El sacerdote estrangulador y otras leyendas

Trhová Kamenice

El sacerdote estrangulador, el fantasma del coronel sueco que experimenta repetidamente su muerte, la dama de blanco con su niño asesinado y el crápula convertido en ciervo son los protagonistas de las leyendas de ciudades y villas checas que les contaremos en esta edición

La villa de Trhová Kamenice, situada en la Meseta Checomorava, se remonta al siglo XIII. En el lado este de su plaza mayor se alza la iglesia de los santos Felipe y Jacobo, de origen medieval.

Todos los días a medianoche, el fantasma del llamado sacerdote negro levanta la pesada tapa de mármol de su tumba en la iglesia y sale de ella. Negro no es sólo su hábito, sino también su cara y sus manos, que parecen como cubiertas de hollín.

Trhová Kamenice
El espectro suele detenerse en el umbral del templo para contemplar unos instantes la plaza. Allí se le junta el fantasma de un acólito. Es un muchacho que viste un atuendo blanco y porta un incensario. Su cara y sus manos son por el contrario pálidas y casi transparentes.

Juntos cruzan la plaza y después caminan en dirección al bosque que llega hasta la ciudad. Se detienen finalmente al pie de los árboles. El sacerdote se arrodilla y reza, mientras que el acólito mira despreocupado el cielo estrellado.

Cuando el fantasma del sacerdote termina la oración, se abalanza al muchacho y empieza a estrangularlo. Los dos acaban por desvanecerse como humo.

Varias personas afirman haber visto a la extraña pareja de fantasmas. Pero nadie ha descubierto todavía qué historia se oculta detrás de esa espantosa aparición.

Hacia 1240 fueron descubiertos en la Meseta Checomorava riquísimos yacimientos de plata. A la región acudían mineros de diversas partes de Europa, sobre todo de los países vecinos de habla alemana.

Antes de mediados del siglo XIII se convirtió en el centro de la extracción de plata la ciudad de Jihlava. Sesenta años después ya era la segunda urbe más importante del Reino de Bohemia.

Jihlava,  foto: CzechTourism
De ahí su notable patrimonio arquitectónico. El casco histórico de Jihlava es uno de los más conservados del país.

La imaginación popular lo ha poblado de fantasmas. El más conocido es el jinete nocturno llamado el Sueco Ígneo.

El espectro se aparece en las gélidas noches invernales. Luce un antiquísimo atuendo, tiene una coraza y un casco, y del cinturón le cuelga una espada. Su cuerpo está envuelto en una deslumbrante llama.

El fantasma pasa silenciosamente por las calles oscuras y ni siquiera se oyen los cascos de su caballo.

El jinete acaba siempre por detenerse en el foso de las murallas y empieza a quejarse lastimosamente. Mira a todos lados como si esperara un ataque enemigo.

De repente se oye un silbido y una bala derriba al fantasma al suelo.

Los estudiosos de la historia de Jihlava afirman que se trata del espíritu de un coronel sueco que en 1645 ocupó con sus soldados la ciudad.

Los suecos saquearon Jihlava salvajemente, dejando en escombros más de la mitad de sus casas. Devastaron las minas de plata que ya no volvieron a recuperarse de los estragos.

Laberinto subterráneo de Jihlava,  foto: Archivo de Radio Praga
El coronel sueco mató a un anciano porque éste se había negado a entregarle un pequeño cuadro en marco de plata.

La nieta del asesinado decidió vengar el crimen. Disparó al militar varias veces desde un escondite, pero sin resultado. Parecía como si las balas se desviasen del sueco o rebotasen de su cuerpo.

La leyenda narra que la muchacha buscó la ayuda de una sabia anciana. Ésta le explicó que el coronel era, por obra de magia, invulnerable a las balas normales. Lo mataría sólo una bala de vidrio. La anciana prometió fundirla para la joven.

La muchacha cargó con la bala de cristal su pistola y mató al coronel de un disparo cuando él hacía una ronda nocturna.

Desde entonces el fantasma del coronel sueco deambula por el casco histórico de Jihlava y vuelve a experimentar repetidamente su muerte.

Soběslav,  foto: Rihova Barbora,  CC BY-SA 3.0 Unported
En Bohemia del Sur, en medio de un paisaje sembrado de enigmáticas turberas, se encuentra la ciudad de Soběslav, escenario de otra de las leyendas, en la que se mezclan los elementos históricos con los fantásticos.

La vida de la ciudad estuvo relacionada durante siglos con el poderoso linaje de los Rožmberk.

Su antigua mansión se alza en la plaza mayor de Soběslav. En horas nocturnas se recomienda alejarse de prisa de la casa. En sus recintos se aparece una mujer vestida de blanco, con el pelo suelto, que mece en sus brazos un bebé recién nacido.

En la mansión se oye el desgarrador llanto del niño al que la mujer de blanco en vano trata de adormecer.

El fantasma se vuelve repetidamente hacia atrás, sondea las tinieblas como si temiera un asalto. Si se topara en ese momento con un visitante incauto, la mujer de blanco lo maltrataría. Para ese fantasma, todo ser humano es un enemigo, capaz de hacer daño a su bebé.

Petr Vok
Según la leyenda, la mujer de blanco es el fantasma de Zuzana Vojířová, amante del último de los Rožmberk, Petr Vok.

Ambos son personajes históricos. Zuzana fue en vida hermana de un molinero en el cercano río Lužnice. Petr Vok vio a la muchacha por primera vez en 1580 y se enamoró locamente de ella, a pesar de haber contraído recientemente matrimonio.

El hidalgo ordenó a los vecinos de Soběslav traerle a Zuzana al castillo de Bechyně donde la joven hizo de doncella de cámara de su esposa, Kateřina de Ludanice.

El romance entre el caballero renacentista Petr Vok y Zuzana Vojířová no quedó sin consecuencias: en 1583 la muchacha dio a luz un niño.

El quinto día después del parto el bebé fue hallado muerto. No se lograron descubrir las causas de su súbito fallecimiento. Corrió el rumor de que fue matado por la dama de blanco de los Rožmberk, fantasma tutelar del linaje, para lavar la deshonra que la familia noble había sufrido con el nacimiento de un hijo natural.

Sin embargo, Petr Vok estaba convencido que la asesina del niño fue su esposa Kateřina.

Petr Vok
El hidalgo jamás dejó de amar a Zuzana. Tampoco se olvidó de ella al dictar su testamento.

Petr Vok falleció en 1611. Su amante, que en aquel entonces tenía 47 años, heredó la mansión de los Rožmberk en Soběslav y una casa en el suburbio de la ciudad de Tábor.

Zuzana se casó más tarde con un carnicero. El esposo resultó ser un bebedor empedernido y hombre violento que disipó la fortuna de Zuzana en las tabernas. Llegó a quitarle todas las joyas que le había regalado Petr Vok.

Zuzana sobrevivió a su amante cinco años. Falleció en 1616 en Soběslav y su último deseo fue que sobre su sepultura plantasen una rosa silvestre.

La ciudad de Litovel está situada en la región de Haná, en Moravia. El escudo municipal- dos peces plateados en campo azul-, alude a que tiene su origen en un asentamiento de pescadores. Es una ciudad fluvial porque pasan por ella seis brazos del río Morava.

En la segunda mitad del siglo XVI venía a menudo a Litovel el hidalgo Jan Šembera que tenía fama de hombre disoluto. En el centro de la ciudad mandó edificar varias casas con idénticas fachadas que donó a sus amantes.

Litovel,  foto: Radek Bartoš,  CC BY-SA 3.0 Unported
El sinvergüenza solía ir a la Fuente Mariana en un extraño disfraz: se envolvía en una piel de ciervo con imponentes cuernos. Escondido entre los arbustos espiaba a las muchachas que se bañaban desnudas en la fuente.

Una vez lo pilló allí un guardabosques y le siguió. El hidalgo huyó a una iglesia, en un rincón oscuro se quitó el disfraz y se puso de rodillas figiendo que estaba entregado a la oración.

Jan Šembera pagó por su vida licenciosa. Después de muerto no encontró la paz. Se convirtió en un ciervo al que persiguen eternamente sus propios perros.

La leyenda dice que en las oscuras y tempestuosas noches aún hoy es posible encontrar en Litovel la jauría salvaje que corre detrás del fantasma de Jan Šembera, convertido en ciervo.

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