El " Tratado de Múnich" del siglo XVIII

María Teresa

Los cibernavegantes que se interesan por la Historia saben que en el Tratado de Múnich, de 1938, las potencias occidentales dieron el visto bueno a Hitler para que se hiciera con las regiones fronterizas de Checoslovaquia. Fue el primer paso para borrar este país del mapa de Europa. Es poco conocido que ya en el siglo XVIII tres Estados vecinos de habla alemana- Prusia, Baviera y Sajonia- quisieron repartirse el Reino Checo. Contaban con la alianza de Francia cuyos soldados ocuparon incluso Praga. Si sus planes se hubieran hecho realidad, la nación checa en la actualidad probablemente ya no existiría. ¿Cómo se salvaron los checos en el siglo XVIII? Se lo contaremos en este programa.

Batalla de Mohács en el año 1526
El Reino Checo, integrado por Bohemia, Moravia y Silesia, formaba parte, desde 1526, del imperio de los Habsburgo. La poderosa dinastía que durante tantos siglos tenía en sus manos las riendas de la política europea, enfrentaba a principios del siglo XVIII graves problemas con la sucesión.

El emperador Carlos VI no tenía un sucesor masculino. En 1717 nació la princesa María Teresa y su padre consagraría el resto de su vida para asegurar a su hija primogénita el trono del imperio austro-húngaro.

Carlos VI estipuló la sucesión por la línea femenina en un documento llamado "Sanción Pragmática". A través de un enorme esfuerzo diplomático consiguió que la reconocieran las 23 posesiones de los Habsburgo, diseminadas por varias partes de Europa, y las demás cortes europeas. El emperador pensaba que así aseguraría la integridad territorial del imperio sin la necesidad de recurrir a las armas. Fue una esperanza ilusoria.

María Teresa
María Teresa tenía 23 años cuando sucedió a su fallecido padre en el trono del imperio de los Habsburgo. Dos meses después de tomar la posesión la novel soberana tuvo que hacer frente a la invasión militar a Silesia por parte del rey de Prusia, Federico II.

El Ejército prusiano ocupó Silesia en una operación relámpago sin la previa declaración de guerra, lo que era algo inédito en la Europa de aquella época. La superioridad de las tropas prusianas era abrumadora: 30 mil hombres contra los 1500 defensores de las destartaladas fortalezas silesias.

El Ejército del imperio de los Habsburgo no estaba preparado para enfrentar el avance arrollador de los prusianos. Faltaba dinero, soldados y mandos capaces.

Las huestes de los Habsburgos se concetraron en la ciudad de Olomouc, en el centro de Moravia, y emprendieron la marcha rumbo al norte para intentar dar una respuesta militar a la invasión prusiana directamente en suelo silesio.

La operación no resultó.Las tropas prusianas les asestaron una demoledora derrota. Federico II ocupó el 90 por ciento del territorio de Silesia.

Los vecinos de la monarquia de los Habsburgo, Baviera y Sajonia, se aprovecharon de la inestabilidad del imperio encabezado por María Teresa, y organizaron un complot, alentados por Francia, eterno enemigo de los Habsburgo.

En una reunión en Francfort del Meno, el elector de Baviera reinvindicaba para su dinastía de los Wittelsbach Bohemia con su capital Praga y el título de rey checo. Les recordamos que desde 1526 Bohemia y las demás tierras de la Corona Checa formaban parte del imperio de los Habsburgo.

María Teresa
El elector de Baviera, Carlos Alberto, pretendía arrancar al imperio de María Teresa también Tirol y Alta Austria.

El elector de Sajonia declaró en la conferencia de Francfort que se contentaría con Moravia, parte oriental del Reino Checo, y con el nuevo título de "rey moravo". Prusia reclamó el reconocimiento a perpetuidad de la anexión de Silesia. Francia y España que participaban en la conferencia, esperaban hacerse también con algunas posesiones de los Habsburgo.

El tratado sobre el reparto del imperio de los Habsburgo fue firmado el 14 de septiembre de 1741. Si se hubiera implementado, el Reino Checo, habría quedado repartido entre tres Estados de habla alemana:Baviera, Sajonia y Prusia. Los checos como nación habrían desaparecido. ¿Qué salvó a los checos? La tenacidad y el valor de la soberana María Teresa de Habsburgo.

En octubre de 1741 los bávaros cruzaron la frontera sur de Bohemia. El elector de Baviera, Carlos Alberto, anunció a bombo y platillo en la ciudad de Ceské Budejovice que venía para hacerse con Bohemia cuya posesión le correspondía legítimamente.

Desde el oeste avanzaban rumbo a Praga sus aliados, los franceses. Y desde el noroeste marchaban sobre la capital checa los sajones.

Ante las puertas de Praga se concentraron 60 mil hombres de las tropas invasoras, listos para asaltar la ciudad cuya guarnición contaba con apenas tres mil efectivos.

Hacia la medianoche del 26 de noviembre de 1741, un clarín de las tropas invasoras tocó al asalto. Por la mañana la capital checa capituló.

María Teresa vivía en Viena momentos de angustia, pero no estaba dispuesta a rendirse. La soberana escribió a su canciller, el conde Kinský:"Querido Kinský, ha llegado la hora de apostar todo por todo y hasta perder todo para que yo pueda salvar Bohemia".

Entretanto, el ocupante bávaro, el duque Carlos Alberto, se proclamó el 7 de diciembre de 1741 rey de Bohemia. En la Sala Vladislao, en el Castillo de Praga, le rindieron homenaje varios centenares de representantes de la nobleza, del clero y de los burgueses.

Los historiadores modernos no encuentran disculpa para ese cobarde y vergonzoso comportamiento de los estamentos checos. Pero no todos traicionaron a su soberana María Teresa. Se mantuvieron leales, por ejemplo, las familias nobles de los Schwarzenberg, de los Kounic y de los Harrach.

Mientras tanto, María Teresa logró organizar un fuerte Ejército que en enero de 1742 desalojó a los bávaros de Alta Austria y pronto estuvo a las puertas de Múnich. El duque bávaro, Carlos Alberto, fue pronto un gobernante sin territorio.

Tras ocupar Baviera, las tropas de María Teresa podían desplazarse a Bohemia y liberar Praga. El rey de Prusia, Federico II, intentó frustrar ese plan y su huestes libraron una batalla con las tropas de María Teresa cerca de la ciudad de Cáslav, al este de Praga, en la que cayeron 11 mil hombres.

Federico II se retiró de Bohemia y María Teresa podía concentrar las fuerzas armadas para reconquistar Praga. Sus tropas cercaron la capital checa a principios de julio de 1742. En la ciudad se encontraban como en una trampa los 30 mil ocupantes, al mando del general francés Belle- Isle. Acosados por el hambre, los sitiados franceses comieron gatos, perros, urracas y gorriones.

El sitio de Praga se prolongó hasta el invierno. Tan sólo el 15 de diciembre de 1742, después de cinco meses de hambre, los franceses lograron escapar de Praga. Fue una fuga parecida a la de las tropas napoleónicas de Moscú. Los carros quedaban atascados en montones de nieve, en las cunetas yacían soldados entumecidos de frío y congelados. En la desesperada fuga de Praga los franceses perdieron seis mil hombres.

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