Fortna, el monasterio de Praga con las puertas abiertas

Vista desde Fortna, foto: Enrique Molina

La orden de los Carmelitas Descalzos en Chequia es especialmente conocida por custodiar la figura del Niño Jesús de Praga. Ahora amplía sus actividades a un nuevo monasterio junto al Castillo de Praga.

Encontrar un rincón de paz en pleno centro turístico de Praga no es tan utópico como parece. La orden de los Carmelitas Descalzos está reformando un monasterio en la que se ha convertido en su nueva sede más reciente (las otras se encuentran en el monasterio del Niño Jesús de Praga y en la localidad de Slány).

Karel Plechl,  foto: Enrique Molina

Su nombre es Fortna y está en la plaza Hradčany, al lado del Castillo de Praga. El plan es que el lugar sirva para acoger a cualquier visitante que desee pasar un rato por la zona. Ya sea para participar en las futuras actividades que tendrán lugar allí, para pasear por el patio, tomar un café o leer un libro en silencio.

El lugar rebosa de un espíritu contemplativo, pues sus conexiones con la espiritualidad cristiana se remontan al siglo XIV, cuando se construyó su iglesia. El monasterio no aparecería hasta 1621, levantado por la orden de los Barnabitas.

Sobre la larga historia de este recinto habló con más detalles para Radio Praga Internacional Karel Plechl, al que todos conocen como “Carlos”, y quien se encarga del correcto funcionamiento del monasterio y de varias de las actividades. Según nos cuenta, una orden femenina de clausura de Carmelitas Descalzas llegó aquí tras los Barnabitas, en el siglo XVIII. Pero fueron expulsadas con la llegada del comunismo.

Fortna,  foto: VitVit,  Wikimedia Commons,  CC BY-SA 4.0

“En el principio se construyó aquí la iglesia y después el monasterio de los Barnabitas. Después se mudaron y empezaron a vivir aquí las Carmelitas Descalzas. Durante el comunismo, los comunistas robaron el monasterio a las monjas. Los comunistas empezaron a construir aquí un hotel para los políticos que visitaban Praga”.

Tras el fin del comunismo volvieron las monjas Carmelitas, concretamente en el año 1992. Pero en 2020 las monjas buscaron un nuevo lugar donde, tras unas reconstrucciones, viven ahora. Es entonces cuando algunos Carmelitas Descalzos del monasterio del Niño Jesús decidieron trasladarse a este lugar para reformarlo y crear un nuevo proyecto. Karel Plechl explica que ya se notan los avances, pero que todavía queda mucho por hacer.

Fortna,  foto: Magdalena Hrozínková

“Empezamos con algunas renovaciones, por ejemplo, hemos hecho las oficinas para el equipo. Todavía no viven aquí los Carmelitas, que tienen un monasterio cerca, el del Niño Jesús. Entonces, el superior, Petr Glogar, vive allí pero viene todos los días. Estamos haciendo cosas poco a poco, hicimos una parte nueva donde va a haber terapias. Nos queda más trabajo, hacer el comedor y la cocina, por ejemplo, para que pueda funcionar para la gente”.

La iglesia como un punto de encuentro

Si algo distingue al proyecto de Fortna es su intención de seguir con la filosofía del papa Francisco. Es decir, que la iglesia se convierta en un lugar más abierto. No solo en el sentido institucional, sino especialmente en su faceta humana y de contacto diario con la gente.

Una habitación de Fortna,  foto: Enrique Molina

Durante la pandemia de coronavirus no es fácil cumplir con este propósito. Pero aunque con ciertas limitaciones, Fortna tiene las puertas de su iglesia abiertas incluso en estos tiempos, dice Plechl.

“La idea es así, como dijo el papa Francisco: Las iglesias tienen que abrir la puerta. Entonces, ahora durante este tiempo tenemos la iglesia abierta, la gente puede venir, sentarse y pasar un tiempo”.

Temporalmente, las actividades se encuentran relegadas al plano online, pero cuando las restricciones lo permitan, el programa de Fortna seguirá realizándose de forma presencial.

Dentro del programa, Karel Plechl destaca los encuentros sobre espiritualidad masculina y femenina, así como las reuniones con teólogos que explican fragmentos de la Biblia. Aquí la gente puede resolver dudas que quizás en otra ocasión no ha tenido la oportunidad de preguntar.

Sala en el interior,  foto: Enrique Molina

“Hacemos distintos tipos de encuentros. Por ejemplo, encuentros virtuales para los hombres, es decir, espiritualidad para los hombres, y también para mujeres. Estamos organizando discursos de teólogos, y la gente puede preguntar algo sobre la Biblia. También tenemos psicólogos que hablan sobre cómo educar a los niños, el matrimonio, etc.”.

Algo especialmente atractivo que aportará Fortna a Praga será la posibilidad de pasar tiempo buscando la paz en el interior del recinto. Desde leer durante unas horas en el jardín hasta vivir en una habitación del monasterio durante una semana, por ejemplo.

Siguiendo la filosofía de puertas abiertas ya mencionada, los Carmelitas Descalzos esperan que el lugar se use. Pero lejos de querer ser una atracción turística, el objetivo es que se forme una comunidad en torno al monasterio que sepa que allí encontrará rostros amigos.

Patio de Fortna,  foto: Enrique Molina

“Otro tipo de actividad es que la gente puede venir y simplemente estar aquí. Si alguien quiere estar en silencio una semana, puede venir y encerrarse. O alguien quiere venir dos horas y leer un libro en alguna sala, en el pasillo o en el jardín. Queremos que la gente aproveche este lugar”.

Karel Plechl recalca que la idea de Fortna está enfocada hacia algo más holístico. No es solo una cuestión de fe, además del apoyo espiritual, los visitantes tienen la oportunidad de recibir apoyo psicoterapéutico y hablar sobre sus problemas más allá de la perspectiva religiosa. De hecho, este es uno de los servicios que ya están funcionando actualmente.

“Queremos hacer aquí este tipo de oferta y de ejercicios espirituales. Pero también queremos ofrecer algo más completo. Por ejemplo, algunas veces no basta con confesarse, alguien puede necesitar la ayuda de un psicólogo o un psicoterapeuta. Este tipo de servicio lo estamos ofreciendo ya”.

Iglesia de san Benedicto,  foto:  Enrique Molina

La situación actual ha ralentizado la puesta en marcha y apertura del monasterio, pero en cuanto sea posible, sus instalaciones esperan llenarse de vida y recibir la visita de todo el que esté interesado.

De acuerdo con Karel Plechl, las vistas del lugar ofrecen una perspectiva interesante de Praga. Por otra parte, y encantado de practicar el español que perfeccionó en una estancia en Argentina, anima a los hispanos a conocer el lugar.

“La gente puede venir en cualquier momento y puede quedarse aquí simplemente y mirar y escuchar. Es bueno que como estamos arriba en el Castillo de Praga, se ve toda la ciudad. Tal vez la gente puede tocar otro punto de vista, no solo el horizontal, sino también el vertical. Quiero invitarlos a todos ustedes que hablan español a que vengan, también podemos hacer algún tipo de encuentro para los hispanos”.

Fortna,  foto: Magdalena Hrozínková

Cerca de la puerta principal del Castillo de Praga, el monasterio Fortna se alza a la espera de tiempos mejores donde la vida vuelva al interior de las salas. Las nuevas tecnologías permiten que las actividades no paren del todo, pero sin duda, existe el anhelo de que los visitantes puedan volver pronto, pues son quienes dan vida a la comunidad.

Mientras, las reconstrucciones continuarán para ofrecer al público nuevos servicios y seguir expandiendo el encanto de este punto histórico de la capital checa. Disfrutar de un rato de paz en el patio del monasterio y observar al mismo tiempo las vistas de Praga desde las alturas no parece un mal plan para encontrarse a uno mismo.

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