El castillo de caza de los reyes checos

El castillo de Krivoklat

En esta edición de Radioviajes visitaremos el castillo de Krivoklát - el tradicional castillo de caza de los reyes checos, oculto en frondosos y románticos bosques a pocos kilómetros de la capital de Praga.

El castillo de Krivoklat
El castillo de Krivoklát es uno de los castillos checos más antiguos, se encuentra en Bohemia central al oeste de Praga. Fue construido en la región del mismo nombre, rica en bosques, en la que se encontraban la legendarias sedes de los primeros checos que se asentaron en Bohemia.

El nombre de Krivoklát se menciona por primera vez en el año 1110, sin embargo se trata de otro castillo del mismo nombre, que no se conservó según explica la adminsitradora de Krivoklát, Marie Sindelková

"El castillo Krivoklát fue construido alrededor del año 1230. Y el que se menciona en la Crónica de Cosmas del año 1110 es otro castillo, construido en un sitio desconocido".

En los bosques de los alrededores siempre hubo muchos animales y Krivoklát suministró tradicionalmente carne de venado y otras piezas de caza a la mesa real en Praga.

Por la abundancia de animales y tranquilidad, Krivoklát se convirtió muy pronto en castillo de caza de los reyes checos.

A partir del siglo XII los reyes aprovechaban los bosques de Krivoklát solamente para cazar, no obstante, el rey Premysl Otakar II fue el primero en dedicar especial atención al castillo, explica Marie Sindelková.

"Durante el reinado de Premysl Otakar II, en el siglo XIII, el castillo se convirtió en una espléndida edificación gótica y fue ampliado con dos palacios."

El rey mandó a construir salas de representación, la capilla y el castillo empezó a servir de albergue al cazador mayor de la Corte.

Vladislav II Jagelón
Tras la muerte del rey Premysl Otakar II, Krivoklát cayó en el olvido. El lugar tomó nuevo protagonismo con la llegada, de Francia en 1333, del futuro rey checo Carlos IV. El que después sería uno de los reyes más importantes de las tierras checas, pasó toda su infancia en ese país.

Al regresar a Bohemia, Carlos IV se asentó con su esposa Blanca de Valois en Krivoklát y justamente aquí nació su primera hija, Margarita.

Para hacerle más agradable la estancia a su esposa en el castillo, Carlos IV mandó cazar ruiseñores que soltaba bajo la ventana de Blanca.

La callejuela al lado del castillo conserva su nombre y se le conoce como "la senda de los ruiseñores".

Años más tarde, después de construido el castillo de Karlstein, Carlos IV viajó muy poco a Krivoklát, no obstante, su hijo Venceslao, amante de la caza pasaba allí la mayor parte de su tiempo libre.

Ademas de cazar, Venceslao se preocupaba por el castillo, mandó a construir, por ejemplo, un acueducto de cerámica de muy alta calidad.

Sello de Vladislav II Jagelón
Después de su muerte, Krivoklát tuvo que esperar hasta el año 1471 para volver a convertirse en sede Real - esta vez del rey Vladislav II Jagelón

"En los siglos XV y XVI el castillo fue reconstruido por el rey Vladislav y su hijo Ludvík en el estilo de gótico tardío."

En la primera planta del palacio fue erigida la Sala de los Caballeros y la capilla. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto Hans Spiess.

Tras una amplia reconstrucción, Krivoklát se convirtió en una de las más espléndidas residencias de Europa Central de la época.

Durante el reinado de los Habsburgos, Krivoklát fue abandonado y fue utilizado sólo como prisión.

Un gran incendio, en1643 afectó enormemente el castillo. A partir de ese momento pasó de mano en mano. Entre sus dueño figuraron la familia noble Schwarzenberk, ésta lo vendió a la familia Valenstein y finalmente en 1733 el nuevo dueño de Krivoklát fue la familia de Fürstenberk.

Los condes Fürstenberk dirigieron la última reconstrucción del castillo Krivoklát. Vivieron en él hasta el año 1929, después lo vendieron al Estado checoslovaco y se trasladaron a Alemania.

Vladislav II Jagelón
Si hoy deseamos describir el castillo de Krivoklát debemos resaltar que se encuentra situado en una roca sobre un valle de la región del mismo nombre. Es de forma triangular, con una torre en cada vértice. El punto emblemático del castillo es la Torre Mayor con 59 metros de altura.

Al frente de la Torre Mayor se encuentra la torre "Huderka" en la que sin cesar se tocaba música, para que no se escucharan los gemidos de los presos y los gritos de los torturados.

Antes de entrar al castillo, cabe advertir a los visitantes que se trata del castillo más frío de la República Checa. Debido a los frecuentes incendios en el castillo no hay estufas y las chimeneas fueron tapadas.

Según explican las guías del castillo, en este inmueble no fueron accionados sistemas de calefacción en más de 200 años.

El recorrido por el castillo está dividido en varios itinerarios. El programa del primero nos lo acerca su administradora Marie Sindelková.

"En el primer itinerario visitamos la capilla del castillo, se trata de una de las mejores muestras y mejor conservadas del gótico tardío de Europa Central."

Lo más curioso de la capilla es la bóveda, decorada con bellas estrellas y expresivas estatuas de santos. No obstante, lo que más valioso es el altar.

Se trata de un altar de madera de una sola pieza, es obra del Maestro de Litomerice, uno de los pintores y artesanos más importantes del gótico tardío.

Entre sus obras cabe citar la decoración de la capilla de San Venceslao en la catedral de San Vito, en Praga, y el primer retrato de una persona en la historia de la pintura checa.

Dejemos ahora la capilla y continuemos el itinerario trazado por la señora Sindelková.

"Después de la capilla se sigue a la Sala de los Caballeros, y más adelante a la Sala Real, donde se aprecia una exposición de esculturas góticas y sigue luego la biblioteca con más de 50 mil tomos. Se trata de una de las mayores bibliotecas de los castillos checos."

La Sala Real, servía al rey para recibir a represenatantes de la nobleza, y es muy parecida a la Sala de Vladislao en el Castillo de Praga. Se trata de una sala enorme con columnas góticas que apoyan una perfecta bóveda de estrellas.

No obstante, la parte más visitada del castillo es la exposición de trineos barrocos.

"La exposición no es original de nuestro castillo. Antes se encontraba en el castillo de Jemništ", y luego fue instalada en Krivoklát", explicó la señora Sindelová.

El trineo barroco es muy diferente al que conocemos en nuestros días. Se usaba para andar sobre el hielo. En el trineo se sentaba una persona y desde atrás lo empujaba otra en patines.

"El recorrido termina en el museo de la familia Fürstenberk en el que se pueden admirar retratros de los antiguos habitantes del castillo, muebles y souvenirs de viajes a Oriente."

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Autor: Helena Karlasová
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