Einstein en Bohemia: la influencia de Praga en la vida del genio alemán

Albert Einstein con su esposa Mileva Marić, foto: public domain

El trabajo de Albert Einstein como profesor de física teórica en Praga se pasa normalmente por alto, como una estancia de poco valor en su carrera. Sin embargo, fue en la capital checa donde su teoría de la relatividad general comenzó a emerger. A este tema está dedicado el libro “Einstein en Bohemia”, del historiador de la Universidad de Princeton Michael D. Gordin.

Albert Einstein con su esposa Mileva Marić,  foto: public domain

Albert Einstein llegó a Praga para ocupar un puesto en la Universidad Alemana en abril de 1911, con su primera esposa, la también física Mileva Marić, y sus dos hijos. Solo estuvo en Praga durante tres semestres, y además de dedicarse completamente al que más tarde sería su gran descubrimiento, en la capital checa se vio obligado a replantearse su propia identidad. Ya que era un judío nacido en Alemania, ateo, con nacionalidad suiza y receloso del nacionalismo.

Michael Gordin,  foto: Erika Lorraine Milam
El profesor Michael D. Gordin, historiador de la Universidad de Princeton y autor del libro “Einstein en Bohemia” señala que empezó a investigar sobre este periodo de la vida del físico pensando en escribir una microhistoria sobre ese año y medio, y después pensó en escribir una historia intelectual urbana de la capital de Bohemia, hasta que al final acabó haciendo un híbrido de los dos. Es por ello que le preguntamos al profesor Gordin sobre qué le atrajo de este tema y cómo fue evolucionando su concepto de Einstein en Bohemia.

“Empecé mi carrera como historiador de la ciencia en Rusia y en la Unión Soviética, y ese interés creció rápidamente hasta otras áreas eslavas. Me interesaban muchos temas, pero como a todos los historiadores de las ciencias físicas, me interesaba Einstein. Al leer una gran cantidad de biografías sobre él, me di cuenta de que las menciones sobre su estancia en Praga eran muy cortas, solo decían que recibió un puesto allí, que llegó en 1911 y se fue en 1912. Pensé que sería interesante centrarme solo en ese año y medio y ver qué podía encontrar. Empecé estudiando checo porque pensé que sería útil para este proyecto, y así fue”.

Inicialmente, el profesor Gordin supuso que la gran cantidad existente de materiales sobre Einstein le facilitaría el trabajo, pero no fue exactamente así.

Albert Einstein,  foto: Ferdinand Schmutzer,  public domain
“Einstein es un caso especial no solo en la historia de la ciencia, sino en gran parte de la historia del siglo XX, ya que su vida está muy bien documentada. Tenemos una gran cantidad de sus cartas, sus apuntes, recuerdos sobre él, documentos gubernamentales, etc. Así que pensé en investigar con gran detalle lo que hizo semana a semana desde que llegó en abril de 1911 hasta que se fue en agosto de 1912. Qué enseñó, a quién conoció, etc. Resulta que había dos problemas con ese plan. No importa lo bien documentada que esté la vida de Einstein para nuestros estándares actuales, hay meses de su vida sobre los que no sabemos mucho. Y él escribió sobre lo que quería escribir, y los documentos administrativos cubren solo algunas partes de su tiempo en Praga. Así que no era posible proceder como un historiador haría”.

Además, parte de la información que encontró describía aspectos muy rutinarios de su vida en la capital checa. Sin embargo, descubrió al mismo tiempo que Einstein conoció durante ese periodo a mucha gente relevante.

“El segundo problema es que esto no era demasiado interesante. Gran parte de lo que hizo fue ir al trabajo, pensar en Física y volver a casa. Tuvo unas relaciones muy limitadas con la cultura de la ciudad, pero me interesé por esta parte. Cuanto más investigaba, más valioso parecía hablar no solo sobre Einstein sino sobre el mundo en el que se movía y también la vida de la gente con la que se relacionó. Así que seguí sus pasos durante ese periodo, y fue especialmente útil que se tratase de Praga. Porque en el periodo previo a la Primera Guerra Mundial, de 1900 a 1914, Praga está muy bien documentada porque ha habido mucho interés en la vida de Franz Kafka, que tuvo conexiones similares a Einstein. Fui capaz de encontrar mucho de ese ambiente, y de ahí salió mi libro, de buscar más sobre una persona concreta en un lugar determinado, y después, seguir el hilo de sus influencias”.

Un lugar diferente, una historia diferente sobre Einstein

La casa 'El Unicornio' en Praga con el salón de  Berta Fanta,  foto: Oleg Fetisov
El profesor Gordin menciona que si pensamos en la vida de Einstein, una serie de lugares vienen a nuestra mente: la oficina de patentes en Berna, Suiza, en 1905, ese milagroso año; el Berlín de entreguerras antes del ascenso de los nazis; o en la tranquila Princeton, Nueva Jersey, donde vivió sus dos últimas décadas. Si te imaginas a Einstein en cada lugar, llegas a una historia diferente.

Por ejemplo, según Gordin, el Einstein de Suiza es el genio precoz que revolucionó la física clásica con la relatividad especial y el concepto de los cuantos. El Einstein de Berlín era una celebridad internacional, adorado por millones como un Newton de la era moderna, mientras se ganaba enemigos por su visión sobre el pacifismo, el nacionalismo y el sionismo. El Einstein de Princeton era ese sabio del siglo XX, advirtiendo sobre los futuros peligros derivados de la bomba atómica.

Si seguimos la figura de Einstein en Praga obtenemos un nuevo Einstein, ya que su biografía se ve influenciada no solo por otros científicos, sino por escritores, filósofos y políticos. Además, vivió uno de los mayores dramas del siglo XX.

El juramento al emperador y la cuestión identitaria

Cuando Einstein daba clases en la Universidad Alemana de Praga, era profundamente consciente del aumento de la polarización entre los activistas nacionalistas en lo que se refería a la división lingüística entre el alemán y el checo. En Praga, también se vio obligado a identificarse oficialmente como miembro de la fe judía en lugar de ateo, ya que era un “servidor público” al ser profesor universitario en el Imperio Habsburgo.

Max Brod,  foto: public Domain
Asimismo, Einstein se vio limitado a los círculos germanohablantes. Donde conoció al filósofo Hugo Bergmann, y el editor de Franz Kafka, Max Brod, quien probablemente presentó a los dos grandes intelectuales, e introdujo a Einstein en el círculo sionista. Inicialmente, Albert Einstein había rechazado este movimiento, ya que era una persona pacifista y antinacionalista, pero se adentraría en él a través de sus conocidos de Praga.

“Cuando Einstein estaba en Zúrich, donde vivía antes de mudarse a Praga, él se veía a sí mismo como alguien aconfesional, y era posible registrarse de esta forma en la administración. Pero no era posible trabajar como “servidor público” y rendir lealtad al emperador sin adherirse a una fe. Así que un burócrata de Praga lo inscribió como judío y Einstein aceptó. Pensó que era un trámite sin importancia”.

La relación de Albert Einstein con su propia identidad siempre fue un tema complejo, apunta Gordin.

“Pero cuando tuvo la opción, cuando se trasladó a Berlín en 1914 y esto volvió a ser un tema importante, siempre que pudo se identificó como “sin religión”. Esta resistencia de Einstein a las categorías que querían imponerle los estados es una característica destacada de su vida y de su actitud. De todas maneras, culturalmente él siempre se había identificado hasta cierto punto con los judíos, y esto se hizo mucho más fuerte a partir de 1918, aunque para él no tenía una relación con la religión. Es posible ver en Einstein como persona la complejidad de lo que significa definirse uno mismo de una forma o de otra. Con la nacionalidad, sucede algo similar, ya que él aceptó o rechazó nacionalidades según le convenía, no por algún tipo de patriotismo. Esto llegó a causarle problemas”.

Einstein y Praga: una biografía doble

“Einstein en Bohemia” es una biografía de Einstein y de Praga en la primera mitad del siglo XX, desde estatus de tercera ciudad más importante del por aquel entonces Imperio austrohúngaro hasta capital de la Checoslovaquia independiente.

Foto: Princeton University Press
El profesor Gordin describe el ambiente intelectual, social y político de la Praga anterior a la Primera Guerra Mundial. También demuestra, a través de su meticulosa investigación, el impacto a largo plazo que tuvo esta estancia en las investigaciones científicas de Einstein, en sus ideas sobre el nacionalismo y su identidad como judío secular, inicialmente distante respecto al movimiento sionista en el que comenzó a introducirse en Praga.

“Uno de los mayores temas en el libro es la problemática de cómo identificar a Einstein. Nuestra identidad también se define a través de la gente que nos rodea y cómo ellos nos clasifican. Einstein es una buena elección de persona para ver esto, y Praga un lugar especialmente bueno para analizarlo”.

Para algunas personas, Einstein era alemán. No obstante, otros veían en él a un judío. Personalmente, él no se vio obligado a situarse en este sentido hasta que se lo requirió su trabajo como funcionario en el Imperio austrohúngaro.

“Einstein fue en muchas ocasiones clasificado como alemán y como judío, normalmente por personas distintas, y se trata de categorías a las que se resistió a lo largo de su vida. A veces las aceptó como forma de identificarse y otras las rechazó. La primera vez que esta cuestión tuvo importancia fue en Praga, donde el hecho de que fuera judío parecía tener relevancia para el Estado. Y su germanidad se tornó importante porque vivía en una ciudad en la que el 7 % de la población eran ciudadanos alemanes y el 93 % checos, con judíos en ambos lados. Así que, en Praga, ser alemán, ya fuera un praguense alemán, un vienés alemán o un alemán de fuera del Imperio, se convirtió en una categoría prominente”.

A través del libro “Einstein en Bohemia”, el profesor Gordin cuenta durante los tres primeros capítulos cómo fue la vida de Einstein en Praga, mientras que en los últimos cuatro capítulos se centra en cómo evolucionó la vida del genio de la física tras abandonar la capital checa. En este punto, es posible observar que los temas de esa época le acompañarían de cierta forma el resto de su vida.

Autor: Brian Kenety
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