El coronavirus pone en aprietos a la industria cinematográfica en Chequia
El cierre de salas de cine y el parón en la grabación de series y películas, una industria que mueve mucho dinero en la República Checa, trae problemas inesperados a los trabajadores de este sector. No todos pueden adaptarse de la misma forma.
La República Checa es uno de los países europeos más atractivos para la industria cinematográfica. A sus bellos paisajes y su arquitectura se suma su larga experiencia en este sector y sus precios asequibles para los productores extranjeros. Tal es la importancia de esta industria en el país que, según datos de 2018, genera anualmente unos 4000 millones de euros entre ingresos directos e indirectos.
Sin embargo, la pandemia de coronavirus y las limitaciones a la actividad pública han provocado que muchas productoras extranjeras hayan salido del país y otras locales se hayan visto obligadas a parar toda actividad. Esto ha dejado en el aire a un gran número de profesionales.Por ejemplo, en Praga se estaba grabando la serie Carnival Row, en cuya primera temporada se invirtieron unos 60 millones de euros. Pero la serie protagonizada por Orlando Bloom y Cara Delevingne ha dejado temporalmente de rodarse debido al coronavirus.
Nora Sopková, una diseñadora checa recientemente nominada al Óscar y quien trabaja en la grabación de Carnival Row, señaló para la Televisión Checa que esta situación deja sin trabajo a muchas personas.
“Era un equipo en el que había distintos profesionales: carpinteros, electricistas, entalladores, en total unas 50 personas”.
Por otra parte, el cierre de negocios como los cines afecta también a un gran número de trabajadores implicados de alguna forma en esta industria, como explica la directora del Fondo Estatal de Cinematografía, Helena Bezděk Frañková.
“Por supuesto también afecta a los dueños de cines y a las distribuidoras, las pérdidas se propagarán a toda la cadena”.Sobre el impacto del coronavirus, que ha interrumpido de igual manera la actividad de las producciones locales, habló el director David Ondříček, quien destacó que tuvo mucha suerte. Hasta hace poco, Ondříček estaba trabajando en el rodaje de una película sobre el mítico corredor Emil Zátopek, pero pudo terminarlo a tiempo.
“Si esta situación hubiera surgido en mitad de la grabación de la película sobre Zátopek, probablemente estaría ahora en la cárcel porque le debería dinero a mucha gente”.
Sin duda, la situación no es fácil para nadie, pero algunos profesionales tienen más facilidades que otros para adaptarse. En el caso de los creadores de películas de animación, trabajar desde cualquier lugar con sus ordenadores era algo más habitual. En ese sentido se manifestó el productor Martin Vandas en una entrevista para la Televisión Checa.
“Muchos de ellos pueden trabajar desde casa. Desde el punto de vista de la producción es más complicado, pero los animadores están acostumbrados a improvisar”.
Algo similar sucede con los guionistas, que por el momento siguen trabajando como siempre. Pero sobrevuela la duda de cuándo podrán llevar a cabo sus proyectos.
Renovarse o morir
Para adaptarse a esta situación temporal, algunos cines checos han puesto en marcha el proyecto “Mi cine LIVE”, en el que los espectadores pueden comprar las entradas a través de internet y ver desde sus casas las películas programadas.
Durante la proyección y treinta minutos después del final tienen a su disposición un chat donde, a manera de cafetería virtual, pueden debatir sobre el film con otros espectadores. De esta forma, los cines implicados intentan hacer la experiencia lo más natural posible.