Disfraces, tradición, trajes típicos y mucha juerga en el carnaval de Postřekov
En esta ocasión, en Radioviajes, nos hemos desplazado al extremo oeste de la República Checa, al pequeño pueblecito de Postřekov, donde la tradición del carnaval ha permanecido prácticamente inalterada con el paso de los siglos. Pónganse los disfraces, que allá vamos.
Postřekov consta de apenas 1.200 habitantes y se halla situado a los pies de las montañas Český Les, que hacen frontera con Alemania. A primera vista, parece un pueblo más, un lugar pequeño y tranquilo, pero es mucho más que eso. Postřekov forma parte de la comarca de Chodsko, un área histórica de la República Checa que ha mantenido sus singularidades a lo largo de los siglos.
Las tradiciones y las esencias más castizas de la cultura checa permanecen vivas hasta hoy en día, lo que ha dado lugar a una diferenciación visible no solo en el folklore sino también en el dialecto o incluso en el carácter de la gente, algo más impetuoso, según afirman con orgullo muchos de sus habitantes.
El carnaval de Postřekov es quizás el más famoso de Chodsko y a sus celebraciones acude también gente de otros pueblos cercanos, de la vecina ciudad de Domažlice o incluso de la cercana Pilsen.
El programa dura cuatro días, y el primer acto es el baile de disfraces, que tiene lugar el primer sábado anterior al miércoles de ceniza.
Hemos viajado a un mundo diferente. Concretamente al salón de baile de Postřekov. Estoy vestido de pirata y a mi alrededor se arremolina una cantidad increíble de gente vestida con disfraces de todo tipo. De indio, de diablo, de gallo, de sirena, de geisha, de vaca, de la familia Simpson al completo... la mayor parte elaborados en casa con mucha imaginación y, sobre todo, con muchas ganas. En el baile la orquesta interpreta lo que los checos llaman “dechovka” composiciones basadas principalmente en instrumentos de viento y pensadas para acompañar bailes clásicos.
En la República Checa esta música se asocia a la gente mayor, pero aquí la mayor parte de los entusiasmados bailarines son gente joven. De vez en cuando la orquesta rejuvenece su repertorio atacando grandes éxitos checos de los años 60. Es una típica combinación, como nos contó más tarde uno de los presentes, Vratislav.
“Tradicional, es muy tradicional. Lo llamamos tres por tres. Tres bailes tradicionales como polka, vals, y tres modernos. Y es todo. Este tipo de música, los tres modernos y tres tradicionales son clásicos en todos los pueblos de esta región”, nos contó.
A la mañana siguiente, con los disfraces de nuevo en el armario, llega el momento de reponerse y llenar nuestros castigados estómagos con comida tradicional checa. Después de un buen plato de carne acompañada de unos knedlíky deliciosos, la abuela Hana Bušíková, nos explica el programa del día:
“El domingo es la “Kytičková”. Los jóvenes van de una taberna a otra y luego se baila y los chicos reciben una flor durante la primera pieza. Y el desfile se hace haga el tiempo que haga. Las muchachas van en los trajes regionales, que llamamos “rukavce”. Y aunque haga 20 grados bajo cero van en el traje típico, y nada más. Es la tradición y ya está. Se toman algún vino, se calientan por dentro, y así lo aguantan”.
El público, sorprendentemente numeroso, se agolpa en la calle mientras los participantes del desfile, los mozos del pueblo, charlan y beben alegremente en grupos, para entrar en calor, en la taberna U Hadamů, establecimiento que servirá como punto de salida.
Y al igual que Postřekov es en sí mismo una joya antropológica, esta taberna esconde mucha más historia de la que aparenta a simple vista. Nos lo cuenta una de las chicas del pueblo, Petra Buršíková.“Ahora estamos al lado de una taberna, que se llama Hospoda U Hadamů, y es la taberna más antigua de Postřekov y de Chodsko también. Porque si tú visitas el museo de los hermanos Špilar, que son unos artistas de aquí, muy famosos, ya tienen cuadros donde está esa taberna. En los cuadros que están conectados con la historia, con Jan Sladký Kozina y Lomikar”, nos explicó Petra.
¿Y quién es ese tal Kozina? Pues bien, se trata de una de las señas históricas de identidad de la comarca de Chodsko, y a través de su historia descubriremos por qué las gentes de este lugar tienen una personalidad propia. Resulta que desde la Edad Media, los habitantes de esta zona fronteriza eran vasallos directamente del rey, se encargaban de la vigilancia de los límites del reino y tenían bastantes privilegios.
Tras la batalla de la Montaña Blanca, en el siglo XVII, y el cambio de dinastía en Bohemia, perdieron esas concesiones reales, y fueron obligados a someterse a su nuevo señor feudal, Wolf Maxmilian Laminger de Albenreuth, al que los locales apodaban Lomikar. La gente de Chodsko se rebeló bajo el liderazgo de Jan Sladký Kozina. Finalmente Lomikar derrotó a los sublevados y apresó a Kozina.“El día cuando fue ahorcado dijo una oración bastante famosa. “Lomikare, lomikare, do roka do dne tě zvu na boží sud. Hin sa ukaže kdo z nás”. Es decir: “Lomikar, Lomikar, en un año nos veremos en el juicio de Dios. Y acá se verá quién de nosotros tiene la razón, o algo así. Y entonces después de un año, Lomikar murió”, contó Petra.
Pero basta ya de historias. El desfile comienza.
Las chicas llevan trajes regionales, los típicos de la región de Chodsko de abajo, los muchachos visten algo más parcos, con traje y corbata. Desfilan en grupos de seis, siete u ocho, hombres y mujeres mezclados, acompañados de la música de la orquesta, que va por detrás.
Cuando la música suena, los mozos de Postřekov bailan en corros, entrelazados por la cintura, las llamadas “kolečka”. Cuando la música para, cantan canciones tradicionales de Postřekov.Y así durante todo el camino, rodeados de público, con un frío de mil demonios, en un ambiente festivo fascinante.
Monika, una de las muchachas participantes, nos habló sobre estas canciones populares.
“Son temas tradicionales. Se cantan desde hace mucho tiempo en todos los bailes y en todo el desfile de carnaval. Las canciones van sobre el amor, sobre el pueblo, las tradiciones o la historia de dos enamorados”, nos comentó.
Además de la flor que da nombre al desfile, y de las botellas de vino, que corren de mano en mano, todas las chicas llevan un pañuelo que las identifica como protagonistas del desfile, como nos cuenta Monika.
“El pañuelo se llama “vejskáček” y las chicas lo agitan porque están alegres y se lo están pasando bien. Los pañuelos tienen motivos alegres, como florecitas o corazoncitos, bordados o pintados.”
El desfile termina en la otra posada del pueblo, donde las jóvenes entregan la flor al muchacho que quiera bailar con ellas. Un ritual de emparejamiento que se remonta a siglos atrás.
Y esto es solo el ecuador del carnaval. Todavía quedan dos días, cada uno con sus propia peculiaridades, según explica Hana.
“El desfile de lunes se llama el femenino, porque disfrutan sobre todo las mujeres. Bueno, los hombres también participan, pero están sentados y miran a las mujeres. Y el martes hay un desfile con trajes tradicionales y también con gente disfrazada. Se termina con un baile y ese es el final del carnaval, como lo hacemos aquí, en cada pueblo es diferente. Y después es el miércoles de ceniza, y se acabó. Ya no se puede bailar. Empieza la cuaresma”, sentenció.
Nosotros, sin embargo, no nos podemos quedar más tiempo. El desfile de las mujeres y la cumbre folklórico-carnavalesca del martes deberán esperar al año que viene.
Para entonces nos conseguiremos mejores disfraces y aspiraremos, tal vez, a recibir una flor de alguna atractiva moza de Postřekov.