El maltrato de los ancianos es un mal que no se logra erradicar
Un número cada vez mayor de personas de la tercera edad se quejan de ser maltratadas. De ello advirtió la asociación cívica ‘Vida 90’ (Život 90), que ayuda a los jubilados y administra también una línea de atención gratuita a los mayores. Desde enero de este año más de 200 personas han llamado a esa línea telefónica en busca de ayuda.
“Aumenta el número de llamadas en las que los ancianos se quejan de la violencia doméstica, de ser agredidos por sus familiares o privados de su dinero. Ello no significa automáticamente que crezca la violencia dentro de la sociedad, a lo mejor se logra descubrir simplemente más casos de maltrato. Lo positivo es que las personas mayores ya no temen como antes denunciar la violencia doméstica, dejan de sentir vergüenza por ser maltratados por sus parientes más cercanos. Dejan de tener miedo a hablar de ello con alguien”.
La violencia económica por ejemplo, la ha experimentado desde comienzos de este año el 27% de las personas de edad avanzada que llamaron a la línea telefónica Senior.
Se han registrado sin embargo también casos de maltrato en algunos establecimientos que ofrecen servicios y cuidado cotidiano a las personas de la tercera edad. Según afirma Barbora Rytychová, abogada de la Liga de Derechos Humanos, no siempre se puede inculpar sólo a los empleados de esas instituciones.”Semejantes casos se deben frecuentemente a que el personal de las casas para ancianos, al igual que algunos empleados del sector social, no están lo suficientemente capacitados para cuidar de los mayores. Falta personal altamente cualificado, entre otros motivos porque ese trabajo está mal remunerado. Así puede pasar que de forma sistemática no sean respetados los derechos de las personas de la tercera edad y pueda haber casos de maltrato”.
Los especialistas indican que el número real de los ancianos que son expuestos al maltrato y violencia doméstica es seguramente mucho más elevado de lo que revelan las cifras oficiales, ya que muchos casos quedan ocultos. Lo alarmante es que con frecuencia el tirano es el hijo o la hija del mayor, que por motivos económicos vuelven a vivir a la casa de sus padres.