Dejar de temer a las arañas o los aviones será más fácil gracias a la realidad virtual
Científicos checos desarrollan una aplicación de realidad virtual que ayudará a los terapeutas en el tratamiento de fobias.
Un equipo de científicos de la ciudad de Brno desarrolla una nueva forma de combatir fobias. A la hora de trabajar con el gran miedo a distintos objetos, animales, lugares o situaciones, podría ayudar en breve la realidad virtual.
Por medio de las gafas de realidad virtual, el cliente de un consultorio terapéutico se puede trasladar a espacios muy reducidos, por ejemplo, a un ascensor, o puede experimentar un incendio. También es posible simular con las gafas una araña que sube por la mano del paciente, según explicó a la Radio Checa Vratislav Čmiel, del Instituto de Ingeniería Biomedicinal de la Universidad Técnica de Brno.
“La araña está animada. Tenemos cinco tamaños distintos, desde arañas pequeñas hasta las que son como la palma de la mano. Las gafas tienen por la parte exterior unas cámaras que captan la mano y trazan su movimiento, así que la araña se queda en la mano”.
Como añade Vojtěch Juřík, del Instituto de Psicología de la Facultad de Filosofía de la Universidad Masaryk, los terapeutas que trabajan con gafas de realidad virtual también pueden hacer que se mueva la araña por el brazo.
Según Juřík, se trata de la llamada exposición gradual: cuando el terapeuta expone progresivamente al cliente a la fuente de su ansiedad mientras este se va acostumbrando poco a poco a la situación, el objeto o el animal que le supone estrés.
“El proceso puede ser que, por ejemplo, el terapeuta trae a la consulta la imagen de una araña, incluso un modelo de plástico. En la fase siguiente usa un modelo más grande y al final puede traer hasta una araña real”.
En el caso de la araña, la exposición gradual no tiene que presentar grandes problemas ya que es fácil de simular. No obstante, los científicos intentan simular por medio de la realidad virtual situaciones que no se pueden crear en el consultorio, por ejemplo, un vuelo, un ascensor o un incendio, prosigue Juřík.
“Somos capaces de simular un ambiente que, de otra forma, tendríamos que visitar físicamente, pero puede que eso, ni siquiera sea posible o representaría un riesgo. Así podemos simular el ambiente en el consultorio. Podemos imaginarnos que presentamos al cliente la cabina del vuelo en la que podría experimentar un vuelo simulado, mirar desde la ventana y acostumbrarse poco a poco al hecho de que el miedo de volar se puede superar”.
Los científicos estiman que los terapeutas podrían empezar a trabajar con la realidad virtual en la próxima primavera. En la práctica, el terapeuta tendría una tableta con una aplicación por la que, por un lado, controlaría lo que ve el cliente, y por otro lado, monitorearía cuáles son sus reacciones, por ejemplo, la actividad cardíaca. En el caso de que presente graves síntomas de estrés, se podría reducir la intensidad del estímulo estresante o interrumpir la terapia.
