Ferrocarriles Checos continúan operando trenes de más de 30 años de antigüedad, afirman auditores.

Foto: Filip Jandourek, ČRo

Según un estudio publicado por la Oficina de Auditoría Suprema de la República Checa, más de un tercio de los trenes que se encuentran actualmente en servicio en la compañía Ferrocarriles Checos (ČD) han estado en uso por más de 30 años. Lo que los hace inadecuados para las necesidades y expectativas de los clientes.

Foto: Filip Jandourek,  ČRo
Viajar en un vagón de tren de 30 años de antigüedad puede ser una buena experiencia nostálgica, no tanto así cuando el viaje es retrasado debido a dificultades técnicas. Auditores de la Oficina de Auditoría Suprema de la República Checa han estado observando la manera en que el ministro de Transportes ha estado manejando los fondos del Estado y la UE destinados a mejorar sus vehículos ferroviarios de 2012 a 2018.

Sus hallazgos, los cuales fueron publicados el pasado lunes, revelaron que en el 2017 más de un tercio de los trenes usados por la compañía del Estado Ferrocarriles Checos, tenían más de 30 años.

Ferrocarriles Checos dice que esto es debido a que no hubo inversión en los trenes entre los años 1989 y 2008, un fuerte contraste con los casi 1739 millones de euros invertidos para mantener las máquinas desde entonces.

Si bien los auditores reconocieron que el porcentaje de trenes desactualizados estaba reduciéndose, consideran que el ritmo es demasiado lento, cambiando solo un 7% en los seis años analizados.

Foto: Kristýna Maková
Debido a que Ferrocarriles Checos tiene un 85% del monopolio en el mercado del transporte ferroviario del país, la Oficina de Auditoría de la República Checa dice que la compañía ha podido tener acceso a todos los subsidios del Estado y la UE para el mejoramiento de los trenes, una suma que ha sido de cerca de 180 millones euros.

El ministro de Transporte no está de acuerdo, declarando que en más del 50% de los casos Ferrocarriles Checos no fue el receptor.

La empresa afirma que necesita más inversión para actualizar sus máquinas. Sin embargo, la pregunta sigue siendo de dónde vendrá el dinero.

Se está considerando la venta de más de 60 millones de metros cuadrados de propiedad, incluida la estación de Masaryk ubicada en el centro de Praga. La suma recaudada se usaría para comprar nuevos trenes y reconstruir algunas de las máquinas más antiguas.