De la naturaleza checa desaparecen los insectos
"Si exterminamos los insectos que constituyen las cuatro quintas partes de los animales, no habrá vida en nuestro planeta", advierten los naturalistas. Sin los insectos no son posible importantes procesos naturales.
Según los naturalistas, las babosas que destruyen los cultivos de los horticultores checos, proliferan cada vez más también por el hecho de que hay pocas luciérnagas. Sus larvas son extraordinarios ases en la batalla contra esta plaga.
Los entomólogos llegan a afirmar que no conocen un rastreador mejor de babosas que una larva de luciérnaga. Ella sigue el rastro que deja la babosa, la paraliza con su ataque y después comienza el festín.
Lamentablemente es el propio hombre que diezma a sus ayudantes naturales. Por un lado, los agricultores luchan deseperadamente y en vano contra los ejércitos de babosas naranjas, capaces de devorar con espantosa velocidad un campo de repollo...y por otro, exterminan con fumigación a su mejor aliado en la guerra contra la plaga: las luciérnagas.Las luciérnagas están desapareciendo de la aterciopelada oscuridad de la noche y los insectos en general están cada vez más ausentes también de la sinfonía de los bosques checos.
La biodiversidad de los bosques checos se encuentra en un estado crítico ya que han sido convertidos en parques forestales o en fábricas para la producción de madera en las que los insectos no encuentran un hábitat adecuado. Constituyen una excepción los territorios protegidos donde los insectos viven en un ambinete natural, refugiándose en árboles viejos y troncos caídos que se pudren.
Algunas especies de insectos no son capaces de trasladarse a otro lugar y cuando los hombres talan un árbol viejo o queman un tronco podrido, los insectos no tienen posibilidad de sobrevivir.De los árboles viejos dependen centenares de otros organismos que mantienen el equilibrio natural en los bosques: hongos, líquenes, musgos, y también pájaros y murciélagos. Ello impone introducir cambios en la explotación de los bosques: no talar algunos árboles viejos y dejarlos para los insectos.
En los bosques periódicamente inundados de la comarca de Litovel, en Moravia Central, los ecologistas recorrieron decenas de hectáreas y en colaboración con los guardabosques marcaron con cruces azules los árboles viejos que no deberían ser talados.
Seleccionar tales árboles no es nada fácil. Dejar en el bosque un árbol viejo entraña también un riesgo de proliferación de las plagas, como el bostrigo. Se impone encontrar un compromiso.
A título experimental, en algunas reservas naturales se dejan en pie algunos árboles viejos ya desde 1997. Ultimamente aumenta el número de lugares donde se practica este procedimiento. Mencionemos las comarcas de Krivoklát y Trebon, en Bohemia, y Zidlochovice, en Moravia.Los árboles viejos seleccionados se mantienen en pie en bosques con árboles de hoja caduca. En los bosques de coníferas es todavía inviable debido a la proliferación del bostrigo.
Los ecologistas desearían que la medida se aplicase en todo el país. A diferencia de los animales silvestres y de los peces, a los insectos no se les dispensa protección especial alguna. Conservar en los bosques algunos árboles viejos sería asegurarles su hábitat.