabal, entre otros, los que intervinieran en el espacio político y civil cubano. Eso sería bueno porque los intelectuales o las personas que vienen de un mundo no propiamente político, tienen otra manera de entender las cosas. Pueden ser un poco más flexibles a la hora de diseñar y propiciar el cambio y la transición. Yo creo que eso es importante, porque sin una base sólida durante la transición, es imposible conseguir luego la democracia. Y sería bueno que los intelectuales cubanos puedan participar en la creación de esas condiciones".