Čunek quiere separar a los gitanos en tres categorías para acabar con los guetos

El ministro de Desarrollo Local, Jiří Čunek, ha propuesto clasificar a la población romaní en tres categorías y alojar a los llamados incorregibles en residencias especiales. Al mismo tiempo se intentarán debilitar los lazos familiares entre los gitanos. La ministra Džamila Stehlíková ha reaccionado en contra.

Jiří Čunek
Separar a los gitanos en tres clases. Esa es la idea del ministro de Desarrollo Local, Jiří Čunek para solucionar el problema gitano en la República Checa. Según su propuesta, se trataría de diferenciar oficialmente entre los gitanos no problemáticos, integrados en la sociedad, los problemáticos, que abusan de las subvenciones del Estado, y los incorregibles.

Los romanís clasificados en esta última categoría serían trasladados a unas residencias especiales y estarían bajo el control constante de los agentes sociales. Con esta medida, según Čunek se acabaría con el problema de los guetos y la falta de integración de la comunidad gitana en la sociedad checa, ya que los romanís se esforzarían por pertenecer al primero de los grupos para tener acceso a una mejor vivienda y no estar vigilados.

El plan de Čunek ha recibido críticas de la comunidad gitana y de la ministra de Derechos Humanos y Minorías Étnicas, Džamila Stehlíková.

“Esta categorización no conduce a ningún efecto concreto porque es muy difícil clasificar cada familia dentro de una categoría”, declaró.

El ministro no ha querido pronunciarse sobre los criterios que se utilizarán para clasificar a los gitanos y afirma que cada municipio tendrá autonomía para aplicar las medidas según su caso particular.

Džamila Stehlíková
Al mismo tiempo, Čunek considera imprescindible debilitar los lazos familiares entre los gitanos y acabar con los clanes.

“Tenemos que conseguir que cada núcleo familiar acabe separándose de su entorno social y permanezca como una única familia”, afirmó.

Así, según la propuesta, cuando se traslade a los gitanos fuera de los guetos, solo podrán convivir en una misma vivienda como mucho dos familias emparentadas. Stehlíková por su parte considera que el fuerte sentimiento familiar de los gitanos es en sí mismo valioso y que no conviene eliminarlo. Según la ministra, gracias al apoyo familiar es muy infrecuente encontrar entre los romanís indigentes o ancianos en residencias.

Actualmente viven en la República Checa unos 300.000 gitanos, según cifras de las Organizaciones No Gubernamentales. Čunek fue conocido antes de llegar al Gobierno por una medida similar tomada cuando era alcalde de la ciudad de Vsetín, en Moravia. En aquella ocasión Čunek hizo trasladar a parte de la población gitana a unas viviendas especiales, lo que provocó la reacción airada de la comunidad romaní del país.

Autor: Carlos Ferrer
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