El vehículo eléctrico amenaza a Chequia
La transición hacia la electromovilidad podría acarrear grandes problemas al tejido empresarial checo en un futuro próximo.
La sustitución del clásico motor de combustión interna por el eléctrico parece un proceso ya irreversible, pero que, además, podría entrañar una seria amenaza para la propia industria checa del automóvil.
A este asunto se refirió recientemente la agencia Bloomberg, que afirma que dicha transición podría entrañar graves problemas para los proveedores de componentes para automóviles en Chequia y en la vecina Eslovaquia. Según esta, los vehículos eléctricos requieren de muchos menos componentes que los de combustión interna.
"El problema es qué pasará con la amplia red de proveedores que forman la columna vertebral de la industria y mantienen la economía en marcha", escribe Bloomberg.
Señala, además, el riesgo de que Chequia y Eslovaquia se queden atrás a la hora de atraer inversores para la construcción de fábricas de producción de baterías. Por el contrario, en esta línea, países como Hungría o Polonia ya cuentan con varias de estas fábricas y algunas otras ya en construcción, mientras que las empresas automovilísticas podrían estar interesadas en trasladar su producción cerca de los propios proveedores de baterías en el futuro.
"Si no logramos esta transformación, tendremos un problema con el empleo", afirmó Alexander Matušek, director de la Asociación Eslovaca de la Industria Automotriz.
La agencia apunta al gran peso del sector en ambos países, con una producción de vehículos por habitante de las más altas del mundo, y recuerda el caso nada esperanzador de la ciudad de Detroit. La ciudad estadounidense fue durante décadas la capital mundial del automóvil y sede de las grandes empresas del país, hasta que en la década de los 70 la industria fue entrando en una profunda crisis iniciada por la progresiva llegada de firmas europeas y japonesas al mercado estadounidense y de la que nunca ha llegado a recuperarse.