Es mucho más eficaz hablar de la violencia sin violencia
"Yo soy una persona visual, oigo con los ojos", dice la artista española de la performance Esther Ferrer, que exhibe estos días en el Instituto Cervantes de Praga sus autorretratos fotográficos. En la inauguración de la exposición titulada "Al ritmo del tiempo" Esther Ferrer también presentó una de sus performances que se llama "Hablar por andar o andar por hablar". El arte de la performance ha sido precisamente el tema de nuestra entrevista.
"Las performances yo las preparo en un momento determinado, tengo un proceso de trabajo. Cuando me parece que ya la puedo confrontar al hecho real de su existencia, que es hacerla en público, entonces, decido hacerla. Pues, depende del tipo de performance. Ésta concretamente me llevó mucho prepararla. Porque tengo que reflexionar mucho sobre lo que voy a decir, lo que voy a hacer, porque hablo mucho e improviso mucho. Yo preparo lo que tengo que hacer, los movimientos y todo, pero luego cuando estoy in situ puedo perfectamente cambiarlo".
¿Observa las reacciones de la gente que está presente?
"Mira, cuando haces una acción estás en una situación un poco esquizofrénica en el sentido de que es casi un desdoblamiento de la personalidad. Tú estás concentrada porque si no no puedes hacerlo. En todo caso, yo estoy concentrada en lo que hago, pero por otra parte te das cuenta de muchas cosas que el público hace o dice o como participa etc. Yo no me puedo abstraer cien por cien del público aunque me importa muy poco lo que hagan, pero sí lo siento. Yo miro mucho a la gente, veo en la mirada de los ojos muchas cosas. Tengo muchas performances en las que yo miro verdaderamente al público a los ojos como te estoy mirando a ti ahora".
¿Ve reacciones diferentes en diferentes países?"Depende más de personas que de países. Por generalizar un poco, sí, puede decirse que los países mediterráneos tienen un código de reacción que no es el mismo que puede tener Praga o que pueden tener los americanos. Aunque pueden ser parecidas según el tipo de la gente. También depende del contexto en que la hagas. Si se hace en un contexto de arte ya sabes que va a venir un cierto público que ya en principio sabes que está interesado por el arte, va a tener un comportamiento vis a vis del arte. Si, por ejemplo, la haces en la calle, allí es un público que no es uno porque es el que pasa, no puedes saber cómo va a reaccionar la gente porque es gente que a lo mejor no ha ido nunca al museo, que no piensa ir tampoco y que después de ver una performance seguramente peor, ni se acerca a la puerta, o a lo mejor sí. Incluso la gente se puede permitir en un contexto cosas que en otro contexto no se permitiría".
¿Tiene Vd. algunos límites que no sobrepasaría nunca?
"¿A qué te refieres como límites? Yo pienso que todo el mundo tiene sus límites. Yo ya tengo los límites de tu propia personalidad y tu capacidad de hacer y de la edad. Porque, por ejemplo, yo antes hacía performances que ya no puedo hacer, hay muchas performances que yo adapto, las transformo de forma aunque el concepto sea el mismo para que las pueda hacer a pesar de mis 68 años. Otras verdaderamente no puedo porque son performances donde corro muchísimo ... Luego los límites del gusto y del querer. Eso es muy importante. Es que yo quiero hacer esto, que me apetece y si no no lo hago. Luego están los límites éticos y estéticos (quizá con muchas comillas). Yo no me lo permito porque mi estética no va por allí, me parece muy bien que lo hagan otros, pero a mí no me interesa. Efectivamente, hay muchos límites que yo no vivo como límites. Pero también hay límites ideológicos políticamente, por ejemplo, todo lo que pueda atentar contra lo que yo considero que es la dignidad del ser. Puedo atacar la moral estúpida y de prejuicios y la estética de prejuicios, por ejemplo, el hecho de que una persona como yo que ya tiene la edad que tiene y el cuerpo que tiene que me ponga desnuda delante del público. Yo sé que estoy atacando y hay muchísima gente que no solamente le da rabia, sino que incluso les parece imposible que alguien pueda exhibir (con muchas comillas) un cuerpo que ya no es joven, porque hay que seguir el culto de la juventud, y sobre todo una mujer. Todo esto yo lo puedo atacar perfectamente y no me crea ningún problema y además lo hago muy conscientemente. Pero hay otras cosas que yo no haría nunca. Por ejemplo, trabajar con animales y matarlos en las performances como lo hacen algunos, cosas de éstas yo no haría porque en mi vida las haría. Ya hay bastante violencia en todas partes. Yo creo que es mucho más eficaz hablar de la violencia sin violencia que hablar de la violencia con violencia".Foto: Carlos del Romero