De los masivo a lo privado, una historia del ocio durante el comunismo
Deporte, televisión, revistas, casas de campo, campamentos, centros culturales, teatro y otras formas de ocio no solo fueron específicas durante el pasado régimen, sino que evolucionaron con los años. Todo esto y más queda resumido en la exposición ‘Tiempo Libre en la Checoslovaquia Comunista’.
A través de paneles explicativos, abundante documentación fotográfica y la proyección de fragmentos de cine y televisión de la época, la muestra acerca al visitante a la marcada evolución del ocio durante aquellos 50 años. Se trata de una transformación paralela a la del mismo régimen, y de hecho al principio se hallaba controlado por el Estado y respondía a los principios del socialismo, como explica el historiador Oldřich Tůma.
“En los años 50 consideraban que lo correcto era que el tiempo libre se pasara en en colectivos de trabajadores. Ir todos juntos al teatro, o de excursión. En estos años surgieron muchas películas que trataban este tema en forma de comedia y reforzaban esta idea de ocio comunitario. Aparecieron las brigadas de trabajo socialista, las residencias de verano, los centros de recreo”.
El ocio tenía en estos primeros años del comunismo el objetivo de transformar la sociedad, no solo inculcando estos valores colectivistas, sino también acabando con la concepción burguesa del tiempo libre como mera disipasión. Las formas de recreo debían elevar al ser humano: el deporte tenía que servir para estar en forma, la lectura y el cine para aprender cosas nuevas.
Sin embargo, el sueño totalitarista pronto se demostró irrealizable. A partir de los años 60, los checoslovacos se fueron decantando por una concepción privada e individualista del ocio, como continúa Tůma.“En los años 60 empezamos a ver el fenómeno de las casas de campo, la gente se va a pasar el fin de semana al campo con su familia. La propiedad privada de un terreno y su cuidado era una reacción a todo lo colectivo. Y en todas las producciones con las que el régimen quería educar y divertir a la gente: radio, cine, televisión... también tenía que transformarse, cada vez más, y adaptarse a sus gustos. Aparecen en la televisión series, programas musicales, etc.”
Un cambio que llegó con la apertura de los años 60 pero que continuó y se consolidó con la férrea normalización de los años 70. El régimen renunció en gran parte a convencer y formar a sus ciudadanos, y prefirió tenerlos contentos, y callados, frente a la televisión, en su esfera privada. Al mismo tiempo se empieza a ceder terreno a las producciones culturales de otros países, explica Tůma.“Había que mantener el status quo a cualquier precio, así que tenían que dar a la sociedad algún tipo de esparcimiento. Y la gente ya quería ver cine americano, escuchar música occidental, tener la oportunidad de mirar al mundo capitalista. Todo se controlaba y se dosificaba, pero al final, y aunque al principio no se contaba con ello, se tuvo que permitir esta posibilidad.
Para el placer tanto de nostálgicos como de interesados en la historia y sociedad checas, la exposición permanecerá abierta hasta el 7 de octubre en la sede Academia de Ciencias Checa, en Praga.
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