Darío Romero, el rostro latino de la inmigración
Darío Romero, ecuatoriano de 36 años, es el único hispanohablante que participa en el proyecto Crossings, de Radio Wave. Se trata de una serie de entrevistas a extranjeros radicados en el país, acompañada de una exposición, que pretende ponerle un rostro humano al tema de la inmigración.
La exposición fotográfica Crossings puede verse en el vestíbulo de la sede central de la Radiodifusión Checa, en Praga. Allí, entre muchos otros, destaca el rostro de Darío Romero, un ecuatoriano, profesor de español, cuya relación con la República Checa comenzó por casualidad en el año 2000, cuando vino de turista.
Le gustó tanto el país que se prometió a sí mismo volver y radicarse acá. Pero antes de llegar a la capital checa, Darío vivió en al menos diez ciudades y pueblos de Moravia y Bohemia, entre ellos Brno, Liberec, Jablonec nad Nisou y Dvůr Kralové, siempre enseñando español.
En 2007 llegó finalmente a Praga, de donde no piensa moverse, comenta, ya que aquí le encanta.
Ahora goza de un breve momento de fama gracias al proyecto Crossings, en el que participan ciudadanos de diversas naciones, como explica el propio Darío.
“La exposición se llama Crossings. Surgió a raíz de que esta entrevistadora encontró a los extranjeros de mil maneras. A mí me encontró a través de Internet. Bueno, hay ahí, si la memoria no me falla, personas de Kazajstán, Vietnam, Mongolia, Holanda, Ghana, entre otros”, afirma.
Darío Romero sostiene que fue una grata sorpresa que lo llamaran para participar en Crossings.
“Aparte de representar a mi país como ecuatoriano significó para mí algo más interesante, al menos hacerme saber un poco más que estoy acá como una persona. Como todos los extranjeros, claro, pero además de ser extranjero me siento como si fuese checo, aunque no quiero ser checo y no voy a obtener la nacionalidad checa. Pero fue un bonito sentimiento. Me hace sentir integrado completamente”, sostiene.
Le preguntamos a Darío cuál es la idea central de este proyecto, en qué consiste Crossings.
“En estas entrevistas ellos quieren saber cómo se sienten los extranjeros en la República Checa, cómo les va, cómo son los checos para los extranjeros. Y yo por los checos al principio sentía una repulsión, sí, se puede decir, porque la distancia que hay entre los latinoamericanos y los checos es inmensa, abismal. Pero bueno, eso fue solamente una máscara porque ahora el sentimiento hacia los checos es, en especial, de gratitud, mucha gente es grata y son gente, en el fondo, muy amable”, puntualiza.
Dice Darío que al principio lo que más le costó para adaptarse en la República Checa, aparte del idioma, fue la frialdad de la gente, pero después se dio cuenta que esa frialdad era subjetiva.“Tú sabes que esta distancia, esta frialdad de los checos, como todos los europeos, digo yo como latino incluso de los españoles, que al menos para mí son fríos. Entonces, partiendo desde ese punto de vista digo que sí, la frialdad, pero conforme vas conociendo a la gente dices no, la cosa no es así como piensas, uno tiene que adaptarse un poco, uno tiene que ser como ellos más que ellos como tú”, agrega.
Darío Romero asegura ser muy feliz con su vida en Praga, ciudad en la que dice sentirse completamente integrado, gracias entre otras cosas a su dominio del checo. Ahora ve, con felicidad, cómo crece su bebé de meses, de madre checa y llamado Nicolás, en honor a su padre. Y por eso asegura que no tiene intención de volver, por el momento, a Ecuador. Aunque quizás, en un futuro lejano, sí.
Más sobre el proyecto Crossings en la siguiente dirección: www.rozhlas.cz/radiowave/crossings