Ciencia
En esta edición les ofrecemos dos temas: "El polvo asfixia ciudades checas" y "Científicos checos ayudan a los rebaños australianos a evitar intoxicación con plantas venenosas".
La contaminación con polvo preocupa a los europeos
Durante la oleada de frío que desde principios de año afectó la República Checa, las ciudades de este país han vuelto a asfixiarse por el smog.Bajo la asfixiante capa de aire frío, en la comarca de Ostrava en varios puntos las concentraciones de contaminantes en la atmósfera sobrepasaron las normas hasta doce veces. El smog cubrió también Bohemia del Norte y el ayuntamiento de la ciudad de Ústí nad Labem recomendó a los vecinos limitar la estancia al aire libre debido a las crecientes concentraciones de polvo en la atmósfera.
Tales situaciones eran frecuentes en Bohemia del Norte en los ochenta y a principios de los noventa cuando contaminaban la atmósfera el anhidrido sulfúrico y óxidos de nitrógeno.En la actualidad el smog es otro ya que su principal componente son diminutas partículas de polvo, procedentes de los tubos de escape de los coches y de las chimeneas de las viviendas. Un tercio de la población checa vive en regiones donde la concentración de pequeñas partículas de polvo sobrepasa las normas.
El aire contaminado con polvo representa un grave problema en toda Europa. Se estima que anualmente mueren 310 mil europeos a consecuencia de la contaminación atmosférica. La atmósfera poluida y el agujero de ozono recortan en promedio la vida de los europeos en nueve meses.
Implantación de un gen en bacterias evitará intoxicación del ganado
Australia Septentrional y parte de África del Sur suelen ser afectadas todos los años por grandes sequías. Además de la escasez de agua, otro peligro para la ganadería local es la proliferación de plantas venenosas en el período de sequía.Las más peligrosas son las plantas de los géneros Acacia y Gastrolobium que contienen altas concentraciones del tóxico fluoroacetato. Esta sustancia venenosa provoca anualmente la muerte de decenas de miles de reses. Por eso ha surgido un proyecto encaminado a evitar estas pérdidas en los rebaños.
Los científicos del Instituto de Fisiología y Genética Animal de la Academia Checa de Ciencias han tomado la decisión de modificar genéticamente las bacterias que viven en el tracto digestivo de los rumiantes.
En las bacterias que viven en la panza de los rumiantes, los científicos han introducido un gen que mantendrá a los animales durante tres meses resistentes a los efectos tóxicos del fluoroacetato. Es precisamente el lapso de tiempo que necesita el ganado para sobrevivir el período de la sequía. Así se reducirán los daños causados por las plantas venenosas en los rebaños.