¿Es posible diagnosticar enfermedades a través del olfato?

SMELLODI

El proyecto internacional SMELLODI, en el que participan científicos checos, pretende digitalizar el olor humano para el diagnóstico de enfermedades.

Como parte del proyecto de investigación internacional SMELLODI, un grupo de científicos checos trabaja en la digitalización del olor humano. ¿El objetivo? Facilitar el diagnóstico y la monitorización de enfermedades.

La aplicación de los olores y el olfato a la medicina diagnóstica es un fenómeno reciente. Probablemente el ejemplo más conocido dentro de este campo sea el de la enfermera escocesa Joy Milne quien, en 2015, alcanzó gran notoriedad por ser capaz de identificar casos de alzheimer en personas no sintomáticas a través del olfato. A raíz de este caso, científicos de la Universidad de Manchester lograron desarrollar una prueba diagnóstica olfativa para la enfermedad y, desde entonces, el “aroma humano” se ha aplicado al diagnóstico de patologías como el COVID-19 o el cáncer.

SMELLODI | Foto: Zuzana Machálková,  Český rozhlas

Según Robert Hanus, del Instituto de Química Orgánica y Bioquímica de la Academia Checa de Ciencias, la aplicación del olor humano en el campo de las ciencias podría ir incluso más allá.

“Lo que en nuestro complejo aroma humano, que contiene cientos o miles de compuestos individuales, puede considerarse un indicador de enfermedad, también podría serlo del sexo biológico de una persona, de su edad, etcétera. Algún día será posible simplificar esta información, miniaturizarla y colocarla en pequeños chips que la comuniquen de forma inteligible a los médicos”.

Para los científicos que forman parte de SMELLODI, el objetivo principal es que los olores humanos puedan usarse algún día para diagnosticar enfermedades con la misma facilidad con la que hoy utilizamos termómetros  digitales. A través de la digitalización de estos olores, los investigadores esperan además hacer posible su transmisión, permitiendo así que la información obtenida a partir de ellos pueda viajar, por ejemplo, de un laboratorio a otro.

El proceso de digitalización, según los investigadores, es más fácil de lo que podría parecer. En primer lugar, los científicos toman una muestra del olor de la persona, por ejemplo frotando la axila con un bastoncillo de algodón. El siguiente paso es introducir los datos en el cromatógrafo de gases bidimensional. Gracias a este dispositivo de última generación, que separa los componentes individuales de los diferentes olores, los investigadores son capaces de ver el “olor humano” en forma de gráfico. Explica Hanus.

SMELLODI | Foto: Zuzana Machálková,  Český rozhlas

“Aquí [en el gráfico] podemos observar, por ejemplo, el perfil de olores de una persona cuando se siente tranquila y el de una persona que acaba de tener una conversación desagradable y estresante. El gráfico de una persona estresada presenta muchas más fluctuaciones”.

Antes de aplicar esta tecnología al diagnóstico de enfermedades en humanos, Hanus y el resto de investigadores del equipo utilizaban la máquina para el estudio de la comunicación olfativa entre insectos. El cambio en el foco de la investigación, aclara Hanus, fue fortuito.

"Tarde o temprano nos dimos cuenta de que estos maravillosos dispositivos y procedimientos podían utilizarse para investigar cuestiones más importantes para el ser humano. Empezamos a jugar con el dispositivo de distintas formas e intentamos usarlo para distinguir los olores corporales de los miembros de nuestro laboratorio. Nos sorprendió mucho comprobar que funcionaba”.

Desde que se produjo el descubrimiento, Hanus y su equipo trabajan duro en colaboración con el proyecto internacional SMELLODI. Compuesto por siete institituciones científicas y tecnológicas distribuidas entre Alemania, Israel, y Finlandia, el proyecto tiene como objetivo final ampliar las capacidades de diagnósitico y control sanitario en un futuro cercano. Tras superar a más de ochenta candidatos en el proceso de selección con su propuesta de análisis químico, Hanus y su equipo contribuyen desde la República Checa a sentar las bases de la digitalización del olor corporal humano.

Autores: Marina Vidal Rico , Anna Fodor , Zuzana Machálková
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