Estudiar los cuerpos de los checos para protegerlos mejor
Los científicos de Brno estudiarán la forma y la composición del cuerpo de los checos. Los datos obtenidos ayudarán a los fabricantes de material sanitario a diseñar productos de mejor protección.
Los científicos de la Universidad Masaryk de Brno examinarán en detalle las proporciones corporales de los checos. Más específicamente, a los antropólogos les interesará la forma exacta del cuerpo, su composición y la distribución de la grasa en las diferentes partes del organismo. Los datos compilados deberían ayudar a los fabricantes de material sanitario de protección y responder a una de las necesidades que reveló la pandemia del coronavirus: ajustar mejor los trajes, las mascarillas y otros artículos a las características físicas de sus usuarios.
El proceso es minucioso y emplea un sistema compuesto de numerosas cámaras, según explica Mikoláš Jurda del Instituto de Antropología de la Universidad Masaryk de Brno, encargada de la primera fase de examinación.
“La estructura se compone de cincuenta cámaras. Estas capturan el cuerpo de cincuenta ángulos diferentes, desde todas las direcciones. Y estas imágenes nos permiten crear después una especie del modelo en 3D del cuerpo”.
La captura de imágenes es rápida, tarda solo unos segundos, como cuando uno se toma una fotografía. La siguiente fase consiste en una resonancia magnética. Esta permite detectar las partes del cuerpo donde más se almacena la grasa. Las imágenes, que se consiguen en alrededor de una hora, muestran la grasa en color blanco, presente con frecuencia en las piernas y la cadera.
Todos los datos obtenidos formarán parte de una nueva base de datos. Allí los diseñadores y fabricantes de material de protección podrán encontrar una especie de maniquíes virtuales, modelos en 3D del cuerpo, categorizados en base a criterios como género o profesión.
El antropólogo Martin Šuta explica que los artículos de protección no son universales, algo que se hizo patente tras el estallido de la pandemia en primavera del año pasado.
“En la primera fase de la crisis del coronavirus descubrimos que el material de protección importado, como las mascarillas, no le sienta bien a los checos. Y surgió la necesidad de ajustar los productos a la población local”.
La base de datos ofrecerá también la posibilidad de probar los diseños, por lo que las empresas podrán hacerse una idea más precisa de los diferentes artículos antes de encargarlos.
Para obtener los datos necesarios, los científicos están buscando voluntarios interesados en participar en el proyecto. La idea es catalogar las medidas de muchos somatotipos diferentes, continúa Šuta.
“Nos iremos poniendo en contacto con los interesados de acuerdo con las categorías que necesitemos cubrir en dado momento. Queremos que la muestra sea lo más representativa posible”.
Una vez que la base de datos esté lista, en unos dos años según sus autores, el nuevo catálogo de modelos reemplazará las normas que llevan utilizándose desde hace más de treinta años. Las últimas disponibles, según indica Šuta, provienen de las Espartaquiadas, los juegos deportivos celebrados durante el periodo comunista entre los años 1955 y 1985.