El sueño checo de la youtuber californiana Jennifer Preston
Con sus videos acerca de las diferencias culturales entre su país de origen y su país de adopción, el canal de youtube Dream Prague cuenta la atractiva experiencia de una mujer de California que tenía el deseo de venir a vivir a Europa. En esta entrevista, Jennifer Preston, su creadora, nos cuenta cómo logró atraer a un público muy numeroso que cuenta incluso con una gran cantidad de checos.
Con casi ochenta mil suscriptores, el canal de Youtube Dream Prague de la californiana Jennifer Preston es una de las grandes referencias y ayudas con las que cuentan todas aquellas personas interesadas en conocer un poco más acerca de cómo es vivir en Praga y otras ciudades de la República Checa. Cuenta Preston que el nombre de su exitoso canal de Youtube, lejos de ser casual, remite un poco a la famosa frase del sueño americano que, en su caso particular, se dio exactamente al revés.
“Nos dimos cuenta de que, al contrario de lo que muchos checos pueden llegar a pensar, estar en este país es un sueño que no podíamos cumplir allí, en Estados Unidos y tiene que ver con la calidad de vida y el respeto a la herencia cultural. Y realmente mejoró mucho nuestra vida y cuando bauticé a este canal la idea era ayudar un poco a los potenciales o nuevos inmigrantes que llegaran a Chequia y no quería enfocarme en cosas negativas como la burocracia, el clima frío, quería enfocarme en que esto es un sueño y las razones por las que decidimos venir”.
“Al contrario de lo que muchos checos suelen pensar, estar en este país es un sueño que no podíamos cumplir en Estados Unidos”.
Está más que claro que Preston logró cumplir su sueño de poder instalarse en Europa y, en la actualidad, se siente tan cómoda y contenta viviendo en Praga que incluso cuenta orgullosa que viene de aprobar un examen B1 en checo, como parte de los requisitos para la obtención de la ciudadanía que espera concluir en el mes de abril. Sin embargo, pese a que ahora muchos factores parecen mostrar que todos los caminos conducían a Chequia, reconoce Preston que no siempre tuvo en claro cuál sería su ciudad de adopción.
“Vivimos en Chequia hace más de once años y con mi esposo, que también es de Estados Unidos, queríamos vivir en Europa aunque no sabíamos bien dónde. Él había estado en Praga tres días en 1999 y siempre habló muy bien al respecto, y hasta tiene un parentesco checo que se remonta a más de cien años porque su padre proviene de una familia de la región de Moravia, así que eso fue un factor, pero aun así fue una cuestión bastante azarosa el hecho de haber elegido Chequia”.
El lugar de Moravia de donde proviene parte de la familia de su pareja se llama Horní Rožínka, queda cerca de Brno, una de sus ciudades favoritas del país, y explica Preston que su marido tiene algo así como un cuarto de sangre checa debido a que el abuelo de su padre era de Moravia, en la época del Imperio austrohúngaro. Sin embargo, aclara Preston que su marido no tenía la nacionalidad ni hablaba una palabra de checo antes de instalarse con ella en el país.
“Y su padre vino a visitarlo y le insistió para que fuera a esa pequeña ciudad para intentar encontrar a algún pariente vivo, a mí me pareció gracioso porque me preguntaba cómo sería posible encontrar a alguien después de cien años, ellos sin embargo fueron y encontraron a una mujer que estaba ordeñando una vaca y le preguntaron si conocía a alguien que tuviera su apellido, ella respondió que sí y les presentó a un primo. Así que ahora tenemos una hermosa relación con esa familia que vive en una ciudad de ochenta personas, los hemos visitado muchas veces y ellos han ido a Estados Unidos a ver al padre de mi esposo, es una conexión muy afortunada la que hemos establecido”.
El juego de las diferencias
A pesar de que considera que Praga es, en la actualidad, una ciudad tan cosmopolita que no requiere hablar más que inglés para vivir bien, ella estudia y practica mucho el idioma local que, de hecho, considera nada menos que su segunda lengua porque solo comprende algunas pocas palabras de español y francés. De todas formas, asegura que el aprendizaje de checo es para ella un proceso difícil porque, a diferencia de los hablantes de inglés y español que están mucho más acostumbrados a escuchar distintos acentos y gramáticas tal vez no muy ortodoxas, los checos no suelen hablar en su idioma con los extranjeros. Aun así, sigue esforzándose y hasta realizó algunos de sus videos en checo, algo que probablemente no hubiera imaginado que haría cuando creó su canal de Youtube. Por otro lado, como suele suceder en estos casos, las características de sus videos fueron cambiando con el paso del tiempo.
“Hago estos videos desde hace unos tres años y medio, he trabajado no solo como profesora de inglés sino también ayudando a los inmigrantes a obtener sus visas y durante ese proceso me di cuenta de que ellos necesitaban mucha más ayuda vinculada con cómo actuar, qué cosas hacer y mi canal tendría que ver con todo eso. Entonces mis primeros videos fueron sobre cómo usar el transporte público, cómo obtener una visa, cosas así. Luego empecé a comparar cosas un poco más generales como el gusto de la comida o cómo actuar en un restaurant y, de a poco, pasó a tener quizás menos información y cada vez más comparaciones culturales”.
Cada miércoles Jennifer Preston sube un nuevo video que, en efecto, analiza las diferencias entre Chequia y Estados Unidos en lo que respecta a usos y costumbres, gastronomía y tiempo libre, hábitos a la hora de tomar alcohol, cuestiones que se tienen en cuenta al alquilar una vivienda y hasta el rol de la mujer en cada una de esas sociedades, sin desentenderse tampoco de temas tabú como, por ejemplo, el verdadero origen de la cerveza Budweiser.
En su opinión, una de las diferencias culturales que más rápido saltan a la vista entre los checos y los estadounidenses remite a la sonrisa. Si bien Preston considera que, en Estados Unidos, es mucho más fácil que la gente sonría en la calle, eso no quiere decir que estén dispuestos a ayudar a quienes tengan algún tipo de problema, mientras que, por el contrario, la aparente frialdad de los checos tal vez no tenga nada que ver con el vínculo real que adoptan con las personas. En definitiva, se trata simplemente de rasgos culturales que, por supuesto, se profundizan mucho más con la mirada extranjera, que es, en algún punto, lo que inspira a Jennifer Preston a la hora de hacer sus videos.
“Solía seguir a algunos youtubers que eran extranjeros viviendo, por ejemplo, en París, España o Alemania y ese fue un poco el modelo para hacer lo que estoy haciendo, buscaba sus canales y decía: ‘oh, nunca he pensado en las diferencias de comportamiento entre un spa en Francia y uno en Estados Unidos, entonces tengo que hacer algo parecido sobre República Checa’. Así que eso empezó a abrirme los ojos a la clase de video que podría llegar a interesar al público”.
En contraste, sobre todo, con los fugaces videos de Tik Tok que parecen apuntar al chiste fácil y a un tipo de contenido muy eficaz, muchos de los videos de Jennifer Preston se caracterizan por abordar esas diferencias culturales que ella menciona de un modo más profundo y, de hecho, la mayoría dura hasta quince minutos. Por otro lado, su canal de Youtube cuenta también con muchos seguidores checos que, según ella misma explica, suelen corregir eventuales errores e incluso amplían su información, recomendando una gran cantidad de libros y películas.
“Cada vez me cuesta más hacer videos que simplemente comparen aspectos entre los dos países porque para mí todo lo checo se empezó a volver normal”.
“Trato de pensar mucho los temas, me doy cuenta de que internet suele favorecer más a los videos cortos pero considero que una conversación requiere de unos quince minutos para empezar a volverse interesante, y siento que si realmente tengo algo que decir y no me pongo reiterativa la gente no tendrá problemas en prestar atención durante unos quince o incluso veinte minutos”.
A medida que van pasando los años y los videos, lo que en un principio le parecía exótico de la vida en Praga se fue volviendo cada vez más natural, por lo que Jennifer Preston se siente ya un poco checa, aunque, al mismo tiempo, está convencida de que nunca va a dejar de tener una forma de pensar estadounidense.
“Es muy interesante, muy interesante porque paso mucho tiempo pensando cuáles son las particularidades de Estados Unidos y cuáles las particularidades checas y cada vez me cuesta más hacer videos que simplemente comparen aspectos entre los dos países porque para mí todo lo checo se empezó a volver normal y eso quiere decir que me estoy volviendo más y más checa, pero a la vez siempre voy a ser una persona de Estados Unidos, hay una forma de pensar que viene de haber sido criada en esa cultura de la que, simplemente, no te puedes deshacer. Entonces, en este punto diría que soy un cincuenta por ciento estadounidense y un cincuenta por ciento checa”.
A la hora de establecer la mayor diferencia entre ambas sociedades, Preston afirma que, en Estados Unidos, la gente suele priorizar el trabajo, y aun cuando el objetivo de eso sea conseguir más dinero para el bienestar de su familia, lamenta que muchas personas se vuelvan algo adictas a producir. En ese sentido, dice que el estilo de vida de los checos tal vez pueda resultar un poco ocioso para la gente de Estados Unidos. Sin embargo, ella explica que, lejos de ser así, los checos solo ponen su vida por encima del trabajo, y esa es, de hecho, una de las razones por las que ella eligió quedarse en este país.
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