Experiencias latinoamericanas de estudiantes de Chequia
Decenas de estudiantes de universidades checas son becados cada año para estancias de intercambio en toda Latinoamérica. El gran salto cultural y geográfico con el que se encuentran en países como México o Argentina hace que la experiencia tanto en lo académico como en lo personal vaya más allá de la clásica beca Erasmus para países de la Unión Europea.
Pero aparte de estas becas, las más extendidas y conocidas, muchos estudiantes checos tienen también la posibilidad de ir más allá de las fronteras europeas. Por ejemplo Andrea Baloghová, estudiante de la Universidad Económica de Praga, que el próximo curso pasará un semestre en Buenos Aires.
“Es un programa de la universidad, tipo Erasmus, pero como Erasmus sólo funciona en Europa hay acuerdos bilaterales de la Universidad Económica de Praga y de universidades prácticamente de cada continente. Creo que sólo falta África, así que hay muchísimas posibilidades”.Andrea estudia Relaciones Internacionales y Diplomacia. En Argentina estará en la Universidad Torcuato Di Tella, donde espera reunir material y conocimientos para su estudio final de carrera.
“Me gustaría escribir mi tesis sobre Argentina, y como en República Checa y Eslovaquia hay muy pocos modos de conseguir literatura sobre el tema, creo que esto será muy beneficioso para mí. Puedo buscar mucha literatura para esta tesis, y también recibir clases por ejemplo sobre política argentina o historia. Por aquí no hay nada de todo eso”.
El programa no pretende cubrir totalmente los gastos de la estancia, sino permitirle ir hacia allá sin que suponga un gasto sensiblemente mayor que el de quedarse en Praga.Andrea ya ha disfrutado de otras becas anteriormente, pero de menor duración. Las dos en España para mejorar la lengua: un mes en Málaga y dos semanas en Salamanca. Eso sí, las dos fueron lo suficientemente largas como para enganchar a Andrea a estos viajes.
“A mí me encantó ver un país diferente con gente diferente, encontrarme con gente joven de todos los países, de muchas culturas. Esto siempre es muy interesante para mí, por eso estoy trabajando en Buddy System, una organización voluntaria de asistencia a estudiantes extranjeros, porque me encanta estar con gente de todas las culturas”.
Lea Doktorová, estudiante del Instituto de Hotelería en Praga 8, ya ha estado en dos países latinoamericanos disfrutando de dos programas distintos. En este momento está en Lima, Perú, pero su primer viaje fue a México, donde pasó seis meses en Monterrey. La formación que allí recibió en un campo como es el de la gastronomía mexicana, evidentemente, no habría podido conseguirla de ningún otro modo, explica.“Pues aprendí a cocinar un poquito más de la gastronomía mexicana. Tuvimos clases por ejemplo también de cómo servir la comida. Me di cuenta de cómo se preparan los platos, cómo adornarlos, cuáles son las diferencias entre los restaurantes en Praga y en México, qué platos típicos se preparan, qué adornos ponen, cómo se prepara un evento allá, qué requisitos tenemos que cumplir para que podamos hacer un evento. También contaron cómo hacer una contabilidad de la comida, qué tenemos que comprar, qué hay que preparar, y la planificación de todo el evento”.
Al igual que Andrea Baloghová, también para Lea Doktorová la experiencia personal tiene un valor incalculable.
“Uno está en un país muy diferente, con gente también diferente y con actitud diferente y al principio claro que se siente un choque cultural. Uno tiene que aprender a comprender a los demás porque hace cosas de diferentes maneras. Lo más importante es que uno no puede actuar como un turista, ha de adaptarse al ambiente y ser parte de la nación, no parecer como un extranjero. Si uno va para un tiempo largo tiene que adaptarse él”.
En Lima Lea hace un programa muy distinto pero en el que también aprovecha, asegura, la experiencia adquirida en México. Como miembro del AIESEC, Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Económicas y Comerciales, es responsable durante dos meses de un grupo en el que pretende estimular su capacidad emprendedora, cuenta.
“AIESEC es una organización de estudiantes, que junta 112 países por todo el mundo. Lo que estoy haciendo yo es un proyecto social que cualquier persona en todo el mundo puede realizar cuando quiera, y que se llama ‘Crece y Emprende’. Damos clases para los alumnos en un colegio, para que sepan cómo son ellos, qué personalidad tienen y si tienen alma de emprendedor y en un futuro pueden crear su propia empresa. O les ayudamos a innovar algo, por ejemplo, su vida, porque son chicos procedentes de familias un poco pobres y lo que estamos haciendo nosotros, los tres que hacemos este proyecto, es mostrar que también pueden cambiar un poquito su vida”.
En definitiva, viajes y experiencias que cambian tanto la vida de quienes los afortunados estudiantes que los realizan, como la de los mismos países que les acogen.