En Chequia faltan padres de acogida que reemplacen la tutela institucional

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Pocos checos están interesados en convertirse en padres de acogida y cada vez más niños abandonados terminan en instituciones públicas. Una cuarta parte son menores de 4 años.

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Eva Ptáčková es una madre de acogida temporal, es decir, que cuida a niños por un periodo máximo de un año. En la actualidad tiene a su cuidado a un bebé de 5 meses que nació adicto a la nicotina y a las drogas. Acogió a la pequeña en su hogar, sin saber de sus síntomas. Según contó a Radiožurnál, emisora de la Radio Checa, la trabajadora social no le había advertido de ningún problema.

“Solo cuando la trajimos a casa descubrimos qué es lo que conlleva este diagnóstico, qué es lo que siente la niña. Dejaba de respirar repetidamente, sufría de síndrome de abstinencia y su cuerpo entero temblaba, y ella lloraba”.

Según confirma Ptáčková, la niña ya se encuentra mucho mejor. En estos días la está entregando a otra familia, una de acogida de largo plazo, que se encargará de ella hasta que sea mayor de edad, si todo va bien. No obstante, muchos niños no cuentan con esta posibilidad, ya que en Chequia faltan padres de acogida de largo plazo.

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Los expertos destacan lo importante que es para el desarrollo de los niños que puedan contar desde pequeños con una persona que les dedique su tiempo y cariño y les enseñe a formar relaciones familiares basadas en la estabilidad, la confianza y la seguridad.

No obstante, a pesar de las recomendaciones, Chequia sigue siendo el último país en la Unión Europea que cuenta con centros de internamiento de niños menores de 3 años. Desde hace casi una década, las autoridades afirman esforzarse por anular la práctica, pero esta sigue vigente.

Mientras que el número de niños abandonados va creciendo, la capacidad de los padres de acogida actualmente registrados se agota, afirma David Svoboda, director de la ONG Amalthea, enfocada en la ayuda a familias y niños.

“Si tomamos en cuenta que cada año son internados en centros públicos alrededor de 1200 niños, necesitaríamos anualmente 1200 familias de acogida nuevas. Y la verdad es que no contamos con tantas”.

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En los últimos dos años, 6553 niños han sido internados en instituciones públicas. Se trata del mayor número registrado desde el 2013. En comparación, el crecimiento del número de solicitudes por parte de futuros padres de acogida se ha parado: el año pasado se registraron solo 504.

No faltan solo padres de acogida de largo plazo, sino también los de acogida temporal. Son ellos los que pueden ofrecer ayuda inmediata para que los niños no terminen internados en centros públicos. De acuerdo con Svoboda, una vez allí, pocos vuelven a ser colocados con familias. Y así se crea un círculo vicioso. Los niños que crecen en un entorno institucional se convierten en muchos casos en adultos incapaces de cuidar de sus propios hijos y estos terminan creciendo en las mismas instituciones que sus padres.

Con las reducidas posibilidades que hay, la situación se complica aún más para los niños con dificultades especiales, con discapacidad o de un origen étnico minoritario. Al mismo tiempo, resulta casi imposible encontrar a una familia dispuesta a acoger a hermanos.

Las razones por las que el interés de las familias en convertirse en familias de acogida es tan bajo son varias. De acuerdo con Magdaléna Zemanová de la Asociación de Familias de Acogida, es sobre todo por la falta de reconocimiento.

“Es un servicio proporcionado por las personas al Estado para que los niños no terminen internados. Pero los padres de acogida no son empleados del Estado, no son empleados de nadie. El público los ve como a personas que se quedan en casa jugando con niños”.

Cabe mencionar asimismo el lado financiero del asunto. Los que ven a los padres de acogida con malos ojos suelen estar convencidos de que lo hacen para ganar dinero. Dana Švejdarová lo rechaza y afirma no conocer a ninguna familia así. En sus propias palabras, ser padre de acogida es “como trabajar 24 horas al días por un salario mínimo”. También Magdaléna Zemanová considera que en Chequia el servicio sigue siendo percibido como una especie de pasatiempo y el trabajo y cuidado dedicado por los padres de acogida no es remunerado de manera adecuada.

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En la Cámara de Diputados está preparada una enmienda de ley que permitiría incrementar los ingresos de los padres de acogida, no obstante, según los expertos, seguirá siendo poco.

Lograr un cambio positivo resulta difícil también debido a que en el tema se ven involucrados tres ministerios. El cuidado de los niños más pequeños forma parte de la cartera de Salud, los centros para niños de 3 a 18 años son responsabilidad del Ministerio de Educación y la acogida familiar es un tema del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Además de incrementar los subsidios para las familias de acogida, los expertos consideran que hace falta realizar una campaña de concienciación a largo plazo que permita al público entender la naturaleza de esta tarea.

Autor: Romana Marksová
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