COVID en Chequia: “La calma antes de la tormenta”
Las cifras de nuevos contagios de coronavirus se multiplican de semana en semana en la República Checa. Los hospitales están preparados para ello de acuerdo con el presidente del Colegio de Médicos Checo, Milan Kubek, pero advierte de que la creciente carga supondrá un nuevo aplazamiento de tratamientos no vinculados al coronavirus.
Las cifras de nuevos contagios registradas en los últimos días, más de 4000 el viernes y casi 2000 el domingo, indican que la pandemia del coronavirus se está acelerando en Chequia, cumpliendo o hasta superando lo que expertos habían descrito como “escenario de riesgo”.
Además de la incidencia de nuevos casos positivos, la situación vuelve a empeorar también en los hospitales. En la actualidad se encuentran ingresadas casi 900 personas, de las que unas 130 tienen síntomas graves.
De acuerdo con el presidente del Colegio de Médicos Checo, Milan Kubek, durante los largos meses de pandemia, los hospitales se enfrentan a una escasez de personal cualificado, intensificada además por la alta edad de gran parte de los médicos. No obstante, según afirma, los centros ya están preparados para otro periodo difícil.
“La situación en los hospitales podría describirse como la calma antes de la tormenta. Es una certeza matemática que el número de pacientes que necesitarán ser ingresados irá creciendo. Y los hospitales se están preparando. Lamentablemente, ya están aplazando tratamientos planeados y anticipando la reapertura de unidades especiales de COVID-19”.
De no mejorar la tendencia actual, el sistema sanitario checo correría nuevamente el riesgo de no tener la capacidad de ofrecer tratamientos esenciales. En ese caso, de acuerdo con Kubek, haría falta tirar del freno de emergencia e introducir un nuevo confinamiento general o, al menos, para los no vacunados, como se ha decidido en la vecina Austria.
“Quiero creer que lograremos pasar por esta ola de la epidemia sin tener que introducir otro cierre, pero las cifras no son favorables. Actualmente, el 15% de las pruebas realizadas dan positivo y está claro que en dos o tres semanas la incidencia superará los 10 000 casos diarios”.
A pesar del deterioro de la situación, Kubek espera que las cifras de hospitalizados no lleguen a los 9000 de marzo de este año. Anticipa que su número podría mantenerse entre 2500 y 3000. Su optimismo lo basa en la vacunación: en primavera la campaña estaba en sus inicios y se estaba vacunando apenas a los grupos de riesgo. En estos momentos cuentan con el ciclo completo más de seis millones de checos, es decir, más del 56% de la población.
La experiencia de la pandemia brinda asimismo nuevas posibilidades de tratamiento que ayudan a prevenir que una persona desarrolle síntomas graves. Según describe Milan Kubek, a los pacientes de riesgo se les pueden aplicar anticuerpos monoclonales, solo hace falta que se pongan en contacto con un centro médico tras dar positivo en la prueba de coronavirus.
No obstante, afirma Kubek que sigue habiendo un grupo de personas que ignoran las recomendaciones, corriendo así un mayor riesgo de complicaciones
“El problema es que algunas personas –las que no confían en la vacunación– no tienen confianza en el sistema sanitario en general. Y muchas veces llegan a los centros médicos demasiado tarde. Están encerradas en sus casas, sintiéndose mal y mientras pueden respirar, no llaman a nadie. Pero cuando empiezan a asfixiarse y piden una ambulancia, ya es demasiado tarde para este tipo de tratamiento moderno. Lo que sigue es un tratamiento sintomático que, lamentablemente, muchas veces termina mal”.
Nuevas medidas a partir del lunes
En vista de la situación epidémica que se vuelve preocupante otra vez, el Gobierno decidió la semana pasada la introducción de medidas más estrictas en cuanto al uso de mascarillas. A partir de este lunes 25 de octubre se vuelven obligatorias en todos los espacios interiores, incluidos los sitios de trabajo y las oficinas, a menos que las personas logren guardar una distancia de al menos un metro y medio. Las mascarillas de tipo FFP2 y similares se exigirán asimismo en todos los eventos masivos, sin importar el número de participantes.
En cuanto a eventos culturales o deportivos, el Gobierno anticipa que las reglas podrían volverse aún más estrictas, según adelantó el ministro de Salud, Adam Vojtěch, para la Televisión Checa.
“Puede que incrementemos el número de personas vacunadas que puedan participar. O, posiblemente, a partir de un cierto número de contagiados, que algunos eventos solo sean accesibles para los vacunados o los inmunizados por la enfermedad, no para los que solo cuenten con un test negativo de coronavirus”.
En general, la participación de los no vacunados en diferentes actividades se volverá más complicada a partir de noviembre, dado que el Gobierno ha decidido poner fin a las pruebas de coronavirus gratuitas. Se aplicarán excepciones para los menores de 18 años, los que no pueden vacunarse por razones de salud y los que cuentan con al menos una dosis de la vacuna. Al mismo tiempo, se reducirá la validez de las pruebas. El test PCR contará como prueba de inmunización durante tres días en lugar de siete, y el de antígenos un día en lugar de tres.
Otros de los cambios previstos para el mes que viene incluyen una cuarentena obligatoria más corta. Ya no será de 14 días, sino que podrá concluirse tras siete días con una prueba PCR negativa.
Una de las decisiones que más controversia han generado es que los bares y restaurantes deberán verificar el cumplimiento de las medidas de protección sanitaria a todos los clientes.