El papel de Praga en la vida de una actriz latinoamericana
Con un doble origen mexicano y puertorriqueño, Lilia Griselle retomó en Praga el sueño de convertirse en actriz, al descubrir un inesperado universo de posibilidades incluso para no hablantes de checo. Instalada definitivamente en la ciudad, en esta entrevista nos cuenta algunas de sus experiencias en publicidades de marcas como McDonald’s y en un videoclip que vino a filmar a Chequia la cantante estadounidense LP.
En un mundo cada vez más habituado a las migraciones, y en una ciudad cosmopolita como Praga, casos como el de Lilia Griselle son bastante frecuentes. Sin embargo, esta actriz nacida en México que vivió en Puerto Rico y actualmente reside en Chequia, revela que algunas personas se marean cuando ella intenta responder una pregunta en apariencia tan sencilla como “¿de dónde eres?”.
“No sabía que había tantas oportunidades en Praga para actores y actrices que no hablan checo”.
“Nací en México y estuve allí hasta los ocho años. Después nos fuimos a vivir a Puerto Rico, que fue todo un descubrimiento para mí, y ahora me siento bastante puertorriqueña porque he vivido casi toda mi vida allá. Pero también siento todavía mi sangre mexicana que me llama y siempre digo que soy mejirriqueña, soy de los dos”.
Su papá, que es mexicano, y su mamá puertorriqueña se conocieron en el contexto de un viaje a Cancún. Durante un tiempo mantuvieron una relación epistolar y, luego de ahorrar mucho dinero, su padre finalmente pudo viajar a Puerto Rico donde le terminó pidiendo matrimonio. Para sumar aún más condimentos cinematográficos, cuenta Lilia que el mejor amigo de su padre se casó con la mejor amiga de su mamá. Todo eso explica que el fruto de esa relación haya sido una hija actriz y viajera que, en 2013, realizó durante seis meses una pasantía de marketing en Ostrava, luego vivió un tiempo en Berlin y, desde 2015, reside en Praga.
“Primero estaba super curiosa de todo y no extrañaba Puerto Rico porque estaba fascinada con que todo fuera tan diferente y conocía mucha gente de distintos países y eso también me fascinaba. Pero cuando llegó el invierno y la gente empezó a terminar los internados, ahí como que me afectó mucho, especialmente en Ostrava, porque es bien diferente a Praga, es mucho más industrial, hay menos gente que habla inglés y me sentía ahí súper perdida. Ahora en Praga me siento bastante bien, pero siempre que tengo vacaciones trato de ir a un sitio donde haya mar”.
En la capital checa, Lilia Griselle realiza muchas actividades: actúa, modela y escribe. En noviembre, de hecho, participará, en partida doble, del festival de dramaturgia del colectivo teatral New Visions con una obra de su autoría y también actuando. Por otro lado, trabaja en el área de recursos humanos de una empresa multinacional promocionando una serie de cursos sobre ventas y liderazgo. Y aunque está contenta de poder poner en práctica, en ese puesto, parte de su caudal creativo, no hay dudas de que su profesión es la actuación, algo que descubrió hace ya mucho tiempo.
“Bueno, de hecho, desde que tenía unos cuatro años me gustaba crear personajes y actuarlos para mi familia, solo que no sabía que eso se llamaba actuación, siempre decía que estaba jugando con mi imaginación. Mi hermana canta y mi hermano hace también arte, entonces mi mamá quizás no tenía tiempo de ponernos a hacer una formación más desarrollada en eso, pero en Puerto Rico, a los trece años, vi una obra de teatro en la cafetería de la escuela y me quedé super fascinada”.
Recuerda Lilia que, apenas terminó esa obra, fue corriendo a hablar con la directora del grupo de teatro para poder sumarse, lo cual sorprendió a todos. Revela que, al principio, en ese colegio de Puerto Rico se burlaban de ella por su ‘acento mexicano’ y, por lo tanto, durante un tiempo se mostraba callada y un poco introvertida. Sin embargo, luego del efecto que produjo en ella esa de obra de teatro, empezó a comunicarse mucho más gracias a la herramienta de la actuación, a tal punto que, ya en 2006, estaba trabajando en una telenovela puertorriqueña llamada Mis años en la high.
“Primero empecé como extra, de hecho, no me dieron línea, pero después vieron que yo estaba yendo todos los días a pesar de que en ese momento no nos estaban pagando, aunque es cierto que la grabación me quedaba muy cerca de la universidad, pero parece que les caí bien al productor y al escritor y me dijeron que me iban a escribir un papel”.
“Estuve, por ejemplo, en un comercial de McDonald’s de Estados Unidos que vinieron a grabar aquí a Praga y fue bien interesante”.
Su personaje duró unos diez capítulos, se llamaba Lissy y era una niña muy divertida a la que le gustaba curiosear y meterse en problemas. De hecho, recuerda que vendía los papelitos con los que sus compañeros intentaban copiarse en los exámenes. Luego, empezó a decantarse por la escritura de guiones y realizó algunos intercambios en Estados Unidos para estudiar producción de cine y televisión. Además, trabajó un tiempo como asistente de producción y edición en Univisión de Puerto Rico. Lo curioso es que, en el año 2003, cuando aún estaba en ese país, actuó en una adaptación de La metamorfosis de Franz Kafka sin imaginarse que algún día terminaría viviendo, precisamente, en Praga. Esa ciudad mágica en la que, luego de haberse alejado un tiempo de su pasión, descubrió todo un universo interesante para explorar.
“Quería volver pero realmente ni sabía que había tantas oportunidades en Praga para gente que no habla checo, creía que solo había cine, televisión y teatro en checo. No sabía que había esas oportunidades y el año pasado tomé un curso de actuación para volver y ahí fui retomando. Y este año he estado, por ejemplo, en obras de teatro del Prague Horror Theatre Company”.
Explica que el mercado para no hablantes de checo se encuentra, sobre todo, en áreas como publicidad, videoclips, cine y televisión. Uno de los motivos, tal como explica, es que a Praga suelen llegar producciones extranjeras con el objetivo de grabar series de televisión o publicidades y, en algunos casos, realizan castings a locales que hablen inglés, español o francés, entre otros idiomas.
“Por ejemplo, estuve en un comercial de McDonald´s de Estados Unidos que quisieron grabar aquí en Praga y fue bien interesante porque la directora y la estilista eran de Londres, pero parte del staff era checo. Entonces, el asistente de dirección, que es el que se dedica a hablar con los actores, hablaba checo e inglés porque él era el puente entre todos”.
En ese comercial que salió en Estados Unidos, México y Canadá, Lilia Griselle hizo el rol del personaje Hamburglar (ladrón de hamburguesas) y recuerda que, como parte del disfraz, le asignaron una cabeza bien pesada que, para su sorpresa, tenía un sofisticado mecanismo de ventilación interna. Además realizó doblajes para una serie checa y actuó en ocho cortometrajes y dos videos musicales.
“Uno fue checo, de Tereza Černochová, se llama Pánev, e hice el personaje de una mujer que estaba detrás de Tereza y del señor que hacía de su pareja. Aparezco ahí normal pero en un momento me transformo en un pedazo de tocineta”.
El segundo videoclip la emocionó aún más porque fue el de la canción Dayglow, nada menos que de su artista favorita LP, una compositora estadounidense no binaria. La coincidencia fue para Lilia inolvidable porque recuerda que, en el casting, no anunciaron de quién sería el videoclip. Solo incluían una breve descripción y, si bien ella es tan fan que tuvo una especie de intuición, recién pudo confirmar ese dato durante el rodaje.
“Pues salgo como fanática de LP y grabamos una escena en la que LP está firmando autógrafos y lo gracioso fue que hicimos tantas tomas que tenía como nueve autógrafos y me dieron un nuevo papel y me querían quitar ese, pero yo dije que no, que era mío porque no quería que me lo quitaran, me lo quedo”.
Agradecida con República Checa por haberle dado esa y tantas otras posibilidades, dice Lilia Griselle que lo único que le queda por pedir es que actuar se convierta en una ocupación a tiempo completo. Y confía en que Praga la ayude a cumplir también ese sueño.