El canto de los pájaros es cada vez más silencioso y menos variado
Expertos checos colaboraron en un estudio internacional sobre la degradación del “paisaje sonoro”. Los pájaros cantan cada vez con menor intensidad y menor variedad.
Aunque de forma inadvertida, el canto de los pájaros tiene un fuerte impacto en la construcción y las características de los entornos naturales e, incluso, de aquellos que no lo son estrictamente. El fenómeno de vocalización de las aves, desde sus reclamos hasta sus cantos, cuenta con su propia y muy fértil rama académica, además de ser una disciplina que despierta pasión entre simples aficionados.
En este contexto, los hallazgos arrojados por un grupo de científicos en un reciente estudio, y que cuenta con la participación de la ornitología checa, resultan reveladores: los entornos naturales son cada vez más silenciosos y sus sonidos cada vez menos variados.
Es la conclusión del estudio que recoge la revista Nature Communications y que ha incluido a más de una veintena de expertos internacionales. Estos combinaron el análisis de datos de seguimiento de diferentes aves durante más de 25 años y en 200 000 localizaciones con las grabaciones del canto de más de un millar de especies. En un proceso complejo, cuantificaron después las características acústicas y pudieron determinar la tendencia y la evolución en el último cuarto de siglo. Simon Butler, de la Universidad de Anglia Oriental de Norwich, lideró el equipo de investigadores.
“Tenemos estos asombrosos datos de seguimiento a largo plazo recopilados por científicos y ciudadanos por toda América del Norte y Europa, por lo que tuvimos acceso a los datos de 200 000 lugares que se visitan anualmente. La gente va allí y cuenta qué especies ven y escuchan y registran el número de ejemplares de cada especie. Tomamos esos datos y los combinamos con grabaciones de sonido para cada especie y agrupamos las grabaciones por especies de acuerdo con la cantidad de individuos que se detectaron durante el estudio. De esa manera, creamos un paisaje sonoro. Luego podemos analizar los patrones acústicos dentro de esos paisajes sonoros".
Según el estudio se aprecia una disminución generalizada en la diversidad e intensidad acústica, que estaría relacionada con la disminución de ciertas poblaciones de aves. Aquellos lugares que han sufrido descensos más acusados, ya sea en abundancia o en riqueza de especies, muestran también mayores reducciones en diversidad e intensidad acústicas.
Petr Voříšek, director de la Sociedad Checa de Ornitología, fue uno de los encargados de representar a la comunidad científica checa en el proyecto, así como de analizar todos los datos a nivel europeo. Este se reafirmó en las conclusiones planteadas por el estudio pero también dejó un mensaje esperanzador respecto a la situación del entorno nacional en particular.
“En el caso de Chequia, hay bastantes localidades donde el declive general observado en la diversidad acústica y el volumen del canto de los pájaros en primavera no es tan pronunciado, incluso hay localidades donde fue al contrario. He visto una disminución en el canto de los pájaros reconstruido en un sitio donde he estado acudiendo regularmente desde mediados de los 90 y, allí, esta situación está mejorando".
Si bien la diversidad sonora en Chequia resulta más rica que la media europea, el país tampoco se libra de este proceso en términos generales. La disminución de aves en todo el continente es alarmante.
Los investigadores, por tanto, pretenden alertar de este doble fenómeno: una disminución de las poblaciones que trae consigo el empobrecimiento de eso que los expertos definen como paisaje sonoro. Además, también reivindican la importancia de este elemento como nexo de conexión con la naturaleza o como fuente de salud en sí mismo. Simon Butler lo explica así.
“El canto de los pájaros y nuestra relación con el medio ambiente están estrechamente entrelazados. Está incrustado en nuestra cultura. En épocas más recientes, durante los últimos 18 meses, muchos de nosotros nos hemos reconfortado al pasar tiempo en la naturaleza y disfrutar de los beneficios de ello para nuestra salud y bienestar mental. Sabemos que los cantos de los pájaros son un componente clave para evaluar la calidad de nuestra experiencia con la naturaleza. La forma en que percibimos la calidad de eso se ve afectada por la calidad del paisaje sonoro. Entonces, a medida que perdemos la diversidad e intensidad acústica, lo más probable es que los beneficios que podemos obtener disminuyan".
Las palabras de Butler subrayan lo que se antoja como una problemática tan real como desconocida para el gran público. De hecho, no es la primera investigación de esta línea que hace saltar la voz de alarma. Destaca, por ejemplo, un estudio similar que la revista Science recogió en 2019 acerca del seguimiento de poblaciones de aves en Estados Unidos y Canadá. Según este, en la actualidad existirían 3000 millones de aves menos que hace 50 años. Otros estudios paralelos a nivel europeo también confirman la tendencia. No se puede apuntar en una única dirección sino a muchos factores: al deterioro del hábitat, la presión directa humana o el avance de la agricultura. Lo único cierto es que cada vez nos aproximamos más al terrible escenario de un mundo sin aves.
Quién lo desee, puede consultar el estudio al completo en el sitio web de Nature Communications: https://www.nature.com/articles/s41467-021-26488-1