En Munich, Occidente sacrificó Checoslovaquia a Hitler

Besetzung des Sudetenlandes durch die Deutschen im Jahre 1938

El 30 de septiembre de 1938 fue firmado el Tratatado de Munich que sacrificó Checoslovaquia a Hitler. Radio Praga les ofrece una crónica de los sucesos relacionados con aquella fecha, traumática tanto para los checos como para las democracias occidentales que fallaron ante el expansionismo de Hitler.

En otoño de 1938,  foto: Wikimedia Commons / PD
El Tratado de Munich destrozó un pequeño país centroeuropeo- Checoslovaquia. En su miopía egoísta, los políticos de las potencias occidentales Francia y Gran Bretaña creían que cediendo a los apetitos expansionistas de Hitler salvarían la paz en Europa y evitarían que sus pueblos tuvieran que enfrentar al nazismo en una contienda bélica.

En vísperas de la firma del Tratado de Munich, el primer ministro británico Chamberlain no vaciló en decir que no tenía sentido que los británicos desafiasen a Hitler defendiendo la causa de un país tan insignificante y distante como Checoslovaquia.

"Es contrario a la razón que los británicos se pongan máscaras antigas y caven trincheras debido a un conflicto en un país distante en el que está involucrado un pueblo del que nosotros no sabemos nada. Y por grandes que sean nuestras simpatías hacia el pequeño pueblo que enfrenta a un vecino grande y poderoso, no podemos actuar de tal manera que todo el imperio británico quede involucrado en una guerra sólo por él".

Foto: Bundesarchiv,  Bild 183-H13160 / CC-BY-SA / Creative Commons 3.0
Chamberlain y su colega francés Dalladier no se dieron cuenta de que el Tratado de Munich era el preludio de la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué acontecimientos precedieron la firma del Tratado de Munich que retrasó el estallido de la Segunda Guerra Mundial sólo un año?

En febrero de 1938, Hitler declaraba que en dos Estados colindantes con el Reich, vivían diez millones de alemanes a quienes el Tratado de Versalles, firmado tras la Primera Guerra Mundial, impedía vivir con sus compatriotas. Y ello no podía quedar así, según el Führer. Esos dos Estados aludidos eran Austria y Checoslovaquia...

Un mes más tarde Hitler invadía Austria, incorporando ese país al Reich. Quedaban por "rescatar", según opinión del Führer, tres millones de alemanes que vivían en Checoslovaquia.

Adolf Hitler firma el Tratatado de Munich
La mayoría de ellos militaban en Sudetendeutsche Partei - Partido de los alemanes de los Sudetes. Su líder, Konrad Henlein, demandaba una plena autonomía para los territorios fronterizos de Checoslovaquia habitados por la minoría alemana.

Mientras tanto, ya había sido elaborado en Berlín el plan secreto "Grün" para el desmembramiento de Checoslovaquia y la incorporación al Reich de los territorios checoslovacos habitados por los alemanes de los Sudetes. De inmediato se iniciaron los preparativos para su implementación.

Los acontecimientos se precipitaron, obligando al gobierno checoslovaco a decretar el día 21 de mayo, la movilización, pero acabó por aceptar gradualmente las demandas de Henlein como base de las negociaciones.

Hay que aclarar que todo el problema de los alemanes de los Sudetes, en esencia de carácter interno, fue internacionalizado, desencadenando una crisis internacional de gran envergadura. La cuestión de los alemanes de los Sudetes se convirtió en pocos meses en el punto crucial para desencadenar la guerra o preservar la paz en Europa. Ello fue un notable éxito de la política de Hitler y de Konrad Henlein.

Edvard Benes
El presidente checoslovaco, Edvard Benes, advertía, inútilmente, que no se trataba de los alemanes de los Sudetes, sino de una nueva agresión de Alemania hitleriana a la cual se seguirían otras.

A Francia y Gran Bretaña les convenía la tesis de Hitler que, de solucionar el problema de los alemanes de los Sudetes, la Alemania nazi no tendría otras pretensiones territoriales en Europa.

Los gobiernos de Paris y de Londres raciocinaban de la siguiente manera: si los checos son intransigentes ante las exigencias de Hitler, el Führer recurrirá a las armas para lograr sus propósitos. Se desencadenará un conflicto bélico en el cual quedarán involucradas tanto Francia como Gran Bretaña. De ahí las constantes presiones sobre el gobierno checoslovaco para hacer concesiones a Hitler.

Neville Chamberlain
Tanto Francia como Gran Bretaña tenían sus motivos para abogar por una política de concesiones a Hitler. Su inseguridad, basada en el desequilibrio armamentista en relación a Alemania, les hacía evitar todo posible enfrentamiento con Hitler.

Sin embargo, en 1938 ni siquiera las fuerzas armadas alemanas estaban preparadas para involucrarse en un conflicto mundial, según se desprende de los testimonios de los generales alemanes dados a conocer tras la Segunda Guerra Mundial.

El día 15 de septiembre, el primer ministro británico visitó a Hitler en Berchtesgaden, acabando por aceptar la dura demanda alemana: Checoslovaquia cedería al Reich todos los territorios fonterizos donde hubiera más de 50 por ciento de habitantes de habla alemana. Más tarde Hitler presentó a Chamberlain otro mapa que abarcaba incluso muchas localidades donde la población checa era mayoritaria.

El 30 de septiembre de 1938 fue firmado el Tratatado de Munich que sacrificó Checoslovaquia a Hitler,  foto: CTK
Checoslovaquia hizo el último amago de oponerse a la presión de Hitler, decretando la movilización general que se desarrolló ejemplarmente, el pueblo estaba decidido a luchar contra Hitler...

Mientras tanto, el primer ministro británico Chamberlain y su colega francés Dalladier viajaron a Munich donde suscribieron con Hitler y Mussolini el 30 de septiembre de 1938, un tratado que refrendaba todas las pretensiones territoriales de Hitler hacia Checoslovaquia.

Rodeados de vecinos hostiles y abandonados por sus aliados occidentales, el Pte. Benes y el gobierno checoslovaco capitularon. En aquel entonces, Checoslovaquia tenía un millón de hombres en armas, modernos armamentos y sofisticadas fortificaciones en las fronteras con Alemania. Hasta hoy en día se llevan a cabo acaloradas disputas sobre si Checoslovaquia debió haberse defendido en 1938, y si la capitulación no doblegó moralmente a la nación.

A consecuencia del Tratado de Múnich, Checoslovaquia perdió cinco millones de habitantes y una tercera parte de su territorio que fue incorporada a Alemania. El 15 de marzo de 1939, la Primera República Checoslovaca dejó de existir: las tierras checas fueron ocupadas por la Alemania nazi y en Eslovaquia fue promulgado, bajo la presión de Hitler, un Estado de carácter clerofastista. El 1 de septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial.