"Enfatizar lo que tenemos en común y no lo diferente"

Foto: archivo de InBáze

Praga, actualmente con una tasa migratoria de 14,5%, cuenta con profesionales y voluntarios para asistir a los inmigrantes y guiarlos en sus primeros pasos. Radio Praga buscó el testimonio de la organización InBáze.

Refufest,  foto: Kristýna Maková
A la hora de recibir inmigrantes la República Checa no es de los países con más experiencia. Sin embargo, a lo largo de su historia más reciente ha recibido varias oleadas. Ejemplo de ello es la gran comunidad vietnamita que habita en todo el territorio nacional y que llegó por convenios políticos; las personas que han llegado de los países desprendidos de la antigua Unión Soviética; y una minoría de inmigrantes provenientes de países árabes, de América Latina y de África.

Para facilitar el proceso de adaptación e integración han surgido organizaciones dedicadas a esto. Una de ellas es InBáze, una entidad no lucrativa que funciona a base de fondos europeos y subvenciones del Ministerio del Interior.

La Coordinadora de mediadores interculturales, Mónica Márquez, nos comenta su objetivo.

"Nuestra intención aquí en InBáze, lo que somos el equipo de mediadores interculturales, es por un lado, ofrecer servicio de consultoría básica, social y legal. Esto quiere decir información sobre el sistema educativo, el de salud, el de trabajo, cómo conseguir trabajo etc., o incluso de términos migratorios, por ejemplo, cuestiones de visados, de permisos, etc.".

InBáze tiene su agenda copada, puesto que organiza anualmente el festival Refufest, que vendría siendo una suerte de fiesta de la diversidad cultural; ofrece clases de yoga y con frecuencia celebra encuentros que fomenten la familiarización entre extranjeros y checos.

Este tipo de actividades recreacionales vendrían siendo en realidad complementarias a lo que es el pilar de InBáze, que es lo que comúnmente se denomina mediación intercultural. Nos lo explica Jana Vlastníková, Coordinadora de las clases de checo para niños.

"Las trabajadoras y los trabajadores interculturales o si quieres llamarlos, mediadoras interculturales, aquí en la República Checa lo que hacen es el acompañamiento y la interpretación entre los extranjeros y las autoridades públicas".

Mediar antes del conflicto

Foto: archivo de InBáze
La mediación intercultural es un concepto bastante nuevo en Chequia, pues fue apenas en el año 2014 cuando comenzó a introducirse y empezaron a dictarse talleres de formación en el área tomando como modelo otros países con más trayectoria en el tema.

Uno de ellos es por ejemplo, España, un país culturalmente diverso y donde la mediación intercultural existe incluso a nivel de maestría universitaria. Allí se le llama a la profesión "mediador", pero en República Checa se adoptó el término "trabajador". Agrega Márquez.

"En República Checa el término de mediador está por ley muy identificado con la mediación de conflictos. Cuando se discutió esa posibilidad con los mediadores aquí se llegó a la conclusión de que no era posible porque las personas que iban a hacer esa profesión realmente no iban a tener el entrenamiento de mediación como tal que se requiere aquí por ley. Por lo tanto, no se les podía llamar así".

Lo que en realidad sucede es que el mediador está entrenado en la resolución de conflictos surgidos entre dos entidades, por decirlo de alguna manera, de culturas diferentes que bien puede tratarse de dos personas o entre una persona y una institución concreta. En el caso de la República Checa, el enfoque es diferente. Nos ilustra Jana Vlastníková.

"No es gestión del conflicto en sí, no te llaman para resolver conflictos. Tú estás allí para interpretar, para dar información a ambas partes respecto a las normativas de los extranjeros que residen en la República Checa".

Mientras que en Chequia la labor se centra en la prevención de conflictos, en España se centra tanto en la prevención como en la resolución. Según las experiencias de las trabajadoras de InBáze puede llegarse fácilmente de un malentendido a un conflicto y por ello ya es una necesidad imperante un entrenamiento para la resolución de éstos.

Algo más que un intérprete

Foto: archivo de InBáze
Uno de los principales obstáculos que hacen cuesta arriba la adaptación y que puede incluso impedir la integración es el desconocimiento de la lengua checa.

Por esta razón, cada mediador o, mejor dicho, trabajador intercultural de InBáze tiene un grupo lingüístico-cultural concreto al que se dedica. Hay para español, inglés, francés, ruso, vietnamita y árabe. En este sentido, cuando un empleado de InBáze acompaña a un inmigrante a una institución hace de intérprete.

Nos preguntamos entonces qué es lo que diferencia a un mediador de un intérprete. Nos lo aclara nuestra entrevistada Mónica.

"Si tú me dices 'este teléfono es negro' entonces yo te voy a decir lo mismo en el idioma que yo use, pero el mediador, si en ese mensaje está implícto que ese telefono lo tienes que usar, por ejemplo, te va a decir 'ese teléfono negro es para que lo uses en esto'. Eso la otra persona culturalmente no lo va a saber, pero necesita saberlo".

Por ello es vital que el trabajador cultural se oriente muy bien en la cultura checa y en ese otro mundo cultural por el que intercede; debe además tener la capacidad o más bien sensibilidad para intuir un potencial conflicto o tergiversación en el proceso comunicativo.

La inevitabilidad de una colisión

Foto: archivo de InBáze
Mónica Márquez trabajó por mucho tiempo asistiendo a la comunidad hispana y recuerda a los centros educativos como uno de los lugares de mayor susceptibilidad al desentendimiento.

Suele pasar que cuando las familias recién llegadas quieren inscribir a sus niños en la escuela, no se los aceptan porque no hablan checo, porque llegan a mitad de año o porque no tienen las vacunas que exige el sistema checo. De allí se deriva cualquier cantidad de problemas. Mónica hace memoria y nos relata.

"Recuerdo el caso de una pequeña que iba a la escuela. Ella provenía de un país donde no hace frío. A su mamá no se le ocurrió que la niña necesitaba ropa para salir afuera, algo calientito para el frío, unos zapatos para la nieve o qué sé yo. La maestra, desesperada, decía que 'cómo era posible que la mamá no mandara lo que era necesario para la niña' y estaba muy molesta. Luego, al día siguiente pasó que la mamá no pagó la comida porque no había entendido que tenía que pagarla".

La historia de desencuentros continuó, pero gracias a la intervención de Mónica esta historia tuvo un desenlace feliz y pacífico, pero no siempre suele ser así.

Para destrabar los prejuicios, la incomprensión y las frustraciones agrega Vlastníková que se precisa de ciertas virtudes: flexibilidad, voluntad, la capacidad de comunicarse y de entender lo diferente.

La práctica de las mismas no es en lo absoluto solo tarea del que llega, sino de los que ya están. Afortunadamente, muchas instituciones saben de la existencia de InBáze y las escuelas son unas de las que más solicitan sus servicios.

El dolor de la extranjería

Foto ilustrativa: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International
Pese a que la experiencia de abandonar el país natal y hacerse un nuevo lugar es diferente para cada persona, hay ciertos factores que suelen repertirse y que podrían considerarse como las principales causas de estrés e incluso de sufrimiento. Jana nos cuenta un poco más.

"La persona inmigrante tiene que enfrentarse a unos límites psicológicos, es una situación que supone bastante estrés. Es muchas veces una situación donde uno tiene que llevar el duelo o la pérdida. Luego, siempre el tema laboral cuando ya cuando uno llega a tener algún tipo de residencia; el tema de la vivienda y si hablamos de una familia, la integración de los niños a un colegio".

Para llenar todo el vacío de información y desconocimiento sobre el nuevo país InBáze ofrece asesoramiento legal, social y laboral; en pro de una comunicación efectiva, ofrece clases de checo; para aliviar las aflicciones y la nostalgia, sesiones psicoterapéuticas; y finalmente, cuando después de mucho tiempo y esfuerzo, se han vencido todas las barreras, actividades de ocio.

Latinoamérica en búsqueda de negocio y protección

Foto: archivo de InBáze
En cuanto a inmigrantes procedentes de Latinoamérica no se trata del grupo más grande, pero tampoco el más pequeño. Mónica comparte su experiencia.

"Hay muchos latinoamericanos que tienen aquí sus propios negocios y solicitan información sobre ese tipo de cosas, pero esos servicios ya no los ofrecemos. Digamos que es un poco raro pero todo lo que ofrecemos es gratuito. Entonces de alguna forma tenemos que separar si hay una persona que ya tiene un interés de carácter económico, que puede pagarse su propio intérprete pues entonces no es un cliente para nosotros".

Entre la comunidad latinoamericana han llegado muchos bajo el estatuto de protección internacional. Es el caso de muchos cubanos y ahora de muchos venezolanos. Nos explica Jana los tipos de protección internacional.

"Hay dos tipos de protección internacional. Una es de asilo político y otra es la protección subsidiaria, que se otorga por dos años. Al cabo de esa temporada tienes que renovarla y se está observando si en el país de donde huye la persona sigue habiendo una situación peligrosa. El asilo político normalmente se da por mucho años".

Los que llegan bajo asilo político tienen los mismos derechos que los ciudadanos, salvo el derecho a votar y también tienen un presupuesto para alquilar la vivienda. Las personas llegadas de la zona de conflicto de Ucrania están en bajo la protección subsidiaria.

Practicar la ciudadanía

Foto ilustrativa: Ondřej Tomšů
Toda la labor de InBáze es gracias a un equipo de trabajo de unas 80 personas, entre los que hay un montón de voluntarios. Además de sus deberes como intermediarios ponen un gran esfuerzo en la realización de eventos paralelos que prefieren no llamar 'multiculturales', sino más bien de participación civil pues como dice Mónica Márquez, "se trata de enfatizar lo que tenemos en común y no lo que tenemos de diferentes".

La participación ciudadana es algo como el momento cumbre de los inmigrantes. Se da una vez que la adaptación es ya un hecho, cuando ya se domina el idioma, ya se sabe cómo funciona el país, pero se quiere intervenir en actividades que vinculen a la persona con organizaciones locales y con el mismo estado.

Esto no tiene relación alguna con el hecho de obtener la ciudadanía oficial. Se trata de la intención y las ganas de ser mucho más que un residente, estableciendo que la verdadera ciudadanía, aunque adoptada, más que un reconocimiento en papel es un sentir.