Europa debe asumir mayor responsabilidad por su seguridad

La invasión rusa a Ucrania impulsó a una mayor reflexión de los países europeos sobre el tema de la seguridad y las garantías que en este aspecto puede ofrecer Estados Unidos, en el marco de la OTAN.

Tomáš Petříček | Foto: Kateřina Cibulka,  Český rozhlas

El ex ministro de RR.EE., Tomáš Petříček, recalcó en entrevista para la Radio Checa la necesidad de reforzar la seguridad y defensa colectiva en Europa, de cara a la agresión rusa en Ucrania. Señaló que la mayoría de países europeos integran la OTAN y en caso de un eventual ataque confían en la ayuda de los demás socios, sobre todo de Estados Unidos.

De acuerdo con Petříček, Europa debería asumir no obstante una mayor responsabilidad por su propia seguridad, porque podría surgir una situación en la que no pueda contar con la ayuda de Estados Unidos.

Foto ilustrativa: Marek Studzinski,  Unsplash,  CC0 1.0 DEED

”Europa debe asumir una mayor responsabilidad por su seguridad. Y no se trata sólo del cumplimiento del compromiso como miembro de la OTAN de destinar el 2% de nuestro PIB a la defensa. Debemos reforzar la capacidad operacional de los cuerpos militares europeos, por ejemplo, la capacidad de actuar sin el apoyo logístico de Estados Unidos, que entonces podría tener otros compromisos. O sea que hay que reforzar el pilar europeo de la seguridad transatlántica, y de esto se está dando cuenta la mayoría de los países de la Unión Europea y Europa en general”.

Petříček habló asimismo de la ayuda militar y humanitaria de los países de Europa y Estados Unidos a Ucrania, reiterando nuevamente que la Alianza Noratlántica como organismo no puede intervenir en la guerra en Ucrania para no provocar con Rusia un conflicto de mayores dimensiones. Matizó que el mejor camino es el de la negociación pero acotó que el Kremlin debería estar dispuesto a ello.

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“Considero limitadas las posibilidades de negociaciones diplomáticas sobre el fin del conflicto en Ucrania, porque la Federación Rusa debería estar dispuesta a dialogar. Debería negociar primero con Ucrania, sin plantear condiciones irracionales previas como lo hace hasta el presente. Las conversaciones continuarían luego en el marco de las organizaciones internacionales como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) por ejemplo. Por otro lado hay que buscar un camino hacia una paz duradera, que no sea a expensas de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”.

El ex canciller checo aplaudió el interés de Finlandia y Suecia de entrar en la OTAN después de unos 70 años de neutralidad, matizando que esa es también una reacción a la invasión rusa de Ucrania.

Ministros de Defensa de Finlandia  (izquierda) y Suecia  (derecha) con Jens Stoltenberg | Foto: Jan Van de Vel,  NATO North Atlantic Treaty Organization,  Flickr,  CC BY-NC-ND 2.0

“En el caso de ambos países su entrada en la OTAN contribuiría a la seguridad y la capacidad defensiva colectiva en el marco europeo. Son países que desde hace tiempo desarrollan su técnica militar para fortalecer su defensa. Finlandia, por ejemplo, contribuye también significativamente a la lucha de los países europeos contra las amenazas híbridas”.

Petříček acotó que el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN deben ratificarlo primero los 30 estados miembros de la Alianza y que eso puede llevar tiempo. Recordó que la República Checa entró en la OTAN el 12 de marzo de 1999 junto con Polonia y Hungría, y que ese proceso tampoco fue automático por muchos motivos.

Pacto de Varsovia

Habíamos sido miembros del Pacto de Varsovia, el bloque militar de países comunistas encabezados por la Unión Soviética, que fue disuelto hasta en 1991, y desde 1968 hasta comienzos de los años 90 habían estado desplazadas en territorio checo las tropas soviéticas.

Los cambios democráticos en Europa Central y Oriental a finales de los años 80 hicieron cambiar la postura de Occidente hacia los países del este europeo, aunque perduraba cierta desconfianza. Esta desapareció después de la visita a Estados Unidos en 1993 de los presidentes checo y polaco, Václav Havel y Lech Walesa, quienes le dijeron abiertamente al entonces presidente estadounidense Bill Clinton que sus países querían entrar en la OTAN.

Entonces comenzaron intensas negociaciones, apoyadas entre otros por los checos radicados en Norteamérica. La posterior actuación de los militares checos en misiones internacionales de la OTAN demostró que las Fuerzas Armadas Checas son miembros fiables de la Alianza Noratlántica.