Descubren la tumba de un vampiro milenario en Moravia

Foto: Andrea Fajkusová

Un hallazgo singular tuvo lugar estos días en el área del Museo al Aire Libre de Modrá, en el siglo IX un importante asiento fortificado del Imperio de la Gran Moravia. Tras casi diez años de excavaciones, los arqueólogos descubrieron por primera vez la tumba de un “vampiro”.

Foto: Andrea Fajkusová
Ya en el año 1911 fueron localizados en la colina de Modrá, cerca de Uherské Hradiště, en Moravia del Sur, los cimientos de una iglesia de la época de la Gran Moravia, el primer estado de los eslavos occidentales. Las excavaciones posteriores, en los años 50, descubrieron una necrópolis con 36 tumbas. Los arqueólogos tuvieron que esperar más de medio siglo para hallar en este lugar una sepultura del así llamado vampiro.

El jefe del departamento arqueológico del Museo de Moravia Eslovaca de Uherské Hradiště, Miroslav Vaškových, apunta que el hallazgo se produjo por casualidad, apenas a un metro bajo la superficie, cuando obreros colocaban un cable eléctrico.

Modrá,  foto: Wikipedia
“No teníamos ni la menor idea de que se trataba de un vampiro porque primero vimos sólo un montoncillo de piedras planas. La zanja para el cable tenía sólo medio metro de ancho. Hasta que se quitara la primera piedra se mostró que por debajo se encontraban huesos de ambas pantorrillas humanas. Los trabajos se suspendieron inmediatamente y se inició la investigación arqueológica”.

Los difuntos de la Temprana Edad Media, señalados por los arqueólogos como “vampiros”, no chupaban la sangre, sino que eran personas que se distinguían de los demás: por tener algún defecto anatómico, ser jorobados, tener las articulaciones curvadas, la cara deformada o el cráneo prolongado. La gente les tenía miedo cuando estos individuos estaban vivos, pensando que podían traer algún desastre. Por eso, tras su muerte, se hizo todo lo posible para que los vampiros no pudieran resucitar y así visitar los hogares para espantar a la gente, según explica Miroslav Vaškových.

Miroslav Vaškových,  foto: ČTK
“El foso de la tumba estuvo tapado con piedras para que el vampiro no pudiera salir. Las piedras areniscas en la tumba del vampiro de Modrá están además quemadas, porque el fuego tenía efectos de purificación. Otro rasgo típico de estas tumbas de vampiros es una fosa muy estrecha. Parece que el vampiro de Modrá era un niño, tenía una altura de 1,30 metros, aproximadamente, pero estaba apretujado en una fosa de 30 centímetros de ancho para que se sintiera incómodo”.

Y por si fuera poco a los vampiros se les destrozaba el cráneo. El individuo de Modrá tiene machacada la cara con una gran piedra que quedó clavada en su cabeza.

A veces, los vampiros estaban incluso atados. En Staré Město u Uherského Hradiště fue descubierto un vampiro con la cabeza rota que yacía en la sepultura puesto en cepo de campaña.