Científicos de Brno quieren simplificar los microscopios que ayudan a estudiar el coronavirus
Los microscopios electrónicos se han convertido en una herramienta clave para el estudio detallado del coronavirus. Ahora, científicos de Brno están intentando simplificarlos y hacerlos más accesibles.
“Básicamente todas las imágenes bonitas que tenemos del coronavirus vienen de microscopios electrónicos”, afirma Tomáš Mazůrek, uno de los científicos de Brno que trabaja en el desarrollo del microscopio Tundra.
Su objetivo es facilitar el uso de los microscopios electrónicos, porque, como explica, para utilizarlos bien y analizar un virus, por ejemplo, se necesita más que conocimientos de biología.
“Al trabajar con un microscopio electrónico, para entender bien los datos que les está mostrando, los científicos deben tener conocimientos de física y óptica electrónica, además de su área de experiencia. Estos son necesarios para que puedan interpretar los datos de manera correcta”.
El microscopio Tundra debería ser capaz de minimizar estas exigencias gracias al uso de inteligencia artificial. Esta reconocerá los objetos visualizados por el microscopio y también ajustará su configuración, según explica Mazůrek.
“Si se imagina un microscopio óptico, al usarlo también hace falta utilizar diferentes tipos de enfoque para ver la muestra de manera clara. Nosotros estamos intentando automatizar todos estos pasos, para que la labor del usuario al analizar los datos sea más fácil”.
Es precisamente la inteligencia artificial la que debería facilitar el día a día de numerosos laboratorios en todo el mundo. Y aún más en estos tiempos de coronavirus. De acuerdo con Mazůrek, los microscopios electrónicos han jugado un papel clave en el estudio del COVID-19 y en el desarrollo de la vacuna para combatirlo.
En vista de la advertencia de la comunidad científica de que la pandemia actual probablemente no sea la última a la que nuestra sociedad globalizada tendrá que enfrentarse, un uso más fácil de la tecnología podría ser esencial para combatir crisis futuras. De acuerdo con Mazůrek, mientras más accesibles sean las tecnologías, más rápidas serán las respuestas a las cuestiones biológicas candentes.
Brno, la capital de la microscopia electrónica
El hecho de que Mazůrek y su equipo radiquen en Brno no es completamente arbitrario. Desde hace décadas, la capital morava cuenta con una posición especial en la microscopia. Un tercio de todos los microscopios electrónicos fabricados a nivel mundial proviene de Brno, acerca la historia de la disciplina Karel Kollarčík, director de la empresa Thermo Fischer.
“En Brno existía una empresa llamada Tesla Brno que se dedicaba al desarrollo de microscopios electrónicos ya a mediados del siglo XX. La ciudad cuenta con una base académica considerable para la microscopia electrónica y no es casualidad que dos de los cinco productores más grandes del mundo estén basados Brno. En este contexto, Brno es un centro único a nivel internacional”.
La empresa de Kollarčík acaba de desarrollar un nuevo microscopio electrónico de barrido llamado Axia. Estos, a diferencia de los microscopios de transmisión que sirven para estudiar material biológico, se aprovechan para realizar análisis estructurales de materiales y controles de calidad.
En el caso de los microscopios de barrido, la simplificación y el acercamiento hacia la población en general han sido tendencia ya desde hace algún tiempo. El nuevo microscopio Axia ha respondido a la demanda y el interés que ha generado, obligando a la empresa a contratar a decenas de nuevos empleados.
Con los dos nuevos microscopios se ve reforzada aún más la posición de Brno como centro de excelencia en el desarrollo de microscopios electrónicos. Los científicos de hoy siguen así los pasos de Armin Delong, el checo de padres franceses que fabricó el primer microscopio electrónico en Checoslovaquia. Por su prototipo de microscopio de mesa, Delong ganó la medalla de oro de la Exposición Universal de Bruselas en 1958.