Danzando para romper prejuicios en Chequia

Joan Catalá, foto: Ana Briceño

Junio es el mes del arte de la expresión corporal en República Checa. Así lo corrobora el festival conocido como Tanec Praha, que pronto llegará a su fin después de un mes entero de movimiento. Entre el repertorio internacional hay representaciones de España y Suramérica, con el bailarín y artista circense Joan Catalá y el coreógrafo David Zambrano, respectivamente. Radio Praga charló con ambos sobre sus piezas y sobre el arte de la danza y las peripecias corporales.

Joan Catalá,  foto: Ana Briceño
Si bien es cierto que desde 1989 el festival Tanec Praha se ha esforzado por acercar al público checo a las últimas tendencias mundiales en la disciplina de danza moderna, también es cierto que se compromete de alguna manera a educarlo. Por algo, los lemas que acompañan esta edición son: ΄en contra de los prejuicios΄, ΄el cuerpo como herramienta de diálogo΄ y ΄la confianza como base de toda materia΄.

La programación es muy multicolor. Tanto coreógrafos como bailarines provienen de diversas partes del globo: Corea, Brasil, Finlandia, Reino Unido, Bélgica, Francia, España y, por supuesto, República Checa.

Algunas de las presentaciones, de hecho, fueron colaboraciones entre algún coreógrafo extranjero y un grupo de bailarines checos. Es el caso de la obra 'Faun' y de la pieza inaugural del festival, ambas dirigidas por el coreógrafo belga Sidi Larbi Cherkaoui y representadas por la compañía checa 420 People junto a Eastman, el colectivo multiétnico de baile de Cherkaoui.

Chequia y Venezuela al compás de un movimiento libre

Otras obras han reunido a culturas mucho más remotas entre sí. Tal es el caso de la pieza titulada 'Ceviche', dirigida por el bailarín y coreógrafo venezolano David Zambrano; interpretada, en el baile, por el grupo checo VerTeDance; y, en música, por la banda checa Zrní.

El atractivo que para el gusto personal de este coreógrafo tienen los trabajos con y entre personas de diferente origen está en intercambiar no tanto lo que se sabe artísticamente.

ʺLa idea de invitar a gente de diferentes culturas o países siempre ha sido como aprender. Cada uno de nosotros mismos dentro del grupo, intercambiar ideas no solo de movimientos sino también de la cultura de donde venimos, del bagaje que tenemos de nuestros países: música, formas de comer, etc. Entonces eso nos enriquece muchísimo cuando terminamos el proyectoʺ.

El título de la obra preparada para esta edición del festival, 'Ceviche', hace alusión a que es en crudo, como el pescado del conocido plato peruano ceviche. Y por qué es cruda nos lo comenta el director de la obra.

Zrní,  foto: Ana Briceño
"Yo dirigí a las chicas con sus propios movimientos. Ellas dieron bastante sus inputs, su bagaje dancístico y yo prácticamente lo que trabajé fue de director. El concepto de trabajar con los músicos y las bailarinas se me ocurrió durante el proceso y bueno".

Este coreógrafo, quien estudió ciencias de la computación, sabe bien cómo servirse de la habilidad de calcular en el arte de improvisar. Nos comenta donde fueron necesarios los cálculos para esta obra concreta.

ʺLo que está coreografiado o, mejor dicho, estructurado son las partes de la pieza, musicalmente, como el grupo, los tiempos, el número de personas en la pieza, pero el resto es realmente las chicas espontáneamente expresándose y los músicos tambiénʺ.

El grupo Zrní hizo de banda sonora en vivo de la obra y al ritmo de un conglomerado instrumental que incluía hasta flauta y violín, al lado de guitarras, teclado y baterías hizo de 'Ceviche' un concierto dancístico o una danza concertada.

La maestría de la improvisación

David Zambrano nació en Venezuela y allí estuvo hasta el año 1984 cuando se fue a la ciudad de Illinois a estudiar danza en un departamento que él mismo define como pequeño y pobre y que, de hecho, ya no existe.

David Zambrano,  foto: Ana Briceño
Los cuatro años de ciencias de la computación hechos en la Universidad Simón Bolívar de Caracas se integraron en su creación corporal a manera de una intuición lógica para medir mientras se improvisa.

Después de Illinois se estableció en Nueva York, donde vivió dieciocho años. En esta ciudad, la Fundación Neoyorquina para las Artes (New York Foundation for the Arts) le concedió una beca que le permitió entregarse por entero al desarrollo de una técnica por la que ahora es internacionalmente conocido y respetado en el mundo de la danza contemporánea, conocidas con sus nombres en inglés: flying low y passing through, que se podrían traducir como 'volando bajo' y 'pasando a través'.

La primera es un método de relación entre el bailarín y el suelo, cómo entrar y salir de éste; y la segunda explora las posibilidades de movimiento que tienen los bailarines de moverse conjuntamente y a través de sí en un espacio y tiempo definido.

Para Zambrano, la danza no es solo una cuestión de técnica y de arte. Nos habla de lo que él considera uno de sus aspectos más importantes.

ʺVenezuela, por ejemplo, es una cultura de baile, todo se celebra bailando. Cuando creas situaciones donde se pueda practicar eso, socialmente, es algo muy sabroso y también nos ayuda a aliviar muchas veces penas o dolores o sentimientos que muchas veces no podemos explicarlos con terapias psicológicas o con palabreos entre familias sino que muchas veces el movimiento también nos ayuda como algo terapéutico".

En la actualidad, David Zambrano vive entre Ámsterdam y Bruselas y siempre está así, como entre ciudades y lugares adonde es invitado para enseñar sus métodos y como coreógrafo, haciendo de embajador internacional solo sirviéndose del lenguaje del cuerpo.

El miedo y el júbilo se asienta en las plazas checas

Foto: Ana Briceño
El joven español Joan Catalá, nacido en Barcelona (España) en 1978, llenó de euforia a la audiencia que en dos oportunidades lo acompañó en la plaza Václav Havel, tanto los que llegaron de manera programada como los que azarosamente estaban de paso y se quedaron.

De la nada entra a la plaza Joan con un palo al hombro. Este es unas tres veces más largo que él y es un tronco de pino torneado, su peso se hace invisible al ver la ligereza con la que lo lleva. Deambulando entre los espectadores, a punto de darle sin querer a alguien un palazo, Joan le va haciendo guiños a la audiencia haciéndola presentir ya desde el principio una lúdica complicidad.

Así entra en escena el proyecto 'Pelat', el primer proyecto en solitario de Joan Catalá y que él mismo interpreta. La inquietud que nos despierta el título 'Pelat', en catalán, y pelado en español, nos la aclara Joan.

ʺPero también pelado porque la pieza, la performance está más o menos desnuda, pelada. Desnuda en el sentido en que no tiene música, no tiene luces, no tiene escenografía, no tiene nada. Y también en el momento en el que lo hice yo no tenía dinero y estaba peladoʺ.

Esa desnudez de la obra no es en lo absoluto una desventaja. Hace más bien que se aprovechen y se potencien al máximo los otros recursos: los espectadores, el tronco y su canasto donde pone otros objetos de trabajo que va sacando a lo largo del espectáculo y, por supuesto, Joan, quien con gestos y sonidos tribales orquesta y armoniza todos los elementos.

Joan Catalá:
"Hay propuestas que son muy austeras, pero muy inteligentes. ʽPelatʼ es una lección a la manera de hacer espectáculos de calle. Hasta ahora los espectáculos de calle en España eran grandes, a lo grande, grandes estructuras, grandes pirotecnias, grandes músicas. Sale un tipo con un tronco, sin música y sin nada y se come a una plaza de 1000 personas".

En Praga, después de presentar un solo, Joan fue haciendo a la audiencia activamente partícipe de la obra. Seleccionó a cuatro hombres quienes compartieron la responsabilidad de estabilizar y mantener el tronco firme para que él se pudiese trepar y poner de pie en su extremo. Nos relata cómo es que todo esto ha surgido sobre la marcha.

"Yo me he dedicado a hacer todo esto a base de prueba y error. Al igual tenía un espectáculo. Bajaba a papel todo lo que había pasado durante el espectáculo, mis sensaciones, análisis. Entonces pensaba vale pues aquí puede pasar esto, aquí esto y aquí esto. Venía con cuatro ideas y digo: ʽvale hoy voy a probar estas cuatro cosas con el público, con los cuatro voluntariosʼ. Llegaba, empezaba a probarlo, de repente te aparece otra idea en el mismo momento en que lo estás haciendo y dices la pruebo ahora y la he aprobado en ese mismo lugar y ves que funciona o que no funcionaʺ.

Agrega que 'Pelat' es este sentido un eterno campo de prueba en el que se abren ventanas con sucesos, reacciones inesperadas, ocurrencias de momento que hacen del espectáculo una obra viva. Detrás del acontecimiento espontáneo hay un trabajo conceptual de reflexión, que hace homenaje a los artesanos, personajes a los que admira por su trabajo físico, su profundo vínculo a lo manual y terrenal.

Él mismo es herrero, al igual que su padre, y es un oficio que ejerce cuando no está en un escenario o irrumpiendo la monotonía de un espacio público. A la pregunta de si se dedica a otros campos además del escénico, responde con ímpetu. "Vitalmente sí, necesito hacer otras cosas. Necesito meterme en el taller de mi padre, construir estructuras, usar las manos, hacer de jardinero, hacer de carpintero. Necesito alimentarme de otras maneras".

Expresándose entre lo multidisciplinario

En 'Pelat' se aglutinan herramientas de danza, circo, teatro de gesto y teatro físico. Mientras conversaba con Radio Praga confesó que eso de las etiquetas no va mucho con él y al respecto comenta irónicamente la lectura o percepción del público cuando no quiere salir de las categorías.

Foto: Ana Briceño
ʺNo es como voy a ver danza, vale me voy a poner el filtro de la danza. Ahora voy a ver un espectáculo de danza, vale, si me pongo el del teatro no me va a gustar, pero si me pongo el de la danza sí me va a gustar. O sea, a ver… las cosas o te llegan o no te llegan. No hace falte ni que rías, ni que vueles, ni que flipes, pero o pasas un momento agradable o no lo pasas. Y la palabra agradable es muy ampliaʺ.

Su obra, quizá por la misma naturaleza inclasificable de su intérpete y creador, sin duda transgrede los límites entre las diversas disciplinas de las artes escénicas y en esos intersticios difusos Joan parece haber encontrado su propio lugar de expresión con el que todo público logra empatizar. Según él afirma, ʺhabrá gente que podrá ver circo, habrá que podrá ver danza y yo digo que soy Joan haciendo ʼPelatʼ".

Contrariamente a lo experimental que puedan llegar a ser las artes escénicas contemporáneas, el lenguaje corporal de ΄Pelat΄ parece tan cercano que cualquier distancia entre intérprete y espectador desaparece.

ʺEso es lo más bonito de todo. La pieza empatiza con todo tipo de público: público intelectual, más banal, más fácil, público de a pie, de la calle. ¿Por qué? porque tiene muchos ingredientes. Tiene cosas de superación física, cosas espectaculares, pero tiene fondoʺ.

Si David Zambrano y VerTeDance nos dieron una dosis de expresión corporal pura, Joan Catalá nos dio una fusión de las artes escénicas y una unidad con el espectador. El público checo que tuvo la fortuna de verlas atesoró una experiencia artística única e irrepetible, pues jamás se puede improvisar de la misma manera ni la mezcla de ingredientes en diferentes espacios y tiempos puede dar un exacto resultado.

Autor: Ana Briceño
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