“Quien no ha vivido un intercambio de estudiantes, no lo puede entender”
Dávid Tomečko llegó a Málaga para pasar un curso en una escuela de enseñanza secundaria cuando era un adolescente y terminó quedándose tres años y sacándose el bachillerato mientras vivía con una familia de acogida. Su experiencia fue tan buena que ahora se dedica a organizar este tipo de intercambios con su empresa EEA Pobyt con la que cada vez más alumnos checos y eslovacos siguen sus pasos, como contó a Radio Praga Internacional.
¿Cómo surge tu proyecto para organizar intercambios?
Yo estudié en un instituto bilingüe y ahí aprendí español, pero también me di cuenta de que la cultura española son muchas más cosas, de que en los institutos te enseñan gramática, lo correcto, pero luego el español y la cultura española es mucho más. Y había una oportunidad de ir a estudiar a Málaga a un instituto, se lo comenté a mis padres y me dieron un apoyo enorme. En Málaga estudié 4º de la ESO, que el último curso de la Educación Secundaria Obligatoria. Y al final de ese curso y mi madre tuvo la idea de si no quería quedarme allí en Málaga.
¿Y no te pareció sospechoso que tu madre quisiera que te quedaras tan lejos?
Sí, sí un poco (risas). Pero no, me dijo que si le vía un sentido a eso, me ayudarían, así que allí hice el bachillerato entero. Así que pasé tres años consecutivos viviendo en una familia anfitriona y viajando por España, conociendo la cultura.
Y por esta experiencia personal, vi que esto lo podían hacer más compañeros. Ellos me preguntaban sí también podrían venir. Y así tuve mi primera estudiante que vino a Málaga a estudiar lo mismo que yo.
Estamos más acostumbrados a los intercambios de estudiantes universitarios con la beca Erasmus, pero esto es algo muy distinto, ¿verdad?
Esto es un intercambio de estudiantes de instituto de enseñanza secundaria, para lo que también existe la Erasmus. Pero la cuestión es que esto supone mucho trabajo para los profesores y no tienen tiempo ni recursos para llevar a cabo estos proyectos, y si se encargan de ello a menudo es solo para unas semanas. Lo que hacemos nosotros es que esos chicos pueden estudiar un trimestre, un semestre o un curso entero, o sea, hasta 10 meses, y yo creo que esa es la mejor manera para conocer la cultura y la lengua, vivir allí y tener esa experiencia, porque vives 24 horas al día: tienes una familia de acogida que comunica contigo, tienes tus actividades, tus amigos, vas a un médico, vas al panadero o a donde sea y siempre tienes que hablar español, así que estás como forzado a aprenderlo.
¿Y cuándo fundaste la empresa para hacer estos intercambios?
Pues tengo 25 años y empecé a hacer esto ya durante mi segundo año en España estudiando. Así que con 17 años tuve mi primera estudiante, pero fuimos aprendiendo poco a poco, cometiendo errores, descubriendo lo que hay, cómo se puede hacer, y siempre venían más y más chicos que les interesaba esto. Entonces, en 2022 me convertí en autónomo, lo empecé a hacer más oficialmente y más profesional.
En 2022 también empecé a colaborar con las embajadas españolas en Praga y Bratislava, y así ofrecimos algunas becas a los estudiantes, porque siempre las embajadas hacen algún tipo de concurso entre los institutos y así los estudiantes pueden pasar una semana en Málaga con clases de español o en una escuela de idiomas y también viviendo con una familia anfitriona. Eso también me parece que tiene mucho sentido porque hay niños que se pueden permitir ir a estudiar al extranjero pero hay otros que no. Hay muchos estudiantes con muchísimas cualidades, que se esfuerzan mucho para aprender y pueden ganar estos concursos e ir así a España.
¿Cuántos estudiantes estáis llevando ahora mismo cada año cada a España?
Cada vez más. Por ahora, en total, han sido como 70, creo. Pero solo en este año en septiembre vinieron 27.
¿Qué te dicen los estudiantes al terminar el intercambio?
Yo creo que los estudiantes crecen mucho, es una experiencia que si no la vives, no la puedes entender. Los niños aprenden a tener mucha confianza en sí mismos porque salen de sus casas, de la protección de sus padres, se enfrentan a problemas, a cosas que pasan en la vida y tienen que comunicarse en español. Muchos esos niños vuelven cada año, quieren repetir, o llegan para cinco meses y se quedan otros cinco, eso también pasa mucho. Luego vuelven para ver a sus amigos, porque ya tienen muchos amigos allí, la familia anfitriona se convierte también en su familia. Y luego muchos se quedan a estudiar la universidad en España.
¿Y no se os queda pequeña Málaga para tanto estudiante checo y eslovaco?
Siempre estamos buscando nuevos coordinadores en otras ciudades que no sean de Málaga porque hay estudiantes que me piden ir a otras ciudades. De momento suelo decir que no tenemos a nadie allí todavía, pero sí queremos expandirnos, primero por Andalucía, por ejemplo, porque no quiero meter a cinco estudiantes checos o eslovacos en un mismo instituto porque luego se relacionarían entre ellos y yo quiero que hablen lo máximo posible en español.
¿Y cómo haces para dar a conocer tu programa de intercambio? ¿Cómo se enteran los posibles interesados de que esto existe?
Cada año hago como un tour por los institutos bilingües y también otros donde se enseña español, tanto en Chequia como Eslovaquia. Muchas veces los mismos institutos me invitan para dar charlas ahí y les cuento cómo es, qué problemas o situaciones pueden surgir, cómo se vive en las familias de acogida, porque bueno, no siempre lo parece, pero en realidad es una cultura diferente, tienen otras costumbres, otros puntos de vista en muchas cosas y muchas veces a los estudiantes le cuesta al principio, pero siempre lo superan.