El presidente checo ideal
Se avecinan las elecciones presidenciales en Chequia y Radio Praga documenta los ánimos y las opiniones en la intimidad de un lazo familiar: una bisabuela de 95 años y su nieto, quien votará este año por primera vez.
El año 2018 comienza para los ciudadanos checos con un evento de gran importancia. Se trata de las elecciones presidenciales de la República, a celebrarse el 12 y 13 de enero.
En las vísperas del evento Radio Praga conversó al respecto con Margita Týnková, de 92 años y su bisnieto, Matěj Bílek quien votará por primera vez.Cómo debe verse el presidente ideal o cuál es la impresión que debe generar su presencia es algo que la señora Týnková tiene más que claro.
"Un hombre como debe ser, con el cabello bien cortado, un galán pues. Inteligente, amable y cortés, sincero, para que se encargue del pueblo. En pocas palabras, que sea un buen hombre".
El bisnieto de la señora Margita, agrega lo que él considera fundamental.
"Pienso que en vista de que el presidente es una figura representativa, debería poder representar bien a la República Checa, debería ser un buen diplomático y una persona bastante cortés. Del aspecto físico no depende tanto. A decir verdad mientras más extravagante es suele ser menos conveniente, pero si lograra superar cualquier rasgo físico con la calidad de sus palabras."
Retomando las palabras del joven Matěj respecto al carácter representativo de un presidente, esto es una cualidad de mucha importancia en el caso de Chequia, puesto que se trata de una democracia parlamentaria en la que el Jefe de Estado más que ejecutar los poderes, encarna los valores de la nación.
Una vida con casi un siglo de historia
Margita Týnková, nacida en 1925, ha sido testigo de todos los presidentes de la desaparecida Checoslovaquia y de la actual República Checa. Ella hace una remembranza de quien es, para ella, el símbolo por excelencia de la patria checa."Tenía barba, era así como tan masculino, siempre sobre el caballo con el que se transportaba. Era de verdad un personaje, él y su familia. Yo lo veo tan claramente frente a mí que lo podría retratar. Esa imagen yo no la he perdido. Él fue de verdad el padre de todos nosotros".
Esta imagen de Týnková tiene nombre y apellido: Tomáš Garrigue Masaryk, quien se ganó el atributo de "padre" por haber alcanzado la creación de Checoslovaquia en 1918.
Con una memoria que alberga casi un siglo de historia, la señora Margita evoca a quienes después del presidente Masaryk, a su juicio, fueron otros mandatarios notables. Por ejemplo, a Edvard Beneš, el segundo presidente checoslovaco; Ludvík Svoboda, de quien dice "defendía lo suyo"; Antonín Zápotocký, presidente de la Checoslovaquia comunista entre 1953 y 1957, del cual recuerda su espíritu más tipo popular.
Cada generación por su candidato
Con una bisabuela en casa colmada de experiencias y recuerdos nos preguntamos si hace de consejera para su bisnieto, quien se estrenará este año en el ejercicio del sufragio.
Tomáš Garrigue Masaryk (1850-1937), hijo de una madre checa y un padre eslovaco, empezó su carrera política como diputado en lo que era el parlamente del Imperio Austrohúngaro. En el marco de la monarquía este Doctor en Filosofía comenzó a hacer valer los preceptos del nacionalismo checo y de un estado democrátrico. Fue en el año 1915, en la Universidad de Ginebra, cuando proclamó la lucha contra los Habsburgo, abriendo la posibilidad de anular un estado imperial en pro de naciones autónomas en Europa Central. La recién creada Checoslovaquia lo eligió como su primer presidente en 1918 y fue reelegido en tres ocasiones más.
"Nosotros ni nos lo consultamos. No nos esforzamos en llegar a algún tipo de acuerdo o visión común".
La bisabuela apenas deja que Matěj termine su frase e interviene.
"Es algo fácil, uno va y mete algo en la urna. Ellos, los jóvenes, desconocen. Son novatos que se dejan engañar fácilmente. Pero es que... como que si fuese algo tan sencillo".
Ambos responden con firmeza que cada quien tiene su propio candidato. Ahora que la ciudadanía checa podrá elegir por segunda vez directamente a quien será su máximo símbolo de Estado, pues hasta 2013 lo hacía el Parlmanento, tal vez el debate político se esté convirtiendo en un sano tema de conversación en las nuevas generaciones.
"Yo asisto al colegio y observo que la mayoría se involucra políticamente, que les interesa. Es un tema. No es algo a lo que le den la espalda o que no les interese, pero de tanto en tanto me encuentro con la opinión de alguien para quien no es importante, para quien no tiene mayor impacto. Puedo estar parcialmente de acuerdo con ellos, pero creo que cada quien debería aprovechar la oportunidad de votar".
Aunque a Matěj y a su bisabuela los separe una inmensa brecha generacional y cada uno tenga su propio elegido como próximo presidente de Chequia, irán juntos a votar y juntos seguirán desde casa todo el proceso, pues como ellos mismos afirman "no quieren perderse nada".