El enigma arqueológico de la Roca del Toro
Los hallazgos arqueológicos de la cueva de la Roca del Toro, situada en el Carso Moravo, dieron lugar a una leyenda sobre un sangriento ritual, que quizás explicaría la energía negativa presente en el lugar. En esta edición de 'Leyendas Checas' les damos a conocer uno de los mayores quebraderos de cabeza de los arqueólogos checos.
El hallazgo de la estatua de un toro de bronce, descubierto por casualidad en la entrada en la cueva, impulsó en 1869 una serie de investigaciones arqueólogicas, llevadas a cabo por Jindřich Wankel.
La búsqueda culminó al cabo de unos años con uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Centroeuropa, según explicó a la Radiodifusión Checa el profesor Antonín Přichystal de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Masaryk de Brno.
“Se encontraron miles de objetos. Entre ellos había más de cuarenta esqueletos humanos, huesos animales, restos de carros, miles de perlas de ámbar, armas y joyas de bronce, de oro y de hierro, vasijas de cerámica y cereales derramados. Este descubrimiento desencadenó una ola de especulaciones que no han sido aclaradas hasta hoy día”.
Jindřich Wankl creía que había descubierto el escenario de un sangriento ritual, que debía formar parte del entierro de un importante cacique en el siglo V a. C. Sostenía que los esqueletos humanos pertenecían a mujeres jóvenes que habían sido brutalmente asesinadas como víctimas de una ceremonia.
Los nazis impidieron la búsqueda
Otros investigadores rechazaron en el siglo XX esta conjetura por el carácter de los hallazgos. Desarrollaron la teoría de que los huesos humanos pertenecían a un grupo de exploradores, que estaban en busca de minerales de hierro, y se quedaron atrapados tras la caída del techo de la cueva o fueron asesinados por los habitantes locales.
Unas investigaciones más profundas acerca de estas teorías, no obstante, fue impedidas por la Segunda Guerra Mundial, explica Přichystal.“Los alemanes decidieron trasladar sus fábricas a las cuevas. En la caverna de la Roca del Toro realizaron muchos cambios, levantando paredes nuevas etcétera. Para poner en marcha más investigaciones habría que retirar una capa de hormigón”.
Los últimos estudios sostienen que los objetos descubiertos dentro de la Roca del Toro datan de la Edad del Hierro, concretamente de la época de la llegada de los celtas al sur de Moravia. Desde entonces, este espacio se convirtió en un importante lugar de rituales que atraía a peregrinos de toda Europa. Entre los sacrificios que traían estaban también los humanos.
Precisamente a los horrores sacrificiales se adjudica la energía negativa que irradia desde dos focos: uno se encuentra en el interior de la cueva y otro en un nicho exterior. Se dice que es tan fuerte que a veces impide la entrada de los que se acercan.
La mayoría de los hallazgos aqueológicos de Jindřich Wankel se expone en el Museo de Ciencias Naturales de Viena.