El pueblo checo es un mosaico, tiene algo de cada personaje de "Schwejk"
Esta vez invitamos al micrófono al profesor Hamza Messari, oriundo de Marruecos, quien enseña lenguas románicas, así como el árabe en la Universidad Silesiana, en Karviná, Moravia del Norte. Además, el profesor Messari lleva a cabo una tesis doctoral sobre la famosa novela humorística checa de Jaroslav Hasek, "Las aventuras del valeroso soldado Schwejk".
"Un día, por casualidad, estuve mirando la obra, porque siempre cuando uno llega a una tierra, que no es la suya, lo primero es intentar entender a la gente, cómo piensa, cómo reacciona ... Pues, leyendo a ´Schwejk" topé con que Hasek cita a un paje que durante el cerco de Toledo fue devorado por su amo. Si, por ejemplo, en el ´Quijote´ Sancho ocupa el segundo rango, Hasek quería, digamos, invertir esta orden. El paje es más importante que el amo, Schwejk es más importante que el cura Otto Katz, que el teniente Lukás. Me dije sorprendido, veo aquí cosas de la literatura y la historia españolas, debe de haber algo en común entre ´Schwejk´ y la literatura española. Después de terminar de leer la novela, me di cuenta de que había muchísimas huellas españolas, y no sólo españolas, sino de la literatura universal en la obra".
De los checos se dice a veces que todos somos como el ´Schwejk´. ¿Está de acuerdo con esta "teoría"?
"El pueblo checo es un mosaico. El pueblo tiene algo de cada personaje de ´Schwejk´. Tiene algo de Schwejk e incluso del recluta Marek. El recluta Marek es una persona muy inteligente, pero no utiliza su inteligencia en el sentido correcto de la palabra. Por experiencia personal, los checos son muy inteligentes, son uno de los pueblos más inteligentes de Europa. Pero esta inteligencia, lo lamento mucho, no está bien canalizada. No va en la dirección correcta donde tiene que ir. Se pierde. Esta energía mental se pierde en algunas cosas que no son rentables".
¿Dónde se pierde, por ejemplo?
"Se pierde buscando problemas. Uno está pendiente del otro, del vecino, qué está haciendo el vecino, en vez de trabajar y salir hacia adelante".
Podríamos hablar ahora un poco de su currículum. ¿Cómo llegó a la República Checa? ¿Cuándo fue?
"Cuando sopla la tempestad siempre lleva hojas secas. Soy una de las hojas secas. En el año 94 trabajaba en el turismo en Marruecos, terminé la escuela superior. Allí conocí a una chica checa que me invitó a conocer su país. Vine a Praga, estaba mirando los monumentos, y además me atrajo la atención el turco que está en el reloj astronómico en la Plaza de la Ciudad Vieja. El turco, cuando suena la hora, mueve la cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda. El turco quiere decir algún mensaje, pero en aquel momento no lo entendí. Pero yo no me quejo, estoy bien aquí, he conocido otra lengua, que es una lengua importante, he conocido una cultura. Entonces, fue un viaje fructífero. Luego me casé con esa chica, ahora hace ocho años. Tenemos una niña y la vida sigue adelante. Las cosas que hago aquí no puedo hacerlas en Marruecos, por el clima. Hace calor, todo el día estás sentado en la cafetería tomando tu té charlando con los amigos. El tiempo aquí te invita a trabajar. Fuera no hay nada, durante el invierno nieve, cuervos ... Este tiempo dice: Mira, no tienes a dónde ir, quédate en casa y trabaja, escribe algo".